La reina Sofía y Paloma Rocasolano, dos orgullosas y emocionadas abuelas en los premios Princesa de Asturias

Han seguido con gran atención el discurso de la princesa Leonor

por hola.com

La reina SofíaPaloma Rocasolano, las dos abuelas de la princesa Leonor han vivido con especial emoción la gala de entrega de los Premios Princesa de Asturias. Ninguna de ellas ha podido disimular su emoción al ver a su nieta pronunciar su primer discurso. Un discurso que ha sido seguido con gran atención por todos los allí presentes, entre los que también se encontraba el abuelo materno de la princesa, Jesús Ortiz, la madre de este y bisabuela de Leonor y Sofía, Menchu Álvarez del Valle, así como su tía Telma con su pareja, Robert Gavin Bonnar.

La reina Sofía no ha podido evitar sonreir, con indisimulado orgullo, al escuchar las palabras de Leonor en su discurso: "Me gustaría dar las gracias también a mi abuela, la Reina Sofía. Ella sabe lo importante que para mí es su presencia en esta ceremonia, que significa tanto para Asturias y para toda España". Unas palabras que, a juzgar por su expresión, le han llegado muy hondo a la reina Sofía. De hecho, ha levantado la vista al escuchar su nombre. Ha aplaudido y ha saludado a Leonor con la mano, sin dejar de sonreir y mirando embelesada a su nieta.

Algo parecido le ha ocurrido a la abuela materna. Paloma Rocasolano ha estado visiblemente emocionada mientras escuchaba hablar a su nieta de su relación con Asturias: "Mis padres siempre nos han hablado a mi hermana, la Infanta Sofía, y a mí de Asturias, de su cultura, historia y tradiciones. También de su naturaleza. Pero, sobre todo, nos han enseñado a querer y a admirar a los asturianos. Estaba pensando ahora en todo lo que vivimos durante nuestra visita a Covadonga el año pasado", unas palabras que ha rematado diciendo "Asturias es, también, la tierra de mi madre, la Reina. Yo llevo sangre asturiana". Un orgullo para ella y, cómo no, para su abuela, que ha estado en ese momento al borde de las lágrimas.

Paloma Rocasolano miraba a su nieta con arrobo, profundamente emocionada e interesada en sus palabras, con las manos entrecruzadas bajo su barbilla y sin perder un solo detalle de lo que decía su nieta. Ha sido, desde luego, una jornada muy emocionante para la princesa Leonor. Pero también lo ha sido para ambas abuelas, para la bisabuela y para el resto de la familia. Un día que ninguno de ellos olvidará fácilmente.