El verano del rey Juan Carlos (con título incluido) antes de su operación de corazón

Desde que se retirara de la vida pública el pasado mes de junio, el padre de Felipe VI ha disfrutado de algunas de sus grandes pasiones: los viajes, la vela, los toros y el tenis

por hola.com

Entre dos aguas. Con estas palabras, que aluden a una mítica canción de Paco de Lucía, bien podría resumirse el descanso estival de don Juan Carlos. Un período con el que el padre del rey Felipe dio el pistoletazo de salida justo cuando hizo efectiva su retirada de la vida pública e institucional, fechada el pasado 2 de junio. Desde entonces, la intensidad se ha apoderado de su calendario y no ha parado de viajar, de participar en actividades de toda índole y de asistir a actos.

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Precisamente el primero de ellos tenía lugar cuando solo faltaban unas horas para que se formalizara su decisión de dejar de presidir actos oficiales. Coincidiendo además con el quinto aniversario de su abdicación, don Juan Carlos se dejaba ver en la plaza de toros de Aranjuez junto a parte de su familia. Allí se homenajeó a la figura de su madre, María de las Mercedes, condesa de Barcelona. Al evento taurino le precedió un almuerzo que contó también con la presencia de algunos amigos.

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No había pasado ni una semana de su aparición en la localidad madrileña cuando el padre del rey Felipe cambió el coso taurino por las pistas de tenis. Esta vez quiso apoyar a Rafa Nadal en la final de Roland Garros. En esta ocasión no le acompañaron tantos miembros de su familia como días antes, sino únicamente su hija mayor, la infanta Elena. Ambos recorrieron los 1.200 kilómetros que separaban Madrid de París para convertirse en el mejor talismán para el mallorquín, quien volvió a hacer historia coronándose como el rey de la pista parisina al ganar su duodécimo Roland Garros.

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Hasta su siguiente aparición pública pasó más de un mes. La localidad elegida entonces fue Sanxenxo, donde se citó con su mujer, la reina Sofía, y la hija mayor de ambos para asistir a la cena de gala con la que el Real Club Náutico rendía homenaje al Juan Sebastián Elcano en el V centenario de la primera vuelta al mundo. Comenzaba entonces una etapa, la de las regatas, de la que el rey Juan Carlos puede sentirse orgulloso. Primero en el municipio gallego, donde se disputaba el Trofeo Almirante Rodríguez Toubes, del que por cierto se proclamó vencedor el padre de Felipe VI en la división de Clásicos, siempre a los mandos del Bribón 500.

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Posteriormente repetiría triunfo en Finlandia, donde su tripulación volvió a demostrar su alto nivel en el mar al hacerse con la victoria en el Mundial de Vancouver (Canadá) en la clase 6 Metros de Vela. Cabe recordar que el barco de don Juan Carlos ya venció en el año 2017, por lo que de este modo revalidaba su título. También en este viaje le apoyó su primogénita, que se ha convertido en su mejor compañera de viaje y de aficiones, así como en la mejor aliada en este tipo de competiciones.

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El padre del rey Felipe no se olvidó este año de recalar en Mallorca. Ocurrió justo antes del Campeonato celebrado en Finlandia -y antes de que su hijo aterrizara en la isla con su familia-. Don Juan Carlos y su esposa pusieron rumbo a la isla a finales de julio para disfrutar de unos días de descanso y, entre otras cosas, realizaron una visita privada a la academia que Rafa Nadal posee en Manacor, la Rafa Nadal Academy by Movistar. Allí fueron recibidos por Mery Perelló, la prometida del tenista, así como los padres de este. El grupo compartió mesa y mantel e incluso llegó a echar una partida al futbolín.

¿Quién ha ganado? La divertida partida de don Juan Carlos y Mery Perelló

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