Este miércoles, don Juan Carlos regresaba a Las Ventas para disfrutar de una de sus mayores aficiones: los toros. Tal y como hizo el pasado 16 de mayo, el padre del rey Felipe acudió a la plaza madrileña y lo hizo, también esta vez, junto a su hija mayor, la infanta Elena, aunque en esta ocasión la gran ausente fue su nieta Victoria Federica de Marichalar. Pero lo que más llamó la atención de su asistencia a la corrida protagonizada por Roca Rey, El Cid y López Simón no fueron las faenas de estos tres toreros, sino los dos apósitos que mostró el rey Juan Carlos en su rostro.
En concreto, una tirita le cubría una parte del moflete, mientras que en la parte del cuello llevaba colocado un parche. Dos detalles que no pasaron desapercibidos, como ya ocurrió el pasado mes de marzo, cuando el padre del rey Felipe acudió con su primogénita y los dos hijos de esta a la presentación de los carteles de la Feria de San Isidro. En aquella ocasión, además, apareció con un pequeño moratón situado en su ojo izquierdo.
Pues bien. Según ha podido saber ¡HOLA!, el motivo de tales apósitos en su rostro es el mismo que hace dos meses: a don Juan Carlos, de 81 años, le han vuelto a extirpar de manera preventiva una mancha en la piel, lesión cutánea que tenía como consecuencia de su sobreexposición al sol. Es la segunda vez que el padre del rey Felipe es intervenido por esta misma causa en los dos últimos meses.
En aquel momento, fuentes del Palacio de la Zarzuela consultadas por el diario ABC aseguraron que el hematoma que apareció justo al lado del apósito se debió al derrame provocado por la intervención, que se llevó a cabo de manera preventiva y que, tras la cual, la curación de la lesión fue total. Esta semana, si bien es cierto que se ha vuelto a realizar una extirpación de la lesión cutánea, el rostro de don Juan Carlos no ha mostrado hematoma alguno.