En una semana en la que todos los ojos están puestos en el debut de la princesa Leonor, que mañana celebrará su 13º cumpleaños dando su primer discurso, y cuando faltan menos de 24 horas para esta cita en el Instituto Cervantes, doña Letizia ha puesto rumbo a Ginebra para asistir a la primera Conferencia Mundial de la OMS sobre contaminación del aire y salud.
La Reina, que hace dos semanas estuvo en Roma como embajadora especial de la FAO para la Nutrición, se suma a una nueva causa asistiendo a la primera conferencia que se celebra en esta materia y bajo el lema Mejorar la calidad del aire, luchar contra el Cambio Climático y salvar vidas. Una cruzada, la del cambio climático, en la que también trabajan otros miembros de casas reales europeas como Alberto de Mónaco o el príncipe Carlos de Inglaterra.
Estas conferencias en la sede de la OMS en Ginebra reúnen a asociados mundiales, nacionales y locales para que compartan conocimientos y se movilicen para mejorar la calidad del aire y la salud a nivel mundial. Doña Letizia, que ha sido recibida por Tedros Adhanom, Presidente de la Organización Mundial de la Salud, asiste a una conferencia en la que se expondrán las evidencias más recientes sobre las repercusiones de la contaminación del aire en la salud; los métodos de monitoreo de la contaminación y la exposición, y los instrumentos para evaluar y aplicar intervenciones eficaces.
Entre los participantes habrá Ministros de Salud y Medio Ambiente y otros representantes de los gobiernos, así como representantes de organismos intergubernamentales, profesionales sanitarios, diferentes sectores (transporte, energía, etc.), la investigación, el mundo universitario y la sociedad civil. La conferencia también fomentará la colaboración entre la OMS y otros organismos de las Naciones Unidas.
La Reina ha podido conocer también a los jóvenes que están llevando a cabo la campaña BreatheLife (Respira vida) que busca que las ciudades y los países en los que viven se comprometan a reducir la contaminación del aire de aquí a 2030, en consonancia con las Directrices de la OMS sobre la calidad del aire, cuyo cumplimiento con respecto al aire tanto de interiores como de exteriores podría evitar millones de muertes cada año.