No porque las vacaciones reales estuvieran a la vuelta de la hoja de la agenda oficial ni porque el invitado de honor estuviera de paso en España se iba a desperdiciar la ocasión y a dejar de echar el resto, sin la debida atención y hospitalidad. Se había hecho encaje de bolillos para propiciar el ansiado encuentro de Felipe VI y el Presidente de Francia. Así el Rey ofreció anoche una cena en honor de Emmanuel Macron, la que probablemente sea la última cena en el Palacio Real hasta después del verano, durante su visita de trabajo exprés a Madrid. Recién llegado de una reunión con el Jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, el mandatario galo saludó al monarca con una sonrisa y un disculpa por la hora y media de retraso. El presidente Macron, a quien don Felipe invitó a nuestro país el pasado 24 de enero, cuando ambos se conocieron en la estación invernal suiza de Davos con ocasión del Foro Económico Mundial, respondía al ofrecimiento y visitaba por primera vez España desde que llegase al Palacio del Elíseo en mayo del 2017 tras sustituir a François Hollande.
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No le acompañaba su esposa, Briggite Macron, por lo que en esta ocasión no hemos tenido oportunidad de apreciar de cerca el magnetismo de la Primera Dama francesa y su conexión con la Reina, que viajó por el día a Oviedo para asistir a un acto de la Fundación Princesa de Asturias, y en reciprocidad también se perdería la velada en el Palacio de Oriente.
Don Felipe dio la bienvenida a Macron en el Zaguán de Embajadores, al pie de la escalinata principal del palacio, cuyos peldaños han subido juntos ambos Jefes de Estado, flanqueados por alabarderos de la Guardia Real, hasta llegar al Salón de Tapices, donde les aguardaban ministros y altos cargos españoles y franceses que les han acompañado a continuación en una reunión bilateral. Desde allí, Felipe VI y Macron se han trasladado a la llamada Saleta Gasparini para saludar uno a uno a los 80 invitados a la cena, que se ha celebrado en el Salón de Columnas, testigo de importantes acontecimientos, desde la rúbrica del tratado de adhesión de España a las Comunidades Europeas hasta la firma de la abdicación del rey Juan Carlos.
No estaban la Reina ni la Primera Dama francesa, no eran los doscientos invitados habituales de las cenas de gala en Palacio, pero los ochenta que estaban, una pequeña representación de la excelencia de ambos países, eran fiel reflejo del esmero que se había puesto en la organización de la cita. El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, encabezaba la delegación del Gobierno español, de la que formaban parte los ministros Josep Borrell (Asuntos Exteriores), Margarita Robles (Defensa) y Magdalena Valerio (Trabajo, Migraciones y Seguridad Social). Los presidentes del Congreso, del Senado, del Tribunal Constitucional y del Supremo y Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) figuraban también entre los invitados junto al Presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, y la Alcaldesa de la capital, Manuela Carmena.
También se encontraban tanto los Presidentes de CEOE y la Cámara de Comercio de España como los de grandes compañías españolas, como Airbus, Inditex, Iberdrola, Renault España, Siemens, Gestamp y Grupo Antolín, además de Alicia Koplowitz en calidad de mecenas cultural. El nuevo director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, los escritores Arturo Pérez Reverte y Nuria Amat, el pintor Eduardo Arroyo, la coreógrafa Blanca Li, el diseñador Modesto Lomba y los ciclistas Miguel Induráin y Pedro Delgado, ambos ganadores del Tour de Francia, han asistido a la cena, en la que estaban también representadas las principales instituciones culturales de España. Un besamanos en el que el Presidente de Francia hizo gala, cómo no, de la cortesía francesa, antes de cenar “a hora española”, como bromeó ya en el Salón de las Columnas.
Felipe VI invita al Presidente de Francia a una visita de Estado
Ante todos los invitados los dos Jefes de Estado han pronunciado unas palabras durante el tradicional brindis que abre el banquete. Don Felipe afirmó que la cooperación franco-española es “fundamental” para la UE, antes de proclamar: “Nuestros países quieren y deben seguir construyendo el futuro de esa Europa fuerte, libre, justa y solidaria que nuestros ciudadanos demandan”. Después de definir a Macron como “un gran amigo de España y de nuestra democracia”, el monarca le ha invitado, en su nombre y en el de la reina Letizia, a que vuelva en visita de Estado, acompañado de su esposa, para “comprobar más de cerca la realidad de una España moderna, cuya sociedad demuestra capacidad de renovación permanente en lo político, en lo económico y en lo social”.
Una España que “está asentada en los principios que inspiran nuestra Constitución, cuyo 40º aniversario celebramos este año” y “a cuyo amparo y con su vigor el pueblo español ha hecho suyos los valores de la convivencia democrática que definen a las naciones avanzadas”, ha recalcado el Rey. Don Felipe, que destacó tanto el “excelente estado” de la relación bilateral como la “amistad sólida y profunda” entre ambos pueblos, puso de relieve que España y Francia están “firmemente comprometidos con la defensa del ideal europeo” y comparten los mismos desafíos, intereses, principios, valores y convicciones, así como “la misma visión del multilateralismo”.
Elogios de Macron a los deportistas españoles
Por su parte, Macron, que se excusó por llegar más de hora y media tarde al Palacio Real -como consecuencia del retraso que acumulaba desde su llegada a España tras reunirse con agricultores franceses en los Pirineos-, aceptó la invitación del Rey para regresar en visita de Estado y valoró una relación bilateral basada en “la proximidad, la concordia y la confianza”. Tras elogiar la participación de deportistas españoles en competiciones como Roland Garros y el Tour de Francia y mostrarse orgulloso de la presencia de futbolistas franceses en los clubes madrileños, dedicó además un recuerdo a las víctimas del terrorismo, una lacra que ha golpeado a ambos países más que a otros en Europa. Continuará su visita de trabajo en Portugal, pero regresará.