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Poco antes de que se hiciera oficial la sentencia del Tribunal Supremo para Iñaki Urdangarin en el caso Nóos, que le condena a cinco años y diez meses de prisión, se pudo ver a la infanta Cristina saliendo de su residencia familiar en Ginebra. La hija del rey Juan Carlos, con el gesto serio y sin hacer declaraciones, entró en el vehículo que la esperaba en la puerta. Poco después de captarse estas imágenes se comunicaba oficialmente la resolución del Tribunal Supremo que ratifica la condena a su marido a una pena de prisión por los delitos de malversación, prevaricación, fraude a la administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias.
La condena del Supremo supone una rebaja de cinco meses en la pena original de 6 años y tres meses que le impuso la Audiencia Provincial de Baleares, al entender la sala que no ha quedado probada su intervención en la falsedad en documento público. La Audiencia de Palma será la que decidirá en primera instancia si el cuñado del Rey debe o no ingresar en prisión. El fiscal previsiblemente pedirá, tras conocer la sentencia, que se celebre una vista para decidir si se adoptan medidas cautelares para los afectados en tanto no se convierte en firme la sentencia.
El Tribunal Supremo también ha rebajado la cuantía que la Audiencia de Palma impuso a la infanta Cristina como responsable civil a título lucrativo por el caso Nóos de 265.088 euros a 136.950 euros al entender que no puede responder de esa manera de los delitos fiscales de su marido, Iñaki Urdangarin. En la resolución del recurso de casación presentado contra la sentencia de la Audiencia de Palma del caso Nóos, el Supremo rebaja en 128.138 euros la cantidad que debe pagar la Infanta como responsable civil, aunque ese dinero lo tiene que asumir en todo caso Urdangarin.
La Casa del Rey, tras conocerse estas resoluciones, ha reafirmado su "respeto absoluto a la independencia del poder judicial". Esta condena se ha hecho pública mientras Felipe VI presidía en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial la reunión bienal del Capítulo de la Orden de San Hermenegildo y también durante la sesión de trabajo del patronato de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) que presidía la reina Letizia en la sede madrileña de Iberdrola.
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