El 50° cumpleaños de Felipe VI pintaba la ocasión de oro. El Rey ha aprovechado el señalado aniversario para compartir con todos los españoles cómo se vive en la Zarzuela el Mensaje de Navidad, su único discurso a la nación del año, si no es por razones extraordinarias. Una carta abierta desde la perspectiva del Rey como Jefe de Estado, pero también como padre de familia, porque este año ha recibido durante la grabación la visita de la Reina y de sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Princesas pendientes de las palabras del Monarca desde el improvisado cuarto de realización; hijas cariñosas y dicharacheras cuando acuden a saludar a su padre. Dos aspectos, el institucional y el familiar, por los que transita este vídeo inédito, cargado de simbolismo y ternura.
La primera en lanzarse a los brazos del Rey es la princesa Leonor, que le da besos al aire para no quitarle el maquillaje, al recordarle su padre la consigna: “No, no. No se da beso”. Después hace lo propio la pizpireta infanta Sofía, mientras la reina Letizia saluda a todo el equipo a su entrada a la sala: “¡Hola a todos! ¿Cómo estáis?”. El rey Felipe les cuenta que está a punto de finalizar y la princesa Leonor, que siempre mira por su padre y ya es plenamente consciente de la enorme responsabilidad que entraña la Corona, se interesa una última vez antes de marcharse: “Pero te va a salir bien, ¿no?”. “Sí”, le responde. Luego la Reina se las lleva, mientras le quita el abrigo a “Sofi”, como el rey Juan Carlos llamaba también en su juventud a la reina Sofía.
Fuera, las niñas siguen el transcurso del mensaje en la sala habilitada. La cámara graba a la siempre perfeccionista princesa Leonor, que se apresura a asegurarse de si esa toma imprevista será incluida o no en el vídeo: “Pero esto no lo va a poner, ¿no?”. El cámara le responde que no y, pensándoselo mejor, entre risas, se corrige: “Bueno, ya veremos”. Doña Letizia le sigue la broma y, riéndose también, concluye: “No sé, ya veremos”. Reina el buen humor en Zarzuela, pero cuando las niñas se dejan llevar por el entusiasmo y suben excesivamente el volumen, la reina Letizia les recuerda con un susurro: “Hablad bajito”. Hasta que finalmente pueden dar ese esperado beso a su padre.
Porque cuando Felipe VI se reúne con sus mujeres es un marido y un padre más, que observa con ojos llenos de cariño a sus chicas. En esos momentos en la intimidad, afloran los afectos: las caricias se les escapan al matrimonio, las manos de padre e hija, de Rey y Heredera, se estrechan y sus miradas azules, de amor profundo, se funden. Aunque no todo es reverencia. Las niñas no desaprovechan la oportunidad de bromear con su padre sobre el extraño maquillaje para las cámaras: “Pero si se le ve…”, comenta la infanta Sofía; “Pareces una chica”, le dice la princesa Leonor.
El discurso de Navidad, protagonista ausente del making of, toma presencia en los momentos finales con dos referencias a la unión democrática de todos los españoles: primero mientras lo ven la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía y segundo mientras el Rey y su heredera hacen el último visionado juntos, acompañados también por Jaime Alfonsín, jefe de la Casa del Rey. Don Felipe tiene abrazada a su hija, a la que mira y sonríe cuando ve aparecer la foto oficial de la Princesa que se difundió con motivo de su 12º cumpleaños. La Princesa de Asturias, discípula de su maestro, aplaude cuando el himno y el escudo de armas del Rey ponen el punto y final.