El Rey celebra su 50º cumpleaños con todos los españoles. Como hiciera con ocasión del primer aniversario de su reinado, señala esta vez su entrada a los cincuenta, la edad de oro que alcanzará este próximo 30 de enero, compartiendo material gráfico inédito de sus visitas, de sus audiencias, de sus viajes, de sus baños de masas, de sus desplazamientos oficiales… desde ángulos y momentos diferentes a los que se han producido en presencia de los medios de comunicación.
Un vídeo de 84 minutos y una serie de 78 fotografías de la Monarquía de Felipe VI desde su propio punto de vista. Y la pupila azul del Rey refleja a todos los españoles. Las imágenes seleccionadas para esta ocasión desvían el foco de su persona hacia el destino de su mirada y vuelven a dar la visión más personal, más humana, más real de su labor, que en síntesis consiste en ser el Servidor de España. Cede así una vez más el protagonismo de su día a los protagonistas de sus días. De su agenda oficial.
El rey Felipe nos invita a todos a palacio por su cumpleaños y nos hace partícipes de una audiencia de principio a fin en la Zarzuela con la excelencia de la que será la España del futuro. Nos hace cómplices del buen humor de las conversaciones que Rey y Reina mantienen con invitados y con anfitriones. No son sólo palabras, también sus gestos demuestran que la suya no es una monarquía apocada. Todos y cada uno de los españoles importamos, del primero al último. Por muy escondidos, por muy lejos, por muy inaccesibles que parezca que estemos, los Reyes salvan cualquier distancia, cualquier obstáculo y sus manos siempre llegan, como llegaron a las inalcanzables telefonistas del Servicio Telefónico contra el Maltrato de Género. Prueba real de que Hay salida: siempre se puede encontrar la manera.
Felipe VI nos lleva de viaje en este aniversario de oro por las cortes reales del mundo: a la ceremoniosa monarquía del Reino Unido, donde la reina Isabel y el Duque de Edimburgo y toda la Familia Real británica brindan honores a España, con motivo de su primera visita de Estado después de treinta años; a la imperial monarquía de Japón en el lejano Oriente, donde los actuales Emperadores apuran sus últimos años de reinado; a Jordania, “ejemplo a seguir por su generosidad en la acogida de refugiados y su valentía frente al terrorismo”.
Al igual que en otras ocasiones, en las que nos ofreció una tarjeta de embarque al avión de Su Majestad, donde hacía codos en mangas de camisa y tirantes para prepararse una visita, o al tren de los Reyes, donde los primeros giros hacia una Monarquía renovada llegaban a alta velocidad con una comunicación fluida y directa a través de las redes sociales, ha vuelto a hacernos sitio a los españoles, esta vez en el asiento de su coche, de camino al Foro de Turismo Internacional de Maspalomas, Costa Canarias, para a asistir a otro día de trabajo de puertas para adentro. La apretada agenda oficial de Felipe VI no tiene minutos desaprovechados y cada trayecto, cada comida, cada recreo, es buena excusa para repasar lo ya trabajado sin pausa.
El Rey relee los párrafos subrayados de verde de un dossier de decenas de folios, ordenados con marcadores de colores. Al terminar, los guarda en sendos portafolios y se los entrega a un asistente para, a continuación, dar un último vistazo al móvil, tal vez a la más rabiosa actualidad nacional e internacional, y ofrecérselo también para que lo cuide en su ausencia, durante el tiempo que dure el acto. No hay lugar para las distracciones. Concluido el desplazamiento, se desabrocha el cinturón de seguridad y abre la puerta… En esta ocasión, al turismo.
Pero es el abrazo con las gentes de España, el que deja profunda huella en el ánimo de Felipe VI, que celebra y que padece los mismos destinos de su reino. Un país que contempla con orgullo en pleno vuelo. Desde las alturas. El punto de vista de Rey.