La catedral de San Miguel de Belgrado ha sido escenario este fin de semana de la última gran boda real que se ha celebrado en Serbia. El príncipe Felipe, hijo del príncipe Alejandro, se unió en matrimonio con la diseñadora Danica Marinkov, hija del reconocido artista Cile Marinkovic. La pareja se dio un romántico “sí quiero” ante unos trescientos invitados, entre los que no faltó la representación real europea y de diversas personalidades del país. “Danica es una artista de éxito y ahora se ha convertido en princesa. ¿Qué más podría desear?” declaró el encantado padre de la novia al diario serbio Novosti.
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Fue Danica, en palabras al citado diario, la que contó cómo se conocieron. “Fue en una cena organizada por la Corte Real en Belgrado” comentó la novia. Cuenta que siguieron en contacto y que descubrieron que tenían muchas cosas en común. “Nuestros intereses en el arte, la historia, la tradición, la literatura... eran parecidos”.
El matrimonio seguirá residiendo en Londres, donde el príncipe trabaja en administración de finanzas. “Estoy dedicado al negocio, soy ambicioso y quiero avanzar, así que paso mucho tiempo en el trabajo. Al mismo tiempo, estoy tratando de seguir la sensibilidad de Danica y su energía creativa. Danica es diseñadora gráfica de profesión y tiene su propia red de conocidos de arte y diseño, utiliza Londres como una inspiración inagotable” contó el novio al anteriormente citado medio.
El príncipe Felipe es ahijado de la reina Sofía (su madre, María da Gloria de Orleáns-Braganza y Borbón Dos Sicilias, es prima carnal de don Juan Carlos, hija de María de la Esperanza, quien era hermana de doña María de las Mercedes) y esta quiso acompañarle en esta ocasión tan señalada. Estuvieron además presentes en la ceremonia representantes de la Casa Real sueca, acudió la princesa Victoria, de la Familia Real griega, danesa y de Liechtenstein. La portavoz de la Asamblea Nacional Maja Gojkovic, el embajador de Estados Unidos en Serbia Kylie Scott, representantes de las comunidades religiosas y el cuerpo diplomático también aplaudieron a los recién casados.
El príncipe Alejandro y su primera esposa, la princesa María, padres del novio, llegaron a la iglesia con sus otros dos hijos, Alejandro y Pedro. El aspirante al trono serbio -que permaneció en el exilio hasta principios de este siglo- pasó largas temporadas en España. “Este es uno de los días más hermosos de mi vida y estoy feliz. También doy la bienvenida a sus padres, y deseo que los jóvenes tengan felicidad, salud, armonía y bendición familiar” dijo el padre del novio. Tras la ceremonia, que terminó con una lluvia de pétalos de rosas, novios e invitados brindaron en el multitudinario banquete en el Palacio Blanco, residencia oficial de la familia, en el que se cumplieron con todas las tradiciones: el brindis familiar, el lanzamiento del ramo, el primer baile de los novios y también el corte de la gran tarta que degustaron como postre los asistentes. La anterior gran boda real en Serbia se celebró hace casi un siglo, en 1922, cuando el rey Alejandro I se casó con la reina María de Rumanía.