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En mayo de 2004, la hoy reina Letizia debutaba como Princesa en la boda de los príncipes Federico y Mary y dejaba a muchos con la boca abierta gracias a un traje largo de gran gala realizado por Lorenzo Caprile. Este sábado doña Letizía ha vuelto a traernos a la memoria aquel vestido que podríamos calificar de "icónico". De Dinamarca a Holanda, esta vez con motivo de otra importante cita que reunía a las monarquías europeas, el 50º cumpleños del rey Guillermo.
Los Reyes de España acudieron a una cena de carácter privado donde la reina Letizia destacó con un espectacular vestido semi-capa propio de la mejor alfombra roja de Hollywood. En esta última edición de los Oscar, la modelo Karlie Kloss lució uno idéntico firmado por Stella McCartney, pero en color blanco. Los zapatos elegidos, unos peep toes con pulsera y plataforma de estilo retro de Magrit, estaban realizados en crepe satín.
Igual de impresionantes fueron las joyas elegidas para esta ocasión. Diez centímetros de diamantes purísimos de Cartier en su muñeca. La Reina "reinventa" los dos brazaletes que pertenecieron a la reina Victoria Eugenia, conocidos como las "pulseras gemelas", una nueva manera de sacar partido a las denominadas "joyas de pasar".
Si aquella vez en Dinamarca llevaba un recogido con ondas inspirado en los años 40, que aportaba ese glamour propio de una estrella de cine, esta vez, la Reina lució el cabello también peinado con ondas, pero suelto. Como maquillaje unos marcados labios rojos y las uñas pintadas. Doña Letizia no acostumbra a utilizar esmalte, pero esta vez llevaba uno en tono pastel.
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