Mil días de reinado después: el mismo ideal (su ‘Monarquía renovada’), la misma ilusión compartida (por un proyecto en equipo), el mismo compromiso (España) y la misma humildad del primer día. “Aunque uno esté en la cúspide del Estado, hay que mantener los pies bien pegados a la tierra, a la base. Como piloto, uno valora mucho las horas. Estamos apenas en los inicios; es una carrera larga, un compromiso de larga duración”, dijo ayer el Rey en la ceremonia de entrega de las acreditaciones correspondientes a la séptima promoción de embajadores honorarios de la Marca España, en el Museo Reina Sofía, para a continuación comprometerse a servir “a todos los españoles con la pretensión de seguir aprendiendo todos los días”.
Eran las improvisadas palabras del rey Felipe en respuesta a la felicitación del alto comisionado para la Marca España, Carlos Espinosa de los Monteros, secundada con aplausos de todo el auditorio, por el millar de días cumplidos desde su proclamación, unos años difíciles en los que los Reyes “han sabido ganarse el afecto y respeto de todos los españoles”. El Rey, más pendiente del trabajo que de las fechas, precisó antes de pronunciar su discurso no haber reparado en que hubieran transcurrido los mil días.
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Casualidad o no, la efeméride no podía haber caído mejor en la agenda oficial que en el acto de entrega de ayer, uno de esos que ponen en valor su manifiesto, renovado y entusiasta compromiso. Los Reyes entregaron en el Museo Reina Sofía de Madrid las acreditaciones a la séptima promoción de Embajadores Honorarios de la Marca España, un galardón otorgado por el Foro de Marcas Renombradas Españolas (FMRE) en colaboración con la Oficina del Alto Comisionado del Gobierno para la Marca España, que tiene por objetivo reconocer públicamente a las personas, empresas o instituciones que más y mejor han contribuido al fortalecimiento de una imagen positiva de España en el exterior, que este año han recaído en los empresarios Gabriel Escarrer, al Turismo y Gastronomía, y Francisco Martínez-Cosentino, a la gestión empresarial; la bailaora Sara Baras, a la Cultura y Comunicación; el futbolista Andrés Iniesta, al deporte, y el físico Juan Ignacio Cirac, el Real Instituto Elcano y la Obra Social La Caixa, a la ciencia e innovación.
Todos ellos, en palabras del Rey, “muestra de excelencia, de buen trabajo y de conducta comprometida que genera en todos nosotros un sentimiento de verdadero orgullo como españoles: orgullosos de vosotros, y también de lo que todos juntos, como pueblo, hemos sabido y logrado alcanzar. Han sido éxitos conseguidos con esfuerzo, creatividad y coraje, cualidades que, junto a los más firmes valores, permiten a nuestra sociedad afrontar y superar los retos más difíciles”.
La reina Letizia hizo a su imagen el discurso del Rey. Se puso flamenca para defender con pasión y raza la moda nacional, haciendo un nuevo guiño a la Marca España, con un abrigo rojo español con volantes en las mangas de la colección de primavera de Zara, cuyo precio es de 79,95 euros, que combinó con una camisa de cuadros de Roberto Verino con lazada al cuello y con un pantalón recto negro. Como complementos, lució unos salones de Magrit en negro y una cartera de pitón roja de Carolina Herrera. También el rey Felipe hizo suyo el atuendo de la Reina conjuntándose con ella en rojo. Las manos entrelazadas al bajar del escenario fue otro de los gestos de este proyecto en común.