El Rey defiende una España unida de 'manos tendidas' en su tradicional mensaje navideño

En su tercera Navidad como soberano ha escogido su despacho en el Palacio de la Zarzuela, donde ha celebrado hasta cinco rondas de consultas este año para formar gobierno

Por EFE

Felipe VI ha abogado por una España de "brazos abiertos y manos tendidas" en la que la convivencia democrática esté basada "en el respeto a la ley", en la unión y en una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir", al sostener que no es tiempo para "fracturas, ni divisiones internas". En su tradicional discurso de Navidad, esta vez desde su despacho en el Palacio de la Zarzuela, el Rey ha pedido a los partidos buscar "el diálogo y el entendimiento" para "preservar e impulsar los consensos básicos" una vez superada la "compleja situación política" que generaron los diez meses de bloqueo de la investidura.

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Deshecho el nudo de la formación de gobierno, don Felipe ha centrado buena parte de su alocución en defender la convivencia en común y en "profundizar en una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas". En el contexto del debate soberanista catalán y de la aspiración de los partidos independentistas de celebrar una consulta en 2017, ha remarcado que no son tiempos "para fracturas, para divisiones internas, sino para poner el acento en aquello que nos une, construyendo sobre nuestra diversidad". Sin mencionar la palabra Cataluña, el jefe de Estado ha hecho hincapié en que "no son admisibles ni actitudes, ni comportamientos que ignoren o desprecien los derechos que tienen y que comparten todos los españoles para la organización de la vida en común".

A su juicio, "vulnerar las normas que garantizan la democracia y libertad solo lleva, primero, a tensiones y enfrentamientos estériles que no resuelven nada y, luego, al empobrecimiento moral y material de la sociedad". "El progreso, la modernización, el bienestar, requieren siempre de una convivencia democrática basada en el respeto a la ley, en una voluntad decidida y leal de construir y no de destruir, de engrandecer y no de empequeñecer, de fortalecer y no de debilitar", ha abundado en su apelación a mantener la unidad de España. El Rey ha incidido en que la convivencia "exige siempre, y ante todo, respeto", y con tono firme, ha sentenciado que en la España de hoy no tienen cabida "la intolerancia y la exclusión, la negación del otro o el desprecio al valor de la opinión ajena".

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De igual modo, ha destacado "el gran patrimonio común" que es España y que "merece el cuidado de todos". Don Felipe ha subrayado que una vez desatascada la situación política después de dos elecciones generales, los partidos deberían buscar "el diálogo y el entendimiento" para "preservar e impulsar los consensos básicos". Ha valorado la importancia de que "se haya recuperado serenidad" y de que los ciudadanos tengan "la tranquilidad necesaria para poder llevar a cabo sus proyectos de vida".

"Ahora es el momento de pensar en la España que queremos para las próximas décadas, que será la de nuestros jóvenes de hoy y de forjarla con solidez", ha alentado. El monarca ha dicho creer en una España "consciente, solidaria, firme en sus valores, alejada del pesimismo, de la desilusión y del desencanto". También en una España "decidida a superar las dificultades que, aunque grandes, son también vencibles".

Una vez superada la crisis económica, Felipe VI ha expresado su deseo de que la recuperación se consolide con el fin de que se puedan "corregir las desigualdades" que provocaron los "grandes sacrificios" hechos en los últimos años. Además de crear "mucho más empleo y de calidad" y de que los jóvenes tengan oportunidades, ha considerado necesario "fortalecer la cohesión social" como garantía para asegurar "la estabilidad y el equilibrio" en la ciudadanía y de que los más desfavorecidos no queden rezagados. Para el jefe del Estado, la reacción mostrada por los españoles para superar la crisis es un motivo para sentirse "auténticamente orgullosos". También es una razón para la esperanza, ha proseguido don Felipe, para quien "una sociedad que mantenga estas actitudes, estas convicciones y estos valores no puede tenerle miedo al futuro". "Estoy seguro de que nuestra memoria colectiva reservará un lugar de honor en la historia para estos tiempos de sacrificio y abnegación, pero también de generosidad y superación", ha dicho convencido.

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En esta ocasión, don Felipe no ha hablado de terrorismo, ni de corrupción, pero sí ha resaltado la importancia de adaptarse a la realidad que imponen los avances tecnológicos y de apostar por la educación como base para fomentar la investigación, la ciencia y la creatividad. El monarca ha comenzado su discurso con un recuerdo a las familias que han sufrido los daños causados por las recientes inundaciones en regiones como la Comunidad Valenciana, Murcia y Baleares. 

Después de que el pasado año innovara al dirigirse a los españoles desde el Palacio Real, Don Felipe ha optado por regresar al Palacio de la Zarzuela, como en su estreno en 2014. Sin embargo, esta vez lo ha hecho en su despacho, donde este año celebró hasta cinco rondas de consultas con los partidos para la formación de gobierno.

Entre las palabras más repetidas de su mensaje, han primado términos como España, convivencia, respeto, familia y futuro, y como en años precedentes, ha cerrado su alocución felicitando las fiestas en castellano, catalán, euskera y gallego.