Don Felipe y doña Letizia aterrizaban este lunes en la República Portuguesa, cuando se cumplían los veinticinco días de nuevo gobierno y retomando así su agenda exterior. Una viaje de Estado que tiene lugar dos años después del breve viaje de presentación que realizaron en al país vecino tras la proclamación de Felipe VI como Rey de España. Tres días, tres ciudades -Oporto, Guimarães y Lisboa-, seis discursos y una cena de gala de lo más esperada, la primera después del bloqueo político vivido en España.
El día había sido frenético, pero el broche de oro a esta primera jornada de los Reyes en Portugal se esperaba con mucha expectación. El palacio de los Duques de Bragranza, erigido en el siglo XV sobre el casco medieval de Guimarães, había desplegado una gran alfombra roja y abierto sus históricas puertas para la cena que el presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa ofrece en honor de don Felipe y doña Letizia ante ciento cincuenta invitados.
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Mucho se había hablado de su presencia esta noche y no defraudaron, Iker Casillas y Sara Carbonero –él con frac, la indumentaria masculina de máxima etiqueta, y ella de largo, en blanco y negro con un diseño firmado por Vicky Martín Berrocal- realizaron el paseíllo hasta la entrada de la fortaleza con las manos entrelazadas, saludando y posando para los medios. Hay que recordar que desde su llegada a la ciudad de Oporto, el futbolista y la periodista deportiva se han convertido en la pareja de moda en Portugal, un país que les recibió, según ellos han contado, con los brazos abiertos.
Esta no es la primera vez que Iker y Sara se encuentran con los Reyes. "Los aplausos que se escuchan son de los actuales Reyes, estaban justo en frente nuestra y empezaron a aplaudir porque nos habíamos emocionado", reveló Iker Casillas en el programa de Bertín Osborne sobre el famoso beso que le dio a la periodista en directo, tras ganar el mundial de Sudáfrica en el año 2010. Una victoria que los entonces Príncipes de Asturias presenciaron y que llevó a que Iker, como capitán de La Roja, a recoger el premio Príncipe de Asturias.
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Si todas las cenas de gala son importantes por la trascendencia política y las relaciones bilaterales que implican, esta ha sido especialmente anhelada e inevitablemente recuerda a aquellas que pudieron ser -como la visita que estaba prevista al Reino Unido- y que finalmente tuvieron que suspenderse por motivos políticos. Una nueva etapa que también se ha visto reflejada en el vestido que ha elegido doña Letizia para la ocasión, que hacía su aparición junto a don Felipe y al presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, entre una gran ovación.
Letizia apostó por el mismo diseño de Carolina Herrera que estrenó para su primera cena de gala como Reina, en honor a Michelle Bachelet, presidenta de Chile, en octubre de 2014. Un traje de encaje y tul con original falda de cola rematada en blonda, que esta vez no ha acompañado con su tiara favorita pero sí con una condecoración portuguesa, la Cruz de la Orden de Cristo, y una de sus pulseras preferidas, el brazalete art decó de Cartier, realizado en oro blanco y diamantes, cuyo diseño se inspira en las columnas griegas y que, se dice, pertenece a doña Sofía.
Tras la alfombra roja -repleta de folclore tradicional y con multitud de vecinos que quisieron dar la bienvenida a los Reyes- don Felipe y doña Letizia fueron recibidos por el Primer Ministro, Antonio Costa, en el Salón de Pasaje. Después se trasladaron al Salón de los Pasos Perdidos en donde pudieron saludar a todos y cada uno de los invitados, para después poner rumbo al Salón de Banquetes, en donde sonaron ambos himnos nacionales y don Felipe tomó la palabra.
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"Quiero referirme ahora a mi emoción e ilusión –que, le aseguro, son muy profundas− por visitar Portugal como Rey de España y en compañía de la Reina. A una vinculación familiar de siglos se une el amor por esta tierra hospitalaria y por este pueblo acogedor y entrañable que me inculcaron mis abuelos, los Condes de Barcelona y mi padre, el Rey Juan Carlos", dijo el Rey -que lucía, entre otras distinciones, el collar y la cruz de la Orden de la Torre y la Espada, la máxima condecoración portuguesa- recordando además el afecto que han sentido, tanto él como la Reina, en sus distintos viajes al país vecino.
Tras el banquete, el broche de oro a una noche de lunes histórica, una actuación que parece pensada para agasajar a la Reina pero también a Sara Carbonero. Carminho –la cantante de fado portuguesa, que se dio a conocer en nuestro país al cantar con Pablo Alborán su tema Perdóname- es una de las cosas que tienen en común, además de un pasado como periodistas y presentadora de informativos. Sara cayó rendida al descubrir la voz de Carminho, así lo compartió en sus redes sociales, y hay que recordar que en el año 2012, siendo Princesa de Asturias, doña Letizia asistió al concierto que Carminho ofreció en el Teatro Circo Price de Madrid.
Dos años después del breve viaje de presentación que realizaron en el día al país vecino tras la proclamación de Felipe VI como Rey de España, los Reyes han sido recibidos en Portugal con mucho cariño en una estancia que durará hasta el miércoles y que les llevará a Oporto, Guimarães y finalmente Lisboa. Un viaje al que las autoridades portuguesas dan la máxima importancia, no en vano ambos países son socios estrechos, comparten múltiples intereses comunes por su condición de socios en la UE y en la comunidad iberoamericana, además de que con frecuencia tienen visiones coincidentes en asuntos multilaterales.
Los Reyes llegaron a Oporto este lunes y lo hiceron acompañados por el Ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Alfonso Dastis, que se estrena en el cargo. A su llegada al Aeropuerto Francisco Sá Carneiro de Oporto fueron recibidos por el ministro de Relaciones Exteriores de la República Portuguesa, Augusto Santos Silva, el asesor para las Relaciones Internacioales del Presidente de la República, José Augusto Duarte, y los respectivos embajadores, Juan Manuel de Barandica y Francisco Ribeiro de Menezes, entre otras personalidades.
Desde la Plaza de la Libertad de Oporto, Don Felipe y Doña Letizia se trasladaron, escoltados por el Escuadrón de Caballería de la Guardia Nacional Republicana, a la Cámara Municipal de Oporto. Allí fueron recibidos por el Presidente de la República Portuguesa, Marcelo Rebelo de Sousa, en un acto en el que se interpretaron los Himnos Nacionales de ambos países y los Jefes de Estado pasaron revista a las tropas que rendían honores.
A continuación, las agendas de los Reyes se separaron y nientras don Felipe permaneció en un encuentro junto al Presidente luso en la Cámara Municipal, doña Letizia se reunió con el presidente de la Liga Portuguesa contra el Cáncer, Víctor Veloso. Finalizada estas citas, se celebró una emotiva ceremonia en la que los Reyes recibieron la Llave de la Ciudad de Oporto, un gesto que el Rey agradeció señalando la "impresionante transformación que ha vivido Oporto en los últimos años". Tras su cita con la ciudad y antes de un almuerzo privado en la Casa do Roseiral con el Presidente, llegó para los Reyes la cita con el arte y con el arte español. Don Felipe y doña Letizia se dirigieron al Museo Fundación Serralves para visitar la exposición Joan Miró: materialidad y metamorfosis, una muestra inédita que reúne 80 obras del artista barcelonés propiedad del Estado portugués.
El primer viaje de Estado de los monarcas tras el nuevo gobierno, continuará el martes, cuando visiten el Parque de Ciencia y Tecnología (UPTEC) y el Instituto de Investigación e Innovación en Salud, en la Universidad de Oporto. A mediodía, se dirigirán al Palacio de la Bolsa para asistir a un almuerzo con empresarios ofrecido por el presidente de la Cámara Municipal de Oporto. Por la tarde, los Reyes llegarán a Lisboa y su primera parada será en la Cámara Municipal, en donde está previsto un encuentro con el Primer Ministro de Portugal, que les ofrecerá una cena oficial en el Palacio de las Necesidades
El último día de los Reyes en el país vecino será el 30 de noviembre, cuando don Felipe tiene previsto arrancar su jornada visitando el Palacio de Sao Bento, sede de la Asamblea de la República de Portuguesa. A mediodía, como es tradicional en los viajes de Estado, serán los Reyes los que ejerzan de anfitriones y ofrezcan una recepción en la colectividad española en la Residencia de la Embajada de España en el país luso. Tras visitar la Fundación Champalimaud, los Reyes emprenderán su regreso a España.