Lágrimas en la emotiva presentación de la autobiografía de Simeón de Bulgaria
Los reyes don Juan Carlos y doña Sofía, unidos al Rey de los búlgaros por una gran amistad, han presidido el acto
Si hace unos días fue el pintor Caravaggio quién reunió a don Juan Carlos y a doña Sofía en una aparición conjunta, este jueves ha sido el rey Simeón de Bulgaria quien ha recibido el apoyo de los monarcas cuando se cumple un año y un día de que la realeza europea se volcara con él en el funeral de su hijo mayor, el príncipe Kardam. Los Reyes han presidido un emotivo acto en el que el Rey de los búlgaros -que no ha podido reprimir las lágrimas al darle las gracias al rey Juan Carlos- ha dado a conocer su libro, Un destino singular. Trescientas ochenta y ocho páginas que narran la historia de un hombre que llegó al trono de su país en circunstancias trágicas y con solo seis años.
El curso de la historia, la lealtad o las presiones han hecho que pocos reyes hayan escrito sus memorias de su puño y letra. Aún menos las han dado a conocer arropados por otros reyes. Sin embargo, señal de la relación casi fraternal que mantienen desde hace décadas la Familia Real española con la búlgara, don Juan Carlos y doña Sofía no han querido perderse este acto, que también ha contado con la presencia del ministro de Educación en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, y en el que han participado Javier Solana, antiguo secretario general de la OTAN y alto representante de la Unión Europea; Eduardo Serra, presidente de la Fundación Ortega Marañón; Ramón Pérez-Maura, director adjunto del diario ABC y quien ejerció de maestro de ceremonia, y Sergio Martín, director del Canal 24 Horas de Televisión Española.
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Los primeros en llegar al salón de actos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, han sido el propio Simeón acompañado por su mujer, Margarita Gómez-Acebo. A los pocos minutos llegaban sus hijos el príncipe Konstantin, acompañado por su mujer, María García de la Rasilla, y su dos hijos mellizos, Umberto y Sofía; la princesa Kalina con su marido, Kitín Muñoz, y su hijo Simeón III; el príncipe Kubrat y también Miriam Ungría, viuda del príncipe Kardam.
La infanta doña Pilar, Carlos Fitz-James Stuart o la Baronesa Thyssen -que ha destacado a la salida la emotividad del acto-, también han estado presentes, entre otros. Así como la infanta Elena, que llegaba una vez empezado el acto tras asistir a la entrega de premios del concurso de pintura para centros escolares de Patrimonio Nacional.
Gracias por haber tenido la deferencia de que la Reina y yo presidamos la presentación". Estas han sido las primeras palabras que el rey Juan Carlos dedicaba al rey Simeón en un discurso en el que ha podido ver la profunda amistad que les une. "España ha sido para ti un lugar de raíces y vivencias, un lugar donde atesoras amigos que de verdad aprecian tu generosidad”, ha dicho el Rey antes de describir a Simeón de Bulgaria como una persona dialogante, “amante de la libertad” y que se ha entregado a los “ideales de servicio” a su país.
"Quería dejar de primera mano lo que he visto y vivido", decía el rey Simeón antes de contar cómo fue su regreso a Bulgaria en 1996. "Me emocioné muchísimo, tenía ganas de llorar, ningún ser humano podría no emocionarse", dijo el monarca, que también habló de los "buenos recuerdos infantiles". "La amistad para mi es uno de los valores más verdaderos", dijo al recordar cómo fue su juventud junto al rey Juan Carlos, relación por la que Simeón dio las gracias a Dios.
El momento más emotivo llegó cuando el rey Simeón no pudo contener las lágrimas darle las gracias a don Juan Carlos. Mientras el salón de la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando rompía en aplausos y se ponía en pie, el Rey de los búlgaros se acercaba hasta el lugar en el que don Juan Carlos presidía el acto –sentado entre doña Sofía y Margarita Gómez-Acebo- y ambos se fundían en un gran abrazo. Después Simeón abrazaba a la Reina y le dedicaba un gesto cariñoso a su mujer.
Las vivencias personales del rey Simeón, tan intensas como imbricadas con la propia historia de Europa, arrancan en agosto de 1943, mientras su vida y la de la propia Europa se desgarran. Su padre, el rey Boris III de Bulgaria, fallece en extrañas circunstancias -se especuló con la posibilidad de que muriera envenenado por los nazis- y un joven Simeón, con seis años, se convierte en Rey para afrontar el trágico destino de un país y de un pueblo que se encarna en una trayectoria vital fuera de lo común.
Tras el asesinato de parte de su familia, en septiembre de 1946 Simeón abandonó Sofía y a su pueblo para iniciar un largo exilio. Tras ser acogidos por el rey Victor Manuel III de Italia y el rey Faruk de Egipto, el "rey niño" y su madre fueron recibidos en España. Aquí se formó –en el Liceo francés de Madrid, como después lo harían sus cinco hijos - y aquí descubrió el amor junto a la española Margarita Gómez-Acebo, con la que se casó en el año 1962 y con la que tendría cinco hijos, cinco príncipes búlgaros nacidos y criados en España.
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Simeón, que nunca perdió la esperanza, regresó a su país cincuenta años después de abandonarlo, en mayo de 1996, seguido de un compromiso político y de la victoria de su partido en las legislativas de 2001. Un rey destronado se convierte en el Primer Ministro. Unas memorias que Simeón ha dedicado a sus hijos y nietos para que jamás olviden sus raíces.