La tradición del Cristo de Medinaceli nos devuelve a la reina Sofía tras varios meses de ausencia
La reina Sofía ha vuelto. Por unos motivos o por otros, no presidía un acto desde finales de noviembre. A su última aparición con motivo de la entrega de los Premios Reina Sofía contra las Drogas, de la Fundación CREFAT, siguió una larga (y sentida) ausencia de la vida pública. No regresó a la vuelta de las vacaciones de Navidad, como hubiera sido de esperar, porque la situación de bloqueo político que vive España ha repercutido directamente en la agenda oficial -no sólo de doña Sofía, sino también de los Reyes- con el consecuente bloqueo de compromisos.
Tal vez contribuyera de manera tangencial el comienzo del juicio por el Casi Nóos a un retiro, por causas ajenas, que se ha prolongado varios meses. Hasta hoy mismo: la visita a la basílica madrileña de Jesús de Medinaceli cada primer viernes de marzo es sagrada para miles de fieles, y para los miembros de la Familia Real.
Como reina, quiso cumplir con la centenaria tradición real de venerar al Cristo, que se remonta a finales del siglo XVII, después de que la imagen, tallada por encargo del duque de Medinaceli, fuera recuperada de manos de los musulmanes. La imagen fue rescatada el viernes de Cuaresma de 1682 -fecha que coincide con el primer viernes de marzo- y, desde entonces, surgió la devoción de rezar y besar el pie de la imagen de Jesús Nazareno, al que los fieles piden miles de milagros. Como madre y como abuela, quiso pedir por los suyos.
La reina Sofía ha saludado a su llegada al templo a varios frailes capuchinos, encargados de custodiar la imagen, y ha respondido a las numerosas muestras de afecto de los feligreses, que la han recibido entre aplausos. Una vez en el interior, mientras el órgano de la iglesia interpretaba el himno nacional, se acercó al Cristo, una talla de la escuela sevillana que data de 1640, a la que ha besado el pie, y se ha apartado después para rezar unos instantes ante el altar, antes de saludar en la sacristía a los frailes capuchinos. También al salir del templo, ha respondido sonriente a los saludos de los fieles y se ha despedido de los religiosos antes de partir... Quizás con la gracia de algún deseo.
Más gente que nunca, incluido Alfonso Diez que ha salido a su encuentro para saludar a la reina Sofía muy cariñosamente, se ha acercado hasta la Básilica del Cristo de Medinaceli, para cumplir con la tradición del besapies a la imagen y pedir tres deseos. Los que más se repiten son trabajo y salud, pero también hay peticiones de paz, amor... Dios dirá.