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Así conocimos al abuelo de la Reina


28 de julio de 2015 - 11:37 CEST

Un hombre sencillo, hecho a sí mismo y muy pendiente siempre de los suyos. Con naturalidad y simpatía, Francisco Rocasolano, abuelo materno de doña Letizia, aclaraba a los medios con una sonrisa que se había enterado del compromiso de su nieta con el entonces Príncipe de Asturias, “como todo el mundo”. Quién le iba a decir a este taxista jubilado que ejerció durante décadas en la ciudad de Madrid que iba a ver a su nieta convertida algún día en Reina. “Es una chica muy normal, muy cariñosa y muy lista” así definían su mujer y él a doña Letizia, a la que estuvieron siempre muy unidos.

En octubre de 2005 una feliz noticia hizo que el abuelo de doña Letizia saliera de su casa en Alicante y se encontrara con una nube de micrófonos. Jovial, cercano y simpático, el abuelo de la Reina siempre tenía una palabra amable y no dudó en comentar lo feliz que les hizo el nacimiento de su bisnieta Leonor
© Cordon Press
En octubre de 2005 una feliz noticia hizo que el abuelo de doña Letizia saliera de su casa en Alicante y se encontrara con una nube de micrófonos. Jovial, cercano y simpático, el abuelo de la Reina siempre tenía una palabra amable y no dudó en comentar lo feliz que les hizo el nacimiento de su bisnieta Leonor

Tras su jubilación, se trasladó con su mujer Enriqueta Rodríguez a vivir a Alicante, al barrio de San Gabriel, aunque nunca dejaron de visitar la capital, sobre todo en los momentos señalados de la nueva vida de su nieta. Pese a sus nuevas obligaciones, ella no se perdía ni uno de sus cumpleaños, que celebraban todos juntos y en familia en el palacio de la Zarzuela. Una ocasión en la que se reunían su hija Paloma, sus nietas Letizia y Telma y sus bisnietas para brindar por su aniversario cada 21 de julio (el último que celebró allí fue en el 2014).

La vida de su nieta estaba a punto de cambiar radicalmente, comenzaba una nueva etapa. Y él estuvo junto a ella. Francisco Rocasolano y Enriqueta Rodríguez entraban cogidos del brazo en la catedral de la Almudena un 22 de mayo de 2004, una fecha que quedaría en su memoria como el día en que su nieta, una 'chica muy normal' como él decía, se convertía en Princesa
© Gtresonline
La vida de su nieta estaba a punto de cambiar radicalmente, comenzaba una nueva etapa. Y él estuvo junto a ella. Francisco Rocasolano y Enriqueta Rodríguez entraban cogidos del brazo en la catedral de la Almudena un 22 de mayo de 2004, una fecha que quedaría en su memoria como el día en que su nieta, una 'chica muy normal' como él decía, se convertía en Princesa
En el año 2006, se unió al resto de la familia en el bautizo de la entonces infanta Leonor, primogénita de su nieta Letizia. Estaba muy unido a los suyos y viajaba cada vez que tenía ocasión a Madrid donde se unía a su hija y nietas y disfrutaba de ellas
© Gtresonline
En el año 2006, se unió al resto de la familia en el bautizo de la entonces infanta Leonor, primogénita de su nieta Letizia. Estaba muy unido a los suyos y viajaba cada vez que tenía ocasión a Madrid donde se unía a su hija y nietas y disfrutaba de ellas

Estuvieron junto a ella en el día de su boda con don Felipe, en el bautizo de sus nietas Leonor y Sofía y por supuesto en la proclamación de don Felipe como Rey. Fue esta la última vez que se pudo ver a Francisco en una ocasión pública, dado que su salud era ya delicada. Desde el año 2007, residía en Madrid junto a su hija Paloma Rocasolano (Enriqueta y él se mudaron tras el fallecimiento de su nieta Erika), que estaba muy pendiente de ellos en todo momento dada su avanzada edad.

La Reina ha estado siempre muy unida a su familia, aprovechando todo el tiempo libre que tiene para disfrutar de ellos. A pesar de sus compromisos, celebraba las ocasiones especiales junto a ellos, de hecho cada año organizaba una merienda por el cumpleaños de su abuelo Francisco en Zarzuela. La última fue el año pasado, era la primera vez que soplaba junto a él las velas ya como Reina, aunque para él seguramente seguiría siendo su nieta del alma
© Europa Press
La Reina ha estado siempre muy unida a su familia, aprovechando todo el tiempo libre que tiene para disfrutar de ellos. A pesar de sus compromisos, celebraba las ocasiones especiales junto a ellos, de hecho cada año organizaba una merienda por el cumpleaños de su abuelo Francisco en Zarzuela. La última fue el año pasado, era la primera vez que soplaba junto a él las velas ya como Reina, aunque para él seguramente seguiría siendo su nieta del alma
Ejercer de bisabuelo era una de sus pasiones. Las niñas le devolvieron la sonrisa tras la pérdida de su esposa en el año 2008. Esta imagen corresponde de hecho a ese mismo año, a una tarde en alguno de los espectáculos a los que llevaron a las hijas de doña Letizia junto a Paloma Rocasolano
© Gtresonline
Ejercer de bisabuelo era una de sus pasiones. Las niñas le devolvieron la sonrisa tras la pérdida de su esposa en el año 2008. Esta imagen corresponde de hecho a ese mismo año, a una tarde en alguno de los espectáculos a los que llevaron a las hijas de doña Letizia junto a Paloma Rocasolano

En 2008, él había tenido un bache de salud, una dolencia coronaria que le obligó a ingresar en el hospital Gregorio Marañón. Su hija no se separó de él en ningún momento y, tras recibir el alta entonces, tan jovial y bromista como siempre, aseguraba a sus vecinas del barrio de Vicálvaro: “Estoy hecho un torero”. Meses después volvería a sufrir un duro golpe, la muerte de la mujer de su vida Enriqueta, a los 89 años de edad.

Fallece el abuelo materno de la reina Letizia, Francisco Rocasolano

El abuelo de la reina Letizia, ingresado en un hospital de Salamanca

Sin embargo, él seguía con sus pequeñas rutinas: salía a dar un paseo por el barrio, a hacer algunas compras y disfrutaba de sus nietas (las hijas de Letizia, Erika y Telma). Se perdió no obstante la primera comunión de la princesa Leonor el pasado mes de mayo, dado tal vez lo delicado de su salud, una cita a la que sí acudió la abuela paterna de la Reina, Menchu del Valle.

La última ocasión en la que vimos a Francisco Rocasolano en una ocasión pública fue en junio de 2014, en la proclamación de don Felipe como Rey. Su nieta se convertía así en Reina de España, ¡quién se lo iba a decir! En la imagen, se le ve junto a su hija Paloma Rocasolano y la abuela paterna de doña Letizia, Menchu del Valle
© Archivo
La última ocasión en la que vimos a Francisco Rocasolano en una ocasión pública fue en junio de 2014, en la proclamación de don Felipe como Rey. Su nieta se convertía así en Reina de España, ¡quién se lo iba a decir! En la imagen, se le ve junto a su hija Paloma Rocasolano y la abuela paterna de doña Letizia, Menchu del Valle

A sus 98 años, toda una vida, Francisco ha dejado tras de sí un recuerdo imborrable, no sólo para su familia sino para aquellos que le conocieron y se cruzaron en su camino. El recuerdo de un hombre sencillo, humilde y cercano.

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