No habrá una celebración especial además de las fotografías inéditas ya difundidas con motivo de la conmemoración del ascenso al trono de los Reyes, pero en el horizonte de esta semana sin lugar a dudas se avista el primer aniversario de su proclamación rodeado de actos oficiales significativos, por su propio interés y por el señalado momento en el que se producen.
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Uno de estos es el que han presidido don Felipe y doña Letizia este mediodía en el Palacio de El Pardo: el bicentenario de la Diputación de la Grandeza de España, creada en 1815, por decisión regia, como órgano rector de una Corporación institucional formada en su origen solamente por los Grandes de España, tanto Grandezas cargadas sobre Títulos como Grandezas personales, pero a la que con el tiempo, tras la reforma de Sus Estatutos por Real Orden de 21 de Julio de 1915 y luego en 1999, se incorporaron también Títulos del Reino, si bien mantiene inalterada su denominación tradicional. Hoy día son un total de 300.
Los Reyes se han unido a la celebración con toda la Grandeza en las vísperas de su día grande como soberanos. Los reyes Felipe y Letizia han recibido a todos los Grandes de España juntos por primera vez desde que comenzara su reinado y han saludado uno a uno a sus ilustres invitados, entre los que se encontraban el Duque de Alba, Carlos Martínez de Irujo; el Duque de Híjar, Alfonso Martínez de Irujo; el Marqués San Vicente del Barco, Fernando José Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart; el Duque de Arjona, Cayetano Martínez de Irujo; la Duquesa de Montoro, Eugenia Martínez de Irujo; la Marquesa de Bellavista y del Real Socorro, Alicia Koplowitz; el Marqués de Cubas, Fernando Falcó; el Conde de Montalvo, Javier Fitz-James Stuart de Soto, y un largo etcétera.
La relevancia de este primer encuentro ha trascendido primero en la afluencia de invitados –casi todos los hijos de la recordada Duquesa de Alba, que han adquirido nuevos títulos tras la muerte de su madre, han acudido a la cita real por ejemplo-, luego en el despliegue de elegancia de las damas –la Reina repitió el traje que llevó en Leyre tras el anuncio de la abdicación, de Felipe Varela y colores vivos, redundando en la ocasión festiva, y a sus pies lució los peep-toes de Cenicienta moderna que estrenó en la Primera Comunión de la princesa Leonor-, y finalmente en las palabras del Rey: “A la Reina y a mí nos alegra veros hoy; nos alegra conoceros más, aunque con muchos nos vemos en no pocas ocasiones y algunos nos conocemos desde hace muchos años; y nos alegra, claro, poder celebrar la historia que nos une”.
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Vocación de servicio a España: fértil y fresca
El rey Felipe ha alentado a continuar haciendo grande a España con su gran nombre: “Veros a muchos de vosotros ─y vuestro título─ me evoca a tantos de sus protagonistas: ilustrados, grandes militares, mecenas, empresarios, académicos, científicos, artistas. Emular a quienes inscribieron sus nombres en la historia de España no es labor fácil. Honrar esos nombres con vuestro ejemplo y conducta es un gran reto: porque destacar, estar entre los mejores en cualquier ámbito, es cada día una tarea más ardua. Pero es la exigencia de llevar un gran nombre. Y es vuestro deber”.
No ha concluido sin insistir en su felicitación a la Grandeza en la importancia de que siga renovándose y sirviendo con vocación al país: “Quiero, por tanto, con la Reina, felicitar a la Diputación de la Grandeza de España; no solo por cumplir 200 años, sino también por el mérito de haber mantenido su prestigio en una sociedad que ha vivido circunstancias de todo tipo en ese periodo de nuestra historia y está, como la mayoría de las sociedades, en continua evolución. (...) Una institución que, estoy seguro, sabrá seguir proyectándose y renovándose hacia el futuro, manteniendo siempre fresca y fértil la vocación de servicio a España, al conjunto de nuestra sociedad”.
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La Diputación de la Grandeza tiene una naturaleza especial, no solo por cuanto agrupa en la actualidad a la única Nobleza legalmente regulada, sino también por sus funciones asesoras de la Administración Pública y de su S.M. el Rey en cuanto a su prerrogativa constitucional sobre honores y distinciones y sobre sucesión y rehabilitación de Títulos Nobiliarios. A la Diputación corresponden, además de las facultades de representación, gobierno y administración de sus bienes y archivos, la propuesta, asesoramiento y atención de cuanto se estime mejor para el servicio de España, del Rey y de los Grandes y Títulos del Reino y las funciones que, en los procedimientos de sucesión y rehabilitación de Títulos, le son atribuidas por el Real Decreto de 27 de Mayo de 1912 y disposiciones concordantes (arts. 2,3,6 y 17 del R.D. de 27.V.1912, art.3 de la R.O. de 26.X. 1922, ratificadas en el D. de 4 de Junio de 1948 y en el R.D. 222/1988 de 11 de Marzo).
Su gobierno se estructura a través de Asambleas Ordinarias y Extraordinarias y de una Diputación Permanente y Consejo compuesto por el Decano y dieciséis Diputados; de éstos ocho y el Decano elegidos entre los Grandes y ocho elegidos entre los Títulos del Reino sin Grandeza. El desempeño de los cargos es por cuatro años y sus titulares son reelegibles.
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