Doña Letizia, una década como Princesa
Mil y un cambios ha experimentado en estos diez años y ni uno solo ha pasado inadvertido: desde el maquillaje de sus ojos a la altura de sus tacones y desde su traje de firma a su camiseta diseño 'low cost'
Diez años caben en tan solo nueve caracteres (contando el espacio), pero son todo un mundo de posibilidades. Mil y un cambios se han producido a lo largo de esta década como matrimonio desde aquel histórico 22 de mayo de 2004 en que los Príncipes de Asturias se convirtieron en marido y mujer y comenzaron a trabajar juntos por España.
La agenda oficial de don Felipe y doña Letizia no sólo ha ganado peso en este tiempo, sino también relevancia. Los Príncipes de Asturias han tomado posiciones entre los Herederos de Europa mejor preparados para tomar un día las riendas del reino. Ahora que son el núcleo central de la Familia Real junto a los Reyes, recae en ellos gran parte de la responsabilidad de la Corona española. Las bajas médicas del Rey a causa de sus últimas intervenciones quirúrgicas (nueve en tres años) han obligado, de hecho, al príncipe Felipe a asumir en una u otra ocasión la representación del Estado.
Los Príncipes son el porvenir de la institución y con su propio sello harán camino, aunque aferrándose al consejo de los Reyes y a los sólidos cimientos de la Monarquía, como llevan haciendo esta década, que se traduce en números en 73 viajes al extranjero a un total de 38 países, 1.516 actos oficiales, 248 audiencias con cobertura informativa, en las que se han encontrado con más de 7.200 personas, y 679 discursos del príncipe Felipe y un total de 86 de la princesa Letizia.
El futuro de la Corona se vislumbra cierto y seguro después de estos años de preparación y evolución. De la Princesa en primer término con su transición de periodista a novia oficial del Príncipe. Renunció a su prometedora carrera periodística por amor y, antes de abrazar una nueva profesión al servicio de todos los españoles, se formó, se entrenó y se corrigió limando algunos aspectos de su fuerte personalidad para desempeñar en un segundo plano el nuevo papel. Después, como esposa del Príncipe de Asturias, ha acercado al príncipe Felipe al pueblo llano, lo que ha contribuido asimismo a su transformación en un príncipe más cercano, comprensivo y realista. Uno se nutre del otro y juntos se complementan y forman el mejor equipo para desempeñar su excepcional trabajo habiendo garantizado, además, la sucesión, como padres de Infantas y de la futura Reina de España. Otra misión cumplida.
La metamorfosis comienza, pero no acaba en la institución. También doña Letizia la ha asumido como propia. Intentó desde el primer momento acertar en el difícil equilibrio entre gustos personales, tendencias y representación. Con tal fin la Princesa cambió su estilo –a veces con desacierto-, cambió su peinado y también su físico (con una rinoplastia que los cirujanos estéticos califican como perfecta). Cambió sus gestos por otros más regios… Cambió desde el maquillaje de sus ojos hasta la altura de sus tacones. Cambió desde su traje de firma a su camiseta diseño low cost. Cambió y cambió. Una transformación seguida del derecho y del revés que desgranamos a continuación: