Bodas de oro de los Reyes: una vida juntos de servicio a España

De príncipes a la espera de un reino a soberanos queridos y respetados

by hola.com

Los Reyes cumplen sus bodas de oro. Cinco décadas de aquel 14 de mayo de 1962 en que don Juan Carlos y doña Sofía protagonizaron la boda del siglo XX para los españoles. Cincuenta años de casados y toda una vida juntos de servicio a España. Porque en ese largo camino que iniciaron en su juventud, sin corona, y que siguen recorriendo hoy respaldados por el cariño y el respeto de toda una nación, el reinado de nuestros Reyes es historia de entrega, carácter y oficio sin la cual ya no puede ser escrito ni el pasado ni el presente de nuestro país. 

* Usa las teclas derecha e izquierda para navegar por las fotos en la página
UNA BELLA PRINCESA GRIEGA... La entonces princesa de Grecia, con su hermano, el príncipe heredero Constantino. En la fila de atrás, el entonces príncipe Harald de Noruega, considerado por algún tiempo como el posible mejor pretendiente para la hija mayor de los soberanos 
UN APUESTO ACOMPAÑANTE... Aunque ninguno de los dos quería asistir a la boda de los duques de Kent, la Reina terminó reconociendo que, por una vez, el protocolo había hecho bien las cosas, "pues me asignó a Juan Carlos como caballero acompañante" 
¿CUÁNDO SE VIERON CON OTROS OJOS? Se conocieron en el verano de 1954, durante el crucero organizado por la Reina Federica para los jóvenes de la realeza, y volvieron a coincidir en la Olimpiada de Roma, en 1960, pero no fue hasta la celebración de la boda de los duques de Kent, el 8 de junio de 1961, cuando don Juan Carlos y doña Sofía empezaron a verse con otros ojos 
DE UNA BODA... La jovencísima y real pareja entre los invitados al enlace de los Duques de Kent 
¡ANUNCIO DEL COMPROMISO! Los príncipes Juan Carlos y Sofía hicieron público su compromiso matrimonial, el día 13 de septiembre de 1961, en la ciudad suiza de Lausana, residencia de la Reina Victoria Eugenia, abuela del príncipe. Sólo se podían entender en inglés. El de la Reina era perfecto —es el idioma en el que hablaría a sus hijos en la Zarzuela—. Había vivido en Sudáfrica durante el exilio de la segunda Guerra Mundial, y su niñera era escocesa. El del Rey, un tanto deficiente 
POSADO EN FAMILIA. Los príncipes posando con sus familias el día que anunciaron su compromiso. De izquierda a derecha, la reina Victoria Eugenia con su nieto el príncipe Juan Carlos y la princesa Sofía. En la fila de atrás, el rey Pablo, la princesa Irene y el conde de Barcelona 
REGALOS POR SU COMPROMISO. El día del anuncio de compromiso oficial, los novios posaron para la prensa en el jardín de la villa Vieille Fontaine, propiedad de la reina Victoria Eugenia. La futura Reina de España recibió como regalo una pulsera de rubíes, y el príncipe, un sello de oro, que suele llevar en su mano derecha. El Gobierno español les otorgó la máxima condecoración: el gran collar y el lazo con brillantes de la orden de Carlos III, un honor reservado a soberanos reinantes 
UNA PAREJA MUY QUERIDA EN GRECIA. Días antes de la celebración de su matrimonio, don Juan Carlos fue recibido por la princesa Sofía en el aeropuerto de Atenas. Durante el recorrido que hicieron por la ciudad en un coche descapotable la Real pareja fue aclamada por miles de griegos 
UNOS JÓVENES PROMETIDOS. El príncipe Juan Carlos y su prometida junto a los hermanos de ésta, los príncipes Irene y Constantino, en la semana de sus nupcias 
MAJESTUOSO BAILE DE GALA. El 12 de mayo de 1962, dos días antes de la celebración de la boda Real, se celebró un fastuoso baile de gala en el palacio Real de Atenas. Doña Sofía eligió, para una noche tan especial, la tiara de diamantes y perlas que perteneció a la infanta Isabel, regalo de sus suegros, y como collar, la diadema de diamantes desmontable, regalo del general Franco. Don Juan Carlos acudió a la fiesta con todas sus condecoraciones, destacando, entre ellas, la insignia de la Orden del Toisón de Oro 
BODA COMPLICADA, PERO MUY FELIZ. El príncipe Juan Carlos y la princesa Sofía contrajeron matrimonio por dos ritos: el primero, católico, tuvo lugar en la catedral de San Dionisio, y el segundo, ortodoxo, se celebró, una hora más tarde, en la catedral de Santa María. Doña Sofía, emocionada durante ambas ceremonias, tuvo que usar el pañuelo de don Juan Carlos en varias ocasiones. Dos ceremonias y una boda. Ese fue el problema al que tuvieron que enfrentarse desde el principio don Juan Carlos y doña Sofía. El hecho de que la Princesa contrajera matrimonio como ortodoxa era una novedad en la historia de España. “En definitiva, todo el problema de mi conversión era pasar por la obediencia del Papa en Roma. Eso creó un conflicto religioso, político y monárquico. Fue el gran escollo. Lo más tenso. Consumió horas y horas de negociaciones entre católicos y ortodoxos en Atenas, en Estoril, en Roma, y yo la más interesada, ¡estaba totalmente conforme!”. 
MARIDO Y MUJER. Eran las diez en punto de la mañana. En el altar, vestido con uniforme de teniente de Infantería, con el Toisón, el collar de Carlos III, las placas de la Orden de Malta y de la Orden Griega... Don Juan Carlos esperaba a la novia. 45.000 claveles rojos y amarillos, traídos expresamente de Valencia y Cataluña, adornaban el interior del templo. Al igual que su hija la infanta Elena, la Reina también se olvidó de pedir el consentimiento a su padre, el Rey Pablo, en su boda 
DIADEMA DE BODA CON HISTORIA. Doña Sofía eligió para el día de su boda la diadema de diamantes de línea helénica regalo de su madre —la misma que llevaría la princesa de Asturias el día de su boda con don Felipe—, y un maravilloso vestido en seda entreverada de plata. "Sofía estaba muy guapa. Su vestido de novia era un sueño de encaje sobre el que, cayendo desde su cabeza hasta el suelo, llevaba un velo nupcial, también de encaje" contaría en sus memorias la reina Federica, madre de doña Sofía, años después de la boda de su hija. También reveló que la familia tomó "tranquilizantes por primera vez. No queríamos estropearnos ese día tan feliz, aunque no podíamos apartar el pensamiento de que Sofía se marchaba"… 
TRADICIONAL FOTO DE FAMILIA. Los príncipes posando para la tradicional foto de familia con algunos de los 150 invitados de sangre Real que se desplazaron a Atenas para asistir a sus nupcias. Desde el matrimonio de Isabel de Inglaterra con Felipe de Edimburgo no se habían reunido tantos reyes y príncipes. "Mi madre quiso que la boda fuese preciosa y fastuosa. Y lo fue. Al estilo de las viejas Cortes europeas.Intervinimos toda la familia en la organización", contaría la Reina a Pilar Urbano muchos años después 
¡SALUDO DE LOS RECIÉN CASADOS! Sobre estas líneas, la princesa Sofía y su ya esposo, don Juan Carlos, saludando desde el hermoso carruaje, tirado por seis caballos, mientras se dirigen hacia el palacio Real de Atenas 
LA LLEGADA DE LOS NIÑOS. El 20 de diciembre de 1963, doña Sofía dio a luz en la clínica Loreto, de Madrid, a su primera hija, la infanta Elena. A la primogénita le seguiría la infanta Cristina (1965). Para el nacimiento del heredero al Trono, el príncipe Felipe de Borbón (1968), habría que esperar tres años. Los dulces años sesenta transcurrían felizmente en el palacio de la Zarzuela, con unos príncipes volcados en la crianza de sus tres hijos. Aunque cuenta con ayuda, es doña Sofía la que se ocupa personalmente de sus hijos.



 
¡ES UN NIÑO! El esperado varón, don Felipe, llegó al mundo, según la tradición familiar, a la hora de comer, para dar continuidad a una dinastía suspendida en el tiempo. Doña Sofía, dada a los partos fáciles, dio a luz en menos de media hora a aquel sonrosado bebé, que pesó 4,3 kilos y midió 55 centímetros de largo. "¡Es un niño!", gritó la comadrona. Tras recibir la buena nueva, cuentan las enfermeras que don Juan Carlos se desmayó y que doña Sofía pidió tarta de chocolate, después de brindar con champán. 
UNA NUEVA ESPAÑA. Los príncipes y sus tres hijos encarnan la imagen de una nueva España. 
DE PRÍNCIPES A SOBERANOS. El solemne e histórico momento en que el príncipe Juan Carlos es proclamado Rey en las Cortes españolas, el 22 de noviembre del año 1975. Es, en realidad, el equivalente al acto solemne de su coronación, ceremonia que no está contemplada como tal en nuestro país. Aquel día, el jovencísimo príncipe Felipe, junto a sus hermanas, las infantas Elena y Cristina, se convierte en heredero de la Corona. Todos se levantaron cuando el Presidente de las Cortes y del Consejo de Regencia, Rodríguez Valcárcel, tendió solemnemente al futuro soberano el libro de los Santos Evangelios pronunciando la fórmula ritual seguida de la variante que exigía la legislación del régimen. Después sólo se oyó, rotundo y claro, el "Sí, juro" del príncipe que, a partir de ese momento, sería ya Juan Carlos I, Rey de España. Se inicia así una nueva época en nuestro país, ratificada unos años después con la firma de la Constitución en 1978, en la que España apoya con entusiasmo la democracia. 
PRIMER SALUDO DE LOS REYES DE ESPAÑA. El 27 de diciembre de 1975, cinco días después de que don Juan Carlos fuera entronizado como Rey de España en las Cortes Españolas, tuvo lugar una jornada de exaltación de la Monarquía española. Para aquella histórica fecha, doña Sofía se coronó con la mantilla española, el lazo de damas de la Orden Dinástica Española de la Reina María Luisa y el aderezo de rubíes regalo de Niarchos.Tras una espera de años, se asomaban por primera vez al balcón de la plalaza de Oriente como Reyes.Trece años después de su boda con un príncipe a la espera de un trono, doña Sofía saludó por primera vez a sus conciudadanos como Reina de España. 

REINADO DE ENTREGA. Los Reyes, acompañados del príncipe Felipe y de la infanta Cristina, a la salida de la ceremonia religiosa que se ofició en los Jerónimos con motivo de la entronización de don Juan Carlos. En ese largo camino que los soberanos iniciaron, en su juventud, sin corona, y que siguen recorriendo hoy, respaldados por el cariño y el respeto de toda una nación, podría calificarse el reinado de nuestros Reyes como historia de entrega, carácter y oficio sin la cual ya no puede ser escrito ni el pasado ni el presente de España.

 
NUEVA VIDA FAMILIAR. Comienza en el palacio de la Zarzuela una nueva vida familiar. En la foto, los Reyes con sus hijas durante el baile de juventud que ofrecieron las infantas doña Elena y doña Cristina a sus amigos. 
TRES GENERACIONES DE MARINOS EN LA FAMILIA REAL. Don Juan, almirante de honor
de la Armada Española; su hijo, el Rey, jefe supremo del Ejército, y su nieto don Felipe, que recibía el despacho de alférez de navío en la Escuela Naval de Marín. 
PURA SENSIBILIDAD. El corazón de la Reina late al compás de España. Ríe en sus alegrías y llora en sus tristezas. Doña Sofía siempre tiene palabras de consuelo para quien sufre y un hombro que ofrecer a los que lloran. La Reina sabe y quiere compartir el dolor con todos aquellos a los que golpea la tragedia.
 
EL HEREDERO. La reina Sofía suele decir que don Felipe es el que más se parece al rey Pablo de Grecia, en el carácter aplomado y en el físico, y que "lo mejor de mi hijo es que no se cree nadie especial". Don Felipe, que tiene, según don Juan Carlos, "los ojos del mismo e intenso color azul que el mar Egeo", ha contado siempre con el apoyo incondicional de los Reyes. Si en el Rey el príncipe tiene "a un amigo, un consejero y a un jefe", la Reina es su "gran referente humano, intelectual y espiritual... Me conmueve su sensibilidad ante el sufrimiento" . 
PRIMERA BODA REAL. La primera en abandonar el nido y casarse fue la primogénita, la infanta Elena, quien contrajo matrimonio con Jaime de Marichalar, hijo de los condes de Ripalda, el 18 de marzo de 1995, en la catedral de Sevilla. Trece años después de la ceremonia, el 13 de noviembre de 2007, la Casa Real anunció el cese temporal de la convivencia matrimonial entre los duques de Lugo. 
SEGUNDA BODA REAL. La infanta Cristina y el deportista olímpico Iñaki Urdangarín celebraron sus esponsales el 4 de octubre de 1997 en la catedral de Barcelona y en presencia de 1.500 invitados. Al año siguiente nacía el primer nieto de los Reyes, Felipe Juan Froilán, hijo de los duques de Lugo. Un año después, los duques de Palma de Mallorca estrenaban también el papel de padres con el nacimiento de Juan Valentín. 
BODA REAL DE LOS PRÍNCIPES DE ASTURIAS. 22 de mayo de 2004. Después de la celebración de la solemne boda en la catedral de la Almudena, don Felipe y doña Letizia saludaron con Sus Majestades los Reyes a sus conciudadanos desde el balcón del Palacio Real 
OCHO NIETOS. Son la gran debilidad de los Reyes. Sus Majestades, especialmente doña Sofía, siempre se deshacen en atenciones hacia ellos. Para cada uno tienen un cálido gesto, una caricia... Un momento único. Ya sea Froilán, Victoria Federica, Juan Valentín, Pablo Nicolás, Miguel, Irene, la infanta Leonor o la benjamina, la infanta Sofía. Sus sonrisas, siempre amables, se vuelven enormemente dulces cuando están dedicadas a los niños. Y es que ese octeto de felicidad se ha colado definitivamente en la mirada de nuestros Reyes.