Federico de Dinamarca siempre fue un heredero diferente , dispuesto a embarcarse en aventuras para encontrar respuestas sobre la naturaleza humana o para acercarse lo más posible a lo que él llama “experiencias cósmicas”. Y le ha costado mucho superar una infancia y adolescencia ‘encerrado’ en los aposentos reales y alejado de sus padres. Tenía unos tres cuatro años cuando lo invitaron por primera vez a comer con sus padres. Y no fue hasta los 12 que se convirtió en una rutina. La propia reina Margarita contó que no pasaba suficiente tiempo con sus hijos cuando eran pequeños y que no había sido la mejor madre.
Descubrimos al nuevo Rey de Dinamarca en 10 curiosidades sorprendentes.
Tatuado
Sus tatuajes, un tiburón y un motivo nórdico, representan los momentos más significativos de su vida: “mi paso por el Cuerpo de Buceadores mi viaje a través del Norte de Groenlandia; y el ansia de “crecer” disfrutando de la vida y de la soledad. “Todo el mundo debería tener un trocito que sea sólo suyo. Incluso cuando se está casado y se tengan responsabilidades”.
Libertad y normalidad
Ama la libertad, cuando era joven se subía los tejados de palacio para experimentarla (hasta que pusieron tornillos a su ventana). En la biografía ‘Under the beam - A portrait of Crown Prince Frederik’, publicada en 2017, Federico declaró que: “No quiero encerrarme en un castillo. Quiero ser yo mismo, quiero ser humano”. El periodista y autor Jens Andersen cuenta y lo prueba con detalles cómo el ahora rey siempre ha querido ir más allá. Sentirse bien sin tener que disculparse por ser un príncipe y tener privilegios y saber qué era de verdad ser “normal”. Por eso (un ejemplo) se presentaba en casa de compañeros o de sus amigos sin avisar. Así no les daba tiempo a arreglar las habitaciones o a preparar algo especial para la visita de un príncipe heredero… hasta que descubrió que esa parte que quería se trataba de una ilusión. Y cree firmemente en el “destino y en que nada sucede sin una razón… “Incluso si tengo que mirar hacia atrás en todas las emocionantes grandes cosas que me han ocurrido. No es aleatorio”.
Rey ‘rana’
En 1995, sin avisar a la Reina ni a su padre, se alistó en el cuerpo de élite de Buceadores de la Marina consiguiendo superar el proceso de selección – se presentaron 300 reclutas, 13 vencieron los desafíos (sólo cuatro completaron todo el programa) en 1995. En esta época, que duró nueve meses -fue un entrenamiento durísimo- lo rebautizaron como ‘Pingo’ después de que su traje de neopreno se llenara de agua y tener que andar como un pingüino. Además, ha sido el primer miembro de la Corona en obtener un título universitario -estudió en la Universidad de Aarhus para obtener una licenciatura en Ciencias Políticas que completó tras un año en Harvard-.
El reto de su vida
En el año 2000, participó en una expedición de esquíes y trineos de cuatro meses y 3.500 kilómetros (2.175 millas) a través del norte de Groenlandia. Se sintió muy orgulloso porque había demostrado que lo había logrado con su determinación y no por sus títulos. Se trataba de todo un desafío: muy pocos groenlandeses han estado en las zonas por las que estuvo el entonces príncipe; y cualquier hombre que pueda controlar una jauría de perros goza de un gran respeto en Groenlandia.
Se ríe de sus propios chistes
Suele mostrarse serio, pero tiene un gran sentido del humor. La princesa Isabella, su hija mayor, contó que su padre era “como un niño de 15 años por dentro” y le gustaba hacer bromas tontas. Mary también explicó que su marido se reía más de sus propios chistes.
Rockero
Federico es un entusiasta del rock y es conocida su afición como seguidor de grupos de rap algunos de ellos rompedores y antisistema.
Deportista de élite y aventurero
Federico X es un gran apasionado de los deportes. Navega, hace ciclismo, corre, juega a tenis, esquía, nada mucho mejor que la media (roza la élite) y fue el primer miembro de la familia real danesa en completar un triatlón ‘Iron Man’. Como él mismo confesaba a Billed Bladet: “Es muy agradable encontrarme donde estoy ahora”. “Me siento un alma sana en un cuerpo sano. Soy una persona satisfecha. Mi vida ahora, con mi familia, es fantástica”. Su espíritu aventurero y su afición al deporte lo han llevado hasta en siete ocasiones al hospital con fracturas de huesos, vértebras y ligamentos.
Valiente y sensible
No solo es valiente en el sentido físico, o cuando emprende aventuras arriesgadas, también porque se atreve a mostrar su vulnerabilidad, sus miedos o su felicidad. Sirva de ejemplo las lágrimas recientes del soberano en el balcón de palacio tras su proclamación. En la imagen, el día de su boda con la reina Mary, cuando no pudo contener las lágrimas en el altar.
Dispuesto a todo por amor
Fue uno de sus episodios más polémicos. La Nochevieja de 1992, se encontraba en un coche con su novia de entonces, Malou Aamund, cuando una patrulla sospechó que la modelo conducía en estado de ebriedad. La policía le pidió que fuese a la comisaría y el príncipe heredero no dudó no sólo en acompañar a su pareja a la estación, sino esperarla allí, como un ciudadano más.
El rey y Dios
Rompiendo con la tradición, en su proclamación, el nuevo Rey no mencionó a Dios en su discurso de proclamación ni en su lema (“Unidos, comprometidos, por el Reino de Dinamarca”), lo que ha generado controversia en el país. Como nuevo Soberano, además de jefe de Estado, es cabeza de la Iglesia Evangélica Luterana. En su biografía publicada en 2017, ‘Under the Beam’, aseguró que, si sus hijos le preguntaran si creía en Dios, respondería afirmativamente, y explicaba que rezaban juntos cada noche. Sin embargo, al mismo tiempo, se sinceró al admitir que le resultaba complicado creer que haya “un hombre con gran barba en las nubes”. No obstante, en un nuevo libro publicado ayer, ‘Kongeord’ (Palabra de Rey), reconocía que la fe cristiana “ocupa mucho más mi vida que antes”.