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“El príncipe Joaquín todavía se está recuperando bien, pero aún necesita paz a su alrededor”. Así explica la Casa Real danesa el estado en el que se encuentra el hijo pequeño de la reina Margarita. El susto fue enorme cuando el pasado 24 de julio fue operado de urgencia por un coágulo en el cerebro en el hospital de Toulouse, ya que el Príncipe se encontraba disfrutando del verano en la residencia que la Familia Real tiene en Francia. Ahora, en ese mismo lugar, Joaquín de Dinamarca prosigue su recuperación y ha recibido una visita muy especial: la de su hermano mayor, Federico de Dinamarca.
El Príncipe Heredero regresó a Dinamarca este martes después de haber estado en el Château de Cayx, el fabuloso castillo entre viñedos que tiene la familia en el distrito vinícola de Cahors desde los años setenta. La Casa Real comparte una imagen de los hermanos sentados en uno que de los patios de la residencia, ambos vestidos de blanco y, por el servicio que se ve en las mesas, disfrutando de un desayuno. El príncipe Joaquín quizá se encuentra algo más delgado de lo habitual y bastante más pálido, pero comparte una sonrisa.
Tal y como ha confirmado la Casa Real, Joaquín continúa en compañía de su mujer, la princesa Marie, y los dos hijos del matrimonio, los príncipes Henrik y Athena. Antes del accidente cerebrovascular en la residencia también se encontraban los hijos mayores del Príncipe, Nicolás y Félix, que estuvieron pasando unos días y celebrando la mayoría de edad de Félix, una cita en la que también estuvo invitada la condesa Alejandra, primera mujer del Príncipe y madre de sus hijos mayores. Ella confirmó que nada más despertar de la operación, Joaquín había llamado a sus hijos.
Durante su tiempo de convalecencia a Joaquín de Dinamarca le ha rodeado cierta polémica y es que medios daneses publicaron dos entrevistas que el Príncipe había concedido antes de sufrir el ictus y que no habían salido a la luz. Una de ellas fue especialmente comentada ya que la pareja dejó ver que la decisión de trasladarse a vivir a Francia, donde Joaquín ha retomado su carrera militar y le espera un puesto de agregado militar del Ministerio de Defensa danés en París, no había sido tomada del todo por ellos.
Ahora el tiempo se ha detenido hasta su plena recuperación y lo hace en el mismo lugar que durante años sirvió de refugio de su padre, el príncipe Henri de Monpezat, y en donde la familia tiene hectáreas de viñedos y comercializa su propio vino. Una actividad, la agrícola, de la que el príncipe Joaquín disfruta especialmente, ya que estudió economía agraria y orientó sus estudios a la administración agrícola, por lo que con frecuencia ha recibido el sobrenombre de “príncipe agricultor”, un trabajo que desempeñaba hasta su reciente viraje profesional.
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