Su simpatía, su naturalidad, su interés y su nueva indumentaria, todo hay que decirlo, han convertido a Mary de Dinamarca en la reina de África durante un viaje de trabajo a Kenia, que se centraba en la igualdad de género de las mujeres en el extranjero. Su visita se había mantenido en secreto debido a la amenaza terrorista en el país, pero su recibimiento no pudo ser más notorio. Muchos lugareños se desplazaron a la pista de aterrizaje de Kalama y se aseguraron de que la Princesa heredera, la Ministra de Desarrollo, Ulla Tørnæs, y los demás miembros de la delegación danesa se sintieran muy bienvenidos desde el principio.