Isabella de Dinamarca, segunda en la línea de sucesión al trono escandinavo y segunda hija de los reyes Federico y Mary, ya es mayor de edad. Cumplió los 18 años este lunes y se conmemoraron con unos nuevos retratos, los primeros en los que aparece vestida de gala, con tiara y condecoraciones. La Princesa ha querido agradecer todas las felicitaciones que ha recibido al más puro estilo de una royal del siglo XXI.
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Con una foto realizada por su madre, con una gran sonrisa y vestida con su espectacular vestido naranja de satén, joyas históricas y condecoraciones, Isabella aparece con su teléfono móvil, contestado el aluvión de mensajes que habrá recibido por su llegada a la vida adulta. La imagen va acompañada del siguiente texto firmado por la propia Isabella: “Muchas gracias a todos lo que me han ayudado a celebrar mi 18 cumpleaños. Ha sido muy agradable que tantas personas hayan dedicado su tiempo, pensamientos y esfuerzos para hacer mi día tan especial. Esto significa mucho para mí”.
Aunque técnicamente su cumpleaños fue hace solo unas horas, las celebraciones oficiales tuvieron lugar días antes con un homenaje en el Ayuntamiento de Aarhus, una de las ciudades más grandes del país y, después, con un concierto en el Teatro Real de Copenhague al que acudió con vestido de tul en azul noche y pendientes de diamantes de la reina Mary.
Había gran expectación por saber si con Isabella se iba a cumplir la tradición de las princesas danesas a quienes se les regala una tiara cuando cumplen los 18 años. En esta ocasión ha sido su abuela, la reina Margarita, la que le ha regalado la diadema bandeu de turquesas y diamantes con la que posa en sus nuevos retratos oficiales. Está realizada en oro y adornada con 11 rosetas de flores tipo margaritas de tamaño decreciente. Fue hecha a finales del siglo XIX y perteneció a la princesa heredera Margarita de Suecia. Tras su prematura muerte en 1920, su hija, la princesa Ingrid (bisabuela de Isabella) recibió la diadema como regalo de confirmación y la llevó a Dinamarca al casarse con el que después sería el rey Federico IX. Como muchas otras alhajas del joyero real, tiene múltiples funciones, porque puede desmontarse y usarse como pulsera.