El rey Federico de Dinamarca rara vez habla en público sobre su hermano, el príncipe Joaquín, y mucho menos suele evocar su figura en el transcurso de un discurso oficial como jefe de Estado. Últimamente, no estaba del todo claro como es en la actualidad la relación entre los dos hijos de la reina Margarita, jefa de una casa, con las relaciones siempre tensionadas a cuenta del papel que se brindaba a los segundos en la institución. Sin embargo, desde hace un año, el tiempo en el que lleva Federico en el trono, el ambiente familiar parece bastante calmado, al menos nada ha trascendido sobre las incomodidades y decepciones del pasado. Es más, el rey Federico ha sorprendido en su último viaje de Estado hablando sobre su infancia y los recuerdos que comparte con su hermano.
Fue durante este martes por la noche, durante la cena de gala que se brindó en su honor en la capital de Finlandia y en la que la reina Mary estrenó una tiara que llevaba sin usarse 140 años, cuando el rey Federico tomó la palabra para buscar paralelismos entre su país y el país anfitrión. "Tenemos largos inviernos en común. Afrontamos el frío y la oscuridad con confianza porque sabemos que las noches brillantes volverán. Cuando mi hermano y yo éramos niños, mi madre, la reina Margarita, nos leía en voz alta las queridas historias sobre los Moomins", dijo el rey haciendo referencia a su infancia, un periodo que transcurrió en gran parte en una "guardería real", ya que él tenía cuatro años cuando su madre accedió al trono e, igual que hizo Isabel II del Reino Unido, delegó buena parte de la crianza de sus hijos, bajo el imperativo de demostrar que una mujer podía ser madre y reina, algo que muchos cuestionaban precisamente alegando el tiempo que los hijos consumían de un rol que no tiene horarios.
Se sabe mucho de una persona por los recuerdos que atesora y el rey Federico mencionó, como un agasajo al país anfitrión, a los Moomins, que son los personajes creados por la escritora y dibujante finlandesa Tove Jansson. Son seres dulces y delicados, caracterizados por sus buenas maneras y su lenguaje cortés y educado. El amor y el respeto a los semejantes y la unión de la familia junto a la libertad de cada uno de sus miembros es la moraleja recurrente de unas historias que también tocan la problemática social actual. El jefe del Estado danés basó una parte de su discurso en uno de los libros, el que se titula Winter Moomin. "Moomin se despierta de su sueño invernal y no puede volver a dormirse. Al principio, todo le resulta extraño y hasta un poco aterrador, ya que nunca había conocido el invierno...", continúa el rey usando el cuento infantil para resaltar la importancia de la resiliencia, la adaptación al cambio y cómo encontrar belleza en lo desconocido.
Federico X, en su papel de hombre de Estado y en un acto de la máxima relevancia institucional, usa de este modo un recurso poderoso al mezclar un recuerdo de su infancia con los que presumiblemente tiene buena parte de su audiencia escandinava, ya que un cuento infantil evoca sentimientos de nostalgia y empatía, son historias universales que no solo humanizan al orador y lo conectan con su público, además suelen contener lecciones morales profundas y atemporales, lo que puede añadir peso y simbolismo al mensaje.
Esta es la segunda vez que el rey de Dinamarca desempolva sus recuerdos infantiles relacionados con la literatura y la fantasía en el transcurso de un acto oficial, ya que en el año 2018, cuando inauguró la exposición sobre el creador de Tintín, el belga Georges Prosper Remi, conocido por su seudónimo artístico Hergé, en el Museo de Arte Brandts en Odense (la tercera ciudad más grande de Dinamarca, después de Copenhague y Aarhus) en 2018, el entonces Príncipe Heredero habló sobre su estrecha relación con el intrépido aventurero.
"Leí Tintín por primera vez en francés, debido a mis orígenes franceses (su padre, el conde Henrik, era francés), y fue un verdadero placer leer Tintín en el idioma original. Fue algo que despertó mi imaginación" dijo el que entonces era príncipe heredero, que reconoció que vivió auténtica fascinación por el personaje principal y también los secundarios, a los que caracterizó de leyendas.