Federico de Dinamarca asumió el trono el 14 de enero de 2024, tras la repentina abdicación de su madre, la reina Margarita, quien comunicó su decisión en el tradicional discurso de Año Nuevo. El cambio, completamente inesperado tanto por la tradición de la propia dinastía como por la personalidad de una reina que nunca mostró intenciones de ceder el mando, generó una gran expectativa y atención mediática. El nuevo rey, quien en su juventud compartió fantasías sobre escapar de su destino, ocupó el trono en una proclamación tan sorpresiva como emocionante. Asomado al balcón del palacio de Christiansborg, Federico X proclamó su lema, Unidos y comprometidos por el Reino de Dinamarca, marcando el inicio de una nueva era llena de ajustes y desafíos.
A su lado, la reina Mary, la danesa que llegó desde Australia para convertirse en uno de los miembros más apreciados por su accesibilidad y cercanía. A pesar de las tensiones y divisiones internas dentro de la Familia Real, la pareja ha enfrentado el primer año de reinado con éxito, dando imagen de unidad y manteniendo su relevancia en la sociedad contemporánea con una clara intención de modernizar la institución que durante 52 años lideró la reina Margarita, que no ha soltado del todo timón ni desaparecido por completo de la vida de los daneses que siguen viendo en ella una garantía en el relevo. Así ha sido el primer año de reinado para Federico y Mary.
Transición de poder sin perder popularidad
La abdicación de la reina Margarita fue breve y sobria. Se retiró después de 52 años de reinado, con sus apoyos intactos y habiendo cumplido con su trabajo, ya que durante su reinado, el apoyo a la monarquía aumentó considerablemente: cuando ascendió al trono en 1972, solo el 42% de los daneses respaldaba una forma de gobierno con un jefe de Estado de la realeza, mientras que al abdicar en enero de 2024, la cifra oscilaba entre el 75% y el 80%. "Ser danés equivale a ser monárquico", afirmaban las columnas de opinión que analizaban las encuestas, las cuales se mantuvieron estables después de la ascensión de Federico X al trono. Es decir, la reina Margarita no cedió el trono por falta de apoyo, ni mucho menos, pero Federico X, por ahora, ha sabido mantener el respaldo obtenido en los últimos cuarenta años.
Al cumplirse el primer año de su reinado, el 80% de la población danesa considera que Federico X es un buen rey, según una encuesta realizada por el medio danés Berlingske, encargada al instituto de análisis Verian. No obstante, si la pregunta es si es tan buen rey como su madre, el 66% de los daneses cree que aún le queda camino por recorrer. Esta diferencia es totalmente comprensible, ya que la reina Margarita ha sido una de las monarcas que más tiempo ha permanecido en el trono en Dinamarca y, al igual que sucedió en el Reino Unido con Isabel II, para muchas generaciones ella fue una constante en sus vidas y el modelo de cómo debe ser un jefe de Estado real y bajo qué patrones debe operar.
La era de la reina Margarita llegó a su fin, y Federico hizo lo que correspondía: dedicar sus primeras palabras como rey a su predecesora. Sabiendo que, aunque su monarquía es "fácil" –recordemos que su dinastía no dejó de reinar ni durante la ocupación alemana de la Segunda Guerra Mundial–, la sombra de su madre es alargada, ya que reinó durante más de medio siglo y siempre estuvo al día con los tiempos. "Mi madre ha logrado convertirse en una con su reino. Hoy el trono pasa. Mi esperanza es convertirme en el rey del mañana. Es una responsabilidad que asumo con respeto, orgullo y mucha alegría. Afronto el futuro con la certeza de que no estoy solo", exclamó con visible emoción en sus primeros momentos como soberano.
Compromiso institucional
El primer año de Federico y Mary como reyes incluyó las líneas de trabajo que requieren atención inmediata propias de la estructura del Estado, participaron por primera vez como reyes en el Día de la Constitución en Copenhague y recibieron a dignatarios extranjeros en el Palacio de Amalienborg. Los primeros viajes oficiales fueron a los reinos escandinavos –vecinos y familia desde la época en la que Dinamarca, Suecia y Noruega operaban como un reino unificado– y a los territorios autónomos de Groenlandia e Islas Feroe. Estas visitas no solo reafirmaron la cooperación y amistad entre los socios, sino que también permitieron a la pareja real establecer su presencia y rol diplomático en la región. Dichos viajes se realizaron a bordo del yate real, el Dannebrog, que funcionó como residencia oficial durante estas primeras visitas.
Paralelamente a las obligaciones inherentes a la llegada al trono, Federico y Mary continuaron con una agenda anterior que derivaba de sus compromisos establecidos como príncipes herederos: campañas de promoción comercial en otros países europeos, compromisos diplomáticos previamente adquiridos, algunos viajes ya programados y otras funciones de representación, como el 25 aniversario de la embajada nórdica en Berlín, momento en el que volvieron a coincidir con los herederos Haakon y Mette-Marit de Noruega y Victoria y Daniel de Suecia. Este primer año coincidió también con eventos relacionados con los Juegos Olímpicos de París o el viaje que tenía la reina Mary programado en solitario a Brasil, junto con el Ministro de Clima, Energía y Servicios Públicos, Lars Aagaard, para centrarse en la cooperación danesa-brasileña en materia de biodiversidad, salud y lucha contra la violencia contra las mujeres.
Estructura de la nueva Familia Real
La llegada de Federico y Mary a la jefatura del Estado danés fue un comienzo nuevo para toda la Casa Real, incluida la propia reina Margarita, que tuvo que dar un paso atrás sin dejar de vigilar el trono, y aquellos miembros de la familia que ocupan puestos menores dentro de la institución. Benedicta de Dinamarca, hermana de la reina Margarita y, por tanto, tía del nuevo rey, es un prototipo de princesa que se da en muchas familias reales: discreta, eficaz y muy valorada tanto por los ciudadanos como por los propios miembros de la casa. Sin tener un rango alto dentro de la jerarquía real, la princesa Benedicta sí es una autoridad con opiniones muy valoradas, empezando por la propia reina Margarita, que depositó en ella una confianza total al darle la capacidad de ejecutar en su nombre labores de la máxima relevancia institucional y convirtiéndola en su mano derecha durante buena parte de su reinado.
Más difícil de solucionar es la situación del príncipe Joaquín, segundo hijo de la reina Margarita, y su esposa Marie, que llevan años distanciados del núcleo duro de la Casa Real danesa, inconformes con el mínimo papel que se les otorga y apostando por una vida fuera de Dinamarca. Este conflicto familiar no es nuevo y, en numerosas ocasiones, la tensión ha llegado a los medios de comunicación por boca de los propios protagonistas. La reina Margarita era consciente de que este tema es una bomba que puede estallar en cualquier momento y, por eso, allanó el terreno a su heredero en el año 2022, cuando quitó el título de príncipes y princesa, y el tratamiento de altezas reales, a los cuatro hijos del príncipe Joaquín, una distinción que ella misma les había dado en el momento de su nacimiento. Si bien la reina Margarita les mantuvo todos sus privilegios, como los pasaportes diplomáticos, marcó para ellos un futuro fuera de la institución.
Esta tensión entre los dos hermanos siempre ha sido evidente y no faltó durante la proclamación de Federico X, cita a la que Joaquín acudió en solitario y con una fugaz aparición en coche, pero vistiendo uniforme oficial; al día siguiente sí que asistió a la primera Apertura del Parlamento del Reinado de su hermano, una forma de recordar y reivindicar su papel como regente del Estado, algo que ha sido discutido dada su residencia en los Estados Unidos. A lo largo de este año, Federico X no le ha reclamado para ninguna función institucional y no hay que olvidar que ahora hay un nuevo príncipe heredero, Christian de Dinamarca, que tendrá que ir ocupando su espacio público. Cabe señalar que el príncipe Joaquín y su familia llevan meses sin pisar suelo danés y tampoco tienen intención de hacerlo por Navidad. En más de una ocasión, el príncipe Joaquín ha señalado que no estaba contento con su posición dentro de la realeza y por eso apostó por una vida en el extranjero.
Un heredero fuera de la escena
El relevo generacional en el trono se produjo poco después de que el príncipe Christian cumpliera 18 años, convirtiéndose en el heredero de la Corona danesa justo cuando podía empezar a asumir funciones en la jefatura del Estado. Aunque inicialmente parecía que su abuela, la reina Margarita, iba a ocuparse de su formación, aprovechando un tiempo del que antes no disponía, esto duró poco. El príncipe heredero celebró la finalización de sus estudios y su mayoría de edad tomándose un año sabático, algo que hicieron en su día su padre y su abuela, una práctica bastante habitual en algunos países de Europa y una tendencia adoptada por varios príncipes herederos de su generación.
Después de un tiempo en África, que asegura que ha sido muy enriquecedor, pero del que no se conocen más detalles que las fotos difundidas por el palacio en las que parece estar haciendo algo relacionado con la construcción, el príncipe Christian comunicó que el próximo mes de febrero ingresará como oficial militar en el regimiento de guardia en Slagelse, una ciudad del este de Dinamarca con unos 32,000 habitantes. De esta manera, el futuro Rey confirma que la formación militar será su siguiente paso, al igual que han hecho la princesa Leonor y la princesa Ingrid de Noruega, una decisión que pospone los estudios universitarios durante un tiempo.
Por otro lado, hay que recordar que los reyes Federico y Mary tienen tres hijos más que son príncipes y princesas daneses, cuyo futuro dentro de la institución es un enigma. El rey ha dejado claro que su visión es una monarquía reducida y concentrada en su rama familiar, por lo que en el futuro tendrán que determinar—según lo exigirá el propio Parlamento—qué camino escogen sus tres hijos: Isabella, Vincent y Josephine. Es posible que se queden a la retaguardia con labores de apoyo tanto a sus padres como a su hermano, pero no parece que esta opción sea sostenible a largo plazo, por lo que en el futuro podrían optar por una vida fuera de la institución.
Proyectos personales
Hasta su llegada al trono, el entonces príncipe Federico dedicaba parte de su tiempo libro al deporte, los conciertos, las carreras y también era aficionado a la aventura, los viajes y a darse paseos por las calles de Copenhague sin la compañía de personal de seguridad, algo que resultó polémico en alguna ocasión y que supuestamente terminó con su llegada al trono. De esta y otras controversias, le previno su madre, la reina Margarita, que siempre presumió de llevar su casa con mano firme. Ahora está él al mando y la población le empuja a alcanzar la altura de su madre. El primer año ha transcurrido con bastante calma, la única controversia fue la que generó un viaje privado del rey en el momento de la hospitalización de su madre, tras una caída en el Castillo de Fredensborg, que finalmente no revistió gravedad.
Por su parte, Mary ha aceptado el desafío de reinventar un papel con el que los daneses no contaban, ya que desde hace 52 años no había reina consorte en el país. La danesa, nacida en una remota isla frente a la costa de Australia, muestra una mayor seguridad y libertad desde que su marido ocupa el trono y no hay nadie por encima de sus cabezas. Compagina viajes de trabajo y de placer, se atreve a rediseñar las joyas de la Corona danesa a su gusto, asume nuevos compromisos y prueba diferentes formas de establecer su mensaje, como demostró con el lanzamiento de un pódcast sobre la soledad y el bienestar entre la población más joven.