Los Reyes de Dinamarca están viviendo unos días repletos de eventos y ejerciendo de anfitriones tras la llegada del presidente de la República Árabe de Egipto, Abdel Fattah El-Sisi, a Copenhague. El último acto que han presidido ha tenido lugar la noche del viernes, 6 de diciembre. Una velada en la que Mary y Federico de Dinamarca han organizado una cena de gala en el Palacio de Christiansborg en honor a su invitado y a la que han asistido algunos miembros de la familia feal y autoridades políticas. Además, este acontecimiento pasará a la historia por un detalle muy especial: la Reina ha estrenado su nueva tiara de diamantes que era un antiguo collar.
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En el Palacio danés no ha faltado ni un solo detalle durante la recepción. Además, según explican desde Palacio, durante la jornada destacó un aroma a abeto y flores que se extendió en las Salas de Representación Real del Castillo de Christiansborg. El primero en llegar y ser recibido por los anfitriones fue el Presidente de Egipto, Abdel Fattah El-Sisi, quien se fotografió junto a los Reyes — minutos antes de dar comienzo a la cena — en la suite de terciopelo de la fortaleza.
La reina Mary estaba impecable y ha brillado con luz propia. Para la ocasión, se enfundó en un vestido un vestido del color que siempre es un acierto por su elegancia: el negro. Un diseño de mangas largas con puños, cuello alto y abertura trasera repleto de incrustaciones metálicas extendidas por la parte superior de la prenda. Confección que la la mujer de Federico X conjugó, en primer lugar, con un clutch de terminación brillante y unos zapatos de tacón con puntera en pico de acabado acharolado.
La nueva tiara de la Reina
Pero lo que más ha llamado la atención han sido sus impresionantes joyas, que han destacado aún más debido a que Mary de Dinamarca ha optado por llevar el pelo recogido en un moño bajo. Un peinado que permite ver a la perfección los pendientes que ha escogido escogido para la ocasión: dos grandes chatones de brillantes que daban una gran luz a su rostro y que adquirió en una subasta en Bruun Rasmussen. Pero los aretes no son el accesorio principal, ya que todas las miradas han ido directas a su tiara. Esta corona, además, tiene una gran historia que hace unos días la propia mujer de Federico X quiso compartir. Tras tener acceso el pasado enero a las Joyas de la Corona que se custodian en el Castillo de Rosenborg, decidió reconvertir un famoso conjunto de diamantes.
La Casa Real danesa compartió a través de sus cuentas oficiales cómo fue el proceso de conversión. En el vídeo se podía ver a la reina Mary de lo más informal junto al joyero Matías Hasbo Dinese, presentándole una serie de bocetos. La nueva diadema ha sido diseñada tipo bandeau: una solo fila de diamantes — que proceden de la hermana soltera de Cristián VI de Dinamarca, la princesa Carlota Amalie (1706-1782) — para montar sobre el cabello, contando con la peculiaridad de que al querer conservar el diseño que se les dio en 1840, por motivos históricos y de protección del patrimonio, la parte trasera de los diamantes permanecerá cerrada.
La recepción
Mary y Federico de Dinamarca han recibido en la Suite Velvet a un total de 160 invitados que posteriormente subieron por la Escalera del Rey para disfrutar de la velada de gala celebrada en el Salón de los Caballeros del Palacio de Christiansborg. Durante la cena, el Rey danés pronunció unas palabras ante sus invitados: "Las aves migratorias hace tiempo que volaron a Egipto. Allí encuentran más sol y vientos más cálidos. Condiciones que no solo benefician a las aves, sino que también presentan un gran potencial para la energía eólica y solar." Por su parte, el político pronunció unas palabras después del monarca que con "Kong Christian" interpretado por la Banda de Música de la Guardia Real.
La familia real danesa
Entre los invitados, más allá del citado presidente y numerosos políticos, destacan la princesa Benedicta y la princesa Marie, quienes también han hecho de anfitrionas con los asistentes. La presencia de esta última ha llamado mucho la atención, ya que no es habitual verla en solitario en un evento de estas características porque suele ir siempre acompañada del príncipe Joaquín. Pero la cuñada de Federico X se encontraba en el país debido a unos compromisos de su agenda oficial, ya que cabe recordar que vive junto a su marido en Estados Unidos.
En cuanto ha su estilismo, la princesa Marie se ha decantado por un vestido verde de lentejuelas de la firma Jenny Packham, que ha querido coronar con su tiara floral. Un accesorio que ya ha portado en varias ocasiones y que ha lucido junto a unos pendientes de diamantes en forma de rombo. Por su parte, la princesa Benedicta ha querido lucir la tiara Fringe zu Sayn-Wittgenstein-Berleburg, la misma que eligió para la cena de gala con los reyes Felipe y Letizia, en noviembre del año pasado. Una joya que ha llevado con un vestido rojo con un abrigo del mismo color con las mangas y el cuello de pelo.