Mary de Dinamarca está reinventado por completo su papel y mostrando al público cosas nunca vistas. Rara vez se asiste al proceso de creación de una tiara, sobre la que a menudo ronda el misterio, y menos si su destinataria es una reina, pero la mujer de Federico X lo ha hecho posible antes que se cumpla su primer año en el trono. La reina Mary, como mujer del soberano, accedió el pasado enero a las Joyas de la Corona que se custodian en el Castillo de Rosenborg y ha decidido reconvertir un famoso conjunto de diamantes en una espectacular tiara, que ella misma se prueba con un moño informal ante la presencia de los artesanos que están siguiendo sus directrices para esta transformación. En este 2024, la Casa Real danesa suma una nueva joya a su tesoro real: ha nacido la que ya se conoce como la diadema Rosenstone.
Por lo que se puede ver en un vídeo que ha compartido la Casa Real danesa y el propio Castillo de Rosenborg, que se encuentra en la ciudad de Copenhague y se puede visitar como parte del patrimonio danés que custodia, la reina Mary, con un aspecto de lo más informal, se reúne con el joyero Matías Hasbo Dinesen, que le presenta una serie de propuestas y bocetos, mientras uno de sus artesanos monta en un nuevo marco el conjunto que se conoce como Rosenstensættet o de piedras rosas, llamado así por su forma, como los capullos de una rosa, y no por su color, ya que la "piedra rosa" era la forma antigua en la que se tallaban los diamantes históricos, que se utilizó hasta el desarrollo de la talla brillante en la segunda mitad del siglo XIX.
La nueva diadema ha sido diseñada tipo bandeau: una solo fila de diamantes para montar sobre el cabello, contando con la peculiaridad de que al querer conservar el diseño que se les dio en 1840, por motivos históricos y de protección del patrimonio, la parte trasera de los diamantes permanecerá cerrada, por lo que los diamantes no serán vistos por la parte trasera, como suele suceder en las diademas y con lo que se consigue un efecto más luminoso y brillante.
Estos diamantes con forma de rosa proceden de la hermana soltera de Cristián VI de Dinamarca, la princesa Carlota Amalie (1706-1782), quien, al igual que su cuñada, la reina consorte Sofía Magdalena (1700-1770), quiso que su colección pasara a formar parte de la Corona. Así que durante ese reinado se hizo un testamento que estipulaba que sus joyas no pasarían una persona en concreto, sino que siempre estarían a disposición de la reina en funciones del país, alegando que "hay muy pocas joyas en esta Casa Real y (hasta entonces) ninguna joya de la Corona".
Así se dejó una colección de horquillas, diamantes y collares de perlas que en 1840 la mujer de Cristián VIII, la reina Carolina Amalia, mandó a confeccionar, añadiendo nuevas piedras preciosas y según la moda de la época. Así salieron los cuatro conjuntos más conocidos y valiosos que forman las joyas de la Corona danesa, entre las que está el conjunto de esmeraldas que fue el favorito de la reina Margarita y que ya ha lucido la reina Mary. Así que el conjunto en sí data de 1840 como una larga cadena, que pude dividirse y que se cierra en torno a un ramillete o broche para el pecho. Tal y como explica la Casa Real danesa, la primera reina que llevó este conjunto como tal fue la reina Luisa, mujer de Federico VIII, rey de Dinamarca entre 1906 y 1912, que usaba la larga cadena de diamantes a modo de cinturón sobre el corsé. La reina Margarita lo usó muy poco en su conjunto, pero sí le gustaba llevar el broche en alguna ocasión.
Es de suponer que esta nueva tiara, la Diadema Rosenstone 2024, está sujeta a las mismas restricciones que el resto de las joyas de la Corona, al haber sido confeccionada con piedras que pertenecen a ese tesoro. Así que hay que recordar que esta tiara solo puede ser usada por una reina en activo y que no pueden salir del país, así que quedaría reservada a los actos de la máxima relevancia institucional, pero siempre dentro de fronteras danesas.
Siempre ha sido tradición, en la Casa Real danesa y en casi todas, que las joyas se remodelen para ajustarlas a las necesidades o fisionomía de la reina que las lleva o directamente para modernizarlas al gusto de los tiempos. Lo habitual es que se cambien los cierres en incluso los marcos, ya que cada reina tiene una forma de la cabeza distinta y un modo diferente de distribuir el peso con la forma de andar. También pueden adaptarse con mayor o menor altura, añadiendo piezas o reconvirtiendo las piedras en otros aderezos.
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La reina Mary, como princesa, remodeló la tiara de hojas de grosella que heredó su marido de su abuela, la reina Ingrid, para convertirlo en un conjunto con una altura mayor y menos volumen en los laterales, de forma que consiguió una serie de broches extra que fueron los que lució el día de la proclamación de Federico X. También reformó a su gusto la tiara que la reina Margarita le prestó para el día de su boda, la reina Mary le añadió una gran colección de perlas con lo que ganó mucha vistosidad, ya que era una pieza menor y muy sencilla, en parte, por la reina Margarita había escarmentado con lo que había sucedido con la tiara que perdió tras el divorcio de su primer hijo, el príncipe Joaquín, un capítulo que ha pasado a la historia como la "guerra de diamantes".