La princesa Marie ha vuelto a Dinamarca en misión oficial por primera vez desde que su cuñado Federico X fuese proclamado Rey. Entonces, su ausencia fue especialmente sonada ya que sí acudió su marido, el príncipe Joaquín. La pareja reside desde hace siete meses en Washington y, previamente, vivieron durante cuatro años en París, pero eso no significa que estén exentos de deberes oficiales, como si lo están los duques de Sussex por voluntad propia, por ejemplo. Eso sí, sus circunstancias hacen que vivan practicamente con un pie dentro y otro fuera y que sus compromisos en Dinamarca sean esporádicos.
En esta ocasión los actos que han traido a Marie desde Estados Unidos en un viaje exprés han sido dos. El lunes estuvo en la iglesia de Kokkedal en Horsholm, donde se unió a un grupo de voluntarios para distribuir el excendente de los supermercados locales y después repartir los alimentos a las familias más desfavorecidas en una iniciativa para luchar contra el desperdicio alimentario. Este martes, la Princesa ha visitado el centro psiquiátrico de Glostrup para conocer la unidad dedicada a la evaluación y tratamiento de niños, adolescentes y adultos con autismo. Allí ha estado conversando con algunas familias con pacientes hospitazados.
Se espera que una vez concluidos estos actos, de los que ha difundido las imágenes la casa real, Marie de Dinamarca vuelva a Washington con su familia. Recientemente, junto con su marido recordaba en una entrevista en The Washington Post la presión que se puso sobre sí misma tras su boda en su intento por encajar en una vida royal que aún le era ajena. Quería hablar danés a la perfección y hacer que la gente estuviera orgullosa de la nueva Princesa. Sin embargo, asegura que al final no fue tan difícil como pensaba ya que Dinamarca resultó ser un país extremadamente respetuoso en el que, dice, es muy fácil vivir.
A pesar de ello, Joaquín y Marie encontraron su sitio fuera del país del que son príncipes. Su primera mudanza a Francia no estuvo exenta de polémica. La prensa danesa comenzó a hablar de supuestas tensiones de la pareja con su hermano, el príncipe Federico, y su esposa, pero fue la propia Marie la que pronunció las palabras más reveladoras después de que se trasladaran a París. "No siempre somos nosotros los que decidimos. Creo que es importante saberlo", dijo la esposa del príncipe Joaquín en una entrevista a un medio danés en 2020. Después llegó la polémica que parece que aún escuece. La reina Margarita, un año y medio antes de abdicar, retiró los títulos de príncipe a los hijos de Joaquín -Nicolás y Félix, nacidos de su matrimonio con la condesa Alexandra, y los que tuvo junto a la pricesa Marie, Athenea y Enrik-. En la misma entrevista en The Washington Post, Marie trataba de explicar por qué se sintieron tan molestos: "Es también su nombre. Es su identidad desde que nacieron, así que es más que lo que la gente ve como un título".
Para la proclamación del rey Federico las aguas, más o menos, habían vuelto a su cauce, pero la ausencia de Marie fue especialmente llamativa ya que, a pesar de vivir fuera del país, siempre han estado en los grandes acontecimientos. Entonces la casa real le quitó importancia asegurando que ella se quedaba en Estados Unidos con los niños ya que debían ir al colegio y seguir con su rutina, mientras que el príncipe Joaquín acudió en solitario y a título familiar. Tras las celebraciones del cambio de trono Joaquín regresó a su vida al otro lado del charco y, finalmente, ha sido Marie la primera en regresar a Dinamarca durante el nuevo reinado.
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