"Ser Reina no incluye la abdicación y es una responsabilidad hasta la muerte": en los últimos diez años Margarita de Dinamarca respondía así cada vez que le preguntaban si una abdicación era posible. Esta pregunta se repetía cada vez que en una corte europea había un relevo generacional y también cada vez que la soberana danesa festejaba su cumpleaños. Tanto lo repitió que el pasado 31 de diciembre, cuando Margarita II aprovechó el tradicional discurso navideño con motivo del Año Nuevo para anunciar que dejaría el trono en cuestión de dos semanas, la sorpresa fue máxima. La reina de reinas (tras el fallecimiento de Isabel II) estaba dispuesta a dejar de serlo y éste no ha sido el único cambio de planes de la soberana danesa a sus 83 años.
A los 70 años la reina Margarita proclamó una frase que ya forma parte de la historia: "No pienso abdicar ni dejar de fumar". Cuando cumplió los 75 años -cifra que celebró con una gran fiesta que fue la puesta de largo de Felipe VI y Letizia como reyes de España ante la monarquía europea- Margarita II aclaró que estaba "en plena forma" y que no dejaría la Corona "de ninguna manera". Cinco años después y con una pandemia que le aguó la fiesta la reina Margarita se reafirmó en esta idea: "El sentido del deber excluye cualquier pensamiento de jubilación. La obra debe continuar mientras viva y pueda representar a Dinamarca. La tarea es para toda la vida".
Es completamente normal que la reina Margarita se pasara lo que hemos vivido de este milenio aclarando que se marcharía con las botas puestas, así lo hizo su padre, su abuelo y podríamos seguir monarca tras monarca hasta el siglo XII, ya que en toda la historia de la monarquía danesa solo se había vivido una abdicación la de Erik III en 1146. Tanto es así que no había un plan muy definido para la proclamación de Federico X, que se celebró minutos después de que su madre firmara su abdicación este pasado 14 de enero. La policía no tenía estimaciones de cuantas personas se congregarían en el centro de Copenhague, la nueva reina Mary no sabía si procedía besarse ante la multitud y el balcón del palacio de Christiansborg no tenía ni un arreglo floral. Es lógico, hasta ahora las proclamaciones eran tristes porque llegaban tras la muerte del jefe del Estado y la Federico X tuvo aire festivo.
Este ambiente, que emocionó al nuevo rey hasta las lágrimas, tuvo algo de inesperado, como fue la propia abdicación, y también algo de previsible, ya que la reina Margarita goza en este momento de mucha popularidad (los periódicos daneses le dan un 89% del apoyo) y esa popularidad se transmite. Los daneses han respaldado la decisión de su soberana y Federico X parte con un 86% de respaldo, mientras que la reina Mary alcanza los niveles de la propia Margarita. Es decir, de las muchas teorías que circulan en torno a los motivos que llevaron a la reina de reinas a abdicar, esta es bastante lógica, respaldar la llegada de su hijo al trono.
Por otro lado, no hay que olvidar que en febrero de 2023 la reina Margarita se sometió a una extensa operación quirúrgica en la espalda para arreglar algunos problemas que arrastraba desde hace años y que se habían acentuado en los últimos tiempos. Esa intervención implicó una larga rehabilitación y durante todo ese tiempo Federico, como príncipe heredero y regente, asumió las labores de la jefatura del Estado. Un tiempo que bien le pudo servir a la soberana para tomar el pulso a Dinamarca y ver cómo podría encajar la llegada del nuevo Rey, ya que, aunque esta abdicación pillara a todos por sorpresa, está claro que no es una decisión que se toma de un día para otro.
Y esta operación consiguió que Margarita II hiciera algo todavía más inesperado que abdicar: dejar de fumar, porque ella fumó más que reinó y reinó durante 52 años. La soberana danesa empezó a fumar con 17 años, en un tiempo en el que fumar era cosa de mayores y también un hábito masculino, puede ser que algo tuviera que ver para la joven princesa destinada a reinar en un mundo de hombres. También su padre, el rey Federico IX, era un fumador de los que se califica históricamente de "empedernidos".
Inolvidable esa imagen del rey Federico IX (cigarro en boca) arreglando el pelo de su hija ante la mirada de la princesa Beatriz, la que fue reina de los Países Bajos hasta el año 2013. Una foto que se tomó en la península de Jutlandia en el verano de 1954, entonces padre e hija ya habían derribado la ley sálica y el Parlamento ya había designado a Margarita como princesa heredera de la Corona danesa, el rey la preparó desde el primer día para que llegado el momento asumiera la jefatura del Estado.
Con independencia de los motivos que llevaron a Margarita a encenderse su primer cigarro, la reina terminó fumando en exteriores y en interiores, fumaba ante jefes de Estado y ante niños, primero con sus hijos y después con sus nietos; fumaba mientras comía, fumaba con la corona puesta, fumaba dando entrevistas y fumaba en las audiencias. La reina danesa pertenece a esas generaciones que empezaron a fumar cuando se desconocían las terribles consecuencias del tabaco y después no dio marcha atrás, ni cuando su marido y su hijo, el ahora rey Federico X, dejaron de hacerlo.
No faltaron las protestas pero Margarita II no estaba dispuesta a apagar el pitillo: fumar era una "decisión personal" y era la suya. No iba a dejarlo porque entendía que no era algo que afectara a sus funciones en la jefatura del Estado, a pesar de que se criticara la incoherencia de que apoyara asociaciones contra el cáncer mientras seguía fumando. En el año 2006, cuando Dinamarca aprobó la prohibición de fumar en la mayoría de espacios cerrados, y ella tuvo que comprometerse (algo a regañadientes) a que no haría una exhibición pública de su hábito, lo que no evitó que entre foto y foto, entre acto y acto, la prensa le siguiera pillando con un cigarro en la mano.
Con estos antecedentes, el asombro fue importante cuando un medio danés publicó en el verano de 2023 que Margarita II había dejado fumar, algo que confirmó la propia Casa Real danesa y que explicó como una medida para reducir el riesgo de complicaciones relacionadas con la cirugía. La reina danesa ha demostrado que nunca es tarde para evolucionar, replantearse las cosas y cambiar de opinión, a pesar de haber dicho en alguna ocasión: "Soy tan vieja que ya no importa".
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