No ha perdido ni un ápice de esa sonrisa tan característica que difícilmente borra de su cara, en una semana donde los acontencimientos de primer orden en Dinamarca marcarían para siempre el destino de su nación. La reina Margarita dejaba el trono tras 52 años al frente de la Corona nórdica, pero el cariño y la admiración que le tiene su pueblo sigue igual de intacto que siempre. Este domingo en Jutlandia, ella misma lo ha comprobado con creces.
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El movimiento de Margarita de Dinamarca que hizo presagiar su gran decisión
La que ha sido soberana durante más de medio siglo no podía faltar en esta emotiva jornada, la tercera y última gran cita que echaba el cierre a los actos de proclamación de los nuevos reyes Federico y Mary. Nadie como ella para arropar a su hijo mayor tras convertirse en el monarca de los daneses, guiándole de cerca y señalandole los pasos a seguir en esta recién inaugurada etapa de transición en la monarquía escandinava.
Mary de Dinamarca desafía a la nieve con el vestido que llevó en la coronación de Carlos III
Margarita de Dinamarca acudía al servicio religioso celebrado en la catedral de Aarhus, llegando al lugar sobre las 13:45 horas en su coche oficial y bajo una intensa nieve que se ha hecho notar. Nada más bajarse del vehículo era aclamada por una multitud que se había agolpado a las puertas del templo, recordándole así el enorme aprecio que siente por ella. Bien abrigada para combatir las bajas temperaturas, esta les devolvía el afecto con un saludo antes de entrar a la basílica.
Las princesas Isabelle y Josephine hacen un guiño a su madre al lucir piezas de abrigo suyas
Una vez dentro de la iglesia, ocupando un segundo plano al que no está acostumbrada, la Reina saliente se mostraba muy a animada y cercana con los asistentes. Era una misa de una hora que presenciaban las 400 personas que permitía el aforo, donde la que fuera soberana acompañaba a su primogénito, su nuera y sus cuatros nietos: los príncipes Christian -convertido en heredero-, Isabelle, Vincent y Josephine.
Tampoco faltaba al evento su hermana, la princesa Benedicta, compañera inseparable y su confidente durante toda su vida. Han pasado siete días desde que Margarita II firmara los documentos de su abdicación, durante una ceremonia sencilla en la que fue la última vez que se sentaba en la cabecera de la mesa del Consejo de Estado. Entonces, nos dejó una imagen cargada de simbolismo cuando abandonaba en soledad la sala del Palacio de Christiansborg mientras Federico X ocupaba ya su puesto.
La que era la única mujer reinante del mundo, la más longeva de su país y del Viejo Continente daba de esta manera carpetazo a un largo período que arrancó tras el fallecimiento de su padre, Federico IX, en 1972 y que ella ha cerrado con ochenta y tres años. Mientras sigue conservando su título de Reina y continuará siendo regente, ha pasado también a la historia danesa por ser la primera jefa del Estado que renuncia a su cargo en dicho territorio en novecientos años.
Margarita de Dinamarca da sus últimos pasos como reina con un espectacular paseo en carroza
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