Margarita II ha roto algunas tradiciones con su propia y emotiva abdicación pero otras permanecen intactas, va implícito en la monarquía: hacer cambios para que nada cambie. Así que la proclamación de Federico X ha repetido el patrón impuesto desde el balcón del castillo de Christianborg a las tres hora local. Entonces ha llegado el momento más esperado de la jornada: escuchar el primer discurso del nuevo rey danés, que además ha revelado el lema de su reinado: "Unido, comprometido, por el Reino de Dinamarca".
Federico X ha dado su primer discurso como jefe del Estado después de que la Primera Ministra, Mette Frederiksen, proclamara el cambio de trono, tal y como recoge la Constitución danesa de 1849, un asunto que ha sido muy comentado en los últimos días, ya que surgieron voces que pedían que fuera la propia Margarita II la que proclamara a su hijo, sin embargo, esto no se ajustaba ni a la tradición ni a la legislación y el papel ha quedado en manos de la política socialdemócrata que ocupa el cargo desde junio de 2019.
A pesar del frío y de lo inesperado de este relevo generacional, una multitud (según la policía Slotsholmen, la isla que alberga el palacio, está al máximo de su capacidad) esperaba bajo el balcón para aclamar al nuevo rey y gritar los nueve hurras en su honor. Si bien el ambiente era festivo, la abdicación de la reina Margarita ha encerrado algunas lágrimas, las que reprimió ella misma al abandonar, apoyada en su bastón, el Consejo de Estado tras un Dios salve al rey y las que ha derramado el propio rey Federico, antes y después de su discurso:
"Mi madre, Su Majestad la Reina Margarita II, ha gobernado Dinamarca durante 52 años. Durante medio siglo, ha seguido el espíritu de los tiempos, tomando como punto de partida nuestra herencia común. Siempre será recordada como una monarca extraordinaria.
Mi madre, como pocas, supo hacerse una con su reino. Hoy el trono pasa. Mi esperanza es convertirme en un Rey unificador del mañana. Es una tarea que he estado esperando toda mi vida. Es una responsabilidad que asumo con respeto, orgullo y mucha alegría. Me esforzaré por llevarla a cabo con vuestra confianza. Necesitaré todo el apoyo que pueda obtener de mi amada esposa, de mi familia, de ustedes y de aquello que es más grande que nosotros.
Afronto el futuro con la certeza de que no estoy solo.
El lema: la frase más esperada
En Dinamarca los soberanos eligen una frase que les acompañará siempre, un propósito con el que cierran sus discursos y que engloba los valores que va a defender, es una tradición que se remonta al siglo XV. En el país se habían hecho quinielas en torno al lema que elegiría el nuevo soberano y la mayoría apostaba en Danske Spil, la lotería nacional por "Dinamarca", "pueblo", "honor" y algunas expresiones deportivas, dada la conocida afición del nuevo rey por los deportes. Las conjeturas venían a señalar que el rey Federico apostaría por una frase de unión que creara comunidad, ya que nunca ha dado señales de ser una persona especialmente religiosa, como sí lo ha sido su madre, cuyo lema fue "La ayuda de Dios, el amor del pueblo y la fuerza de Dinamarca" o lo fue su abuelo, Federico IX, que clamó un "Con Dios por Dinamarca".
Estas palabras son importantes porque marcan el inicio de su reinado, formarán parte de su legado y así será recordado. Un ejemplo de ello se encuentra justo en frente del palacio de Christiansborg en donde ha sucedido todo, allí está la estatua de Federico VII sobre una peana en la que se puede leer Folkets Kærlighed, min Styrke que significa "El poder del pueblo, mi fuerza".
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Esta tradición existe desde la era de Christian I, que fue rey de Dinamarca de 1448 a 1481 (aunque también reinó en Noruega y Suecia ya que fueron los tiempos de la Unión de Kalmar) y él eligió "La virtud muestra el camino". Los monarcas siguientes eligieron frases como "Nada sin Dios", "Con piedad y justicia", "El amor a la patria", "La piedad fortalece mi reino" o "El amor del pueblo, mi fuerza".