¿Qué pasa con las joyas de Margarita de Dinamarca? La soberana deja la jefatura del Estado pero no el título de reina ni el tratamiento de su Majestad; mientras que otra mujer, Mary, se convierte en la nueva reina del país. A esta anómala situación en la monarquía danesa se añaden otras variables: en su espectacular joyero se mezclan las joyas de la Corona, piezas heredadas y otras que son regalos personales recibidos a lo largo de una vida como monarca. ¡Veamos qué conserva y qué cede!
Las joyas de la Corona: solo para reinas
La historia de las joyas de la Casa Real danesa se remonta a la era Cristián VI, que fue rey de Dinamarca y de Noruega entre 1730 - 1746. Fue su mujer, la reina Sofía Magdalena la que decidió en su testamento que sus joyas no pasaran a una persona en concreto, sino que siempre estuvieran a disposición de la reina en funciones del país, alegando que "hay muy pocas joyas en esta Casa Real y (hasta entonces) ninguna joya de la Corona".
La mujer de Cristián VI dejó horquillas, diamantes y collares de perlas que la mujer de Cristián VIII, la reina Carolina Amalia mandó a confeccionar (añadiendo más piedras preciosas) en 1840 según la moda de la época. Así salieron los cuatro conjuntos que forman las joyas de la Corona, entre el que está el conjunto de esmeraldas
Es quizá uno de los conjuntos más soberbios y característicos de la reina Margarita. Se mandó a construir con 67 esmeraldas en 1840 para las bodas de plata de los reyes Cristián VIII y Carolina Amalia. Al pertenecer a la Corona danesa tiene una serie de restricciones: solo puede ser usada por una reina y no puede salir del país, así que Margarita la ha elegido para los actos de máxima relevancia institucional dentro de sus fronteras y también para algún cumpleaños de cifras redondas. Según la norma que rige el joyero de la Casa Real danesa, este conjunto tendría que quedar a partir del 14 de enero en manos de la nueva reina Mary, igual que los otros tres siguientes.
Este conjunto de perlas, rubíes y diamantes con collar, broche y pendientes también es una joya de la Corona danesa y, por tanto, propiedad del Estado a disposición de la Reina, que en cuestión de días será la princesa danesa nacida en Australia, Mary
Este conjunto de brillantes compuesto por un collar con siete colgantes, ramo de pecho y pendientes, también está reservado a la reina en funciones. Fue realizado en 1840 por la firma alemana CM Weisshaupt juntando las piedras preciosas de tres reinas: reina Sofía Magdalena, la reina Carolina Matilde y la reina Juliana María. Como todas las joyas de la Corona, cuando no están en uso, se guardan en el tesoro del sótano del Castillo de Rosenborg y en la sala Fabergé del Museo de Amalienborg
Estos adornos de piedra rosa se conocen como el conjunto de Rosenstei y con ellas se termina el joyero "oficial", es decir, que el resto de las espectaculares piezas que ha lucido la reina Margarita a lo largo de su vida oficial pertenecen a su colección privada y, por tanto, no tienen que quedar en manos de Mary de Dinamarca, al menos no todavía.
Colección privada
En lo que es su colección privada, compuesta por herencias o regalos, Margarita de Dinamarca atesora muchas joyas únicas, raras y llamativas pero esta tiara de 18 perlas en forma de pera, que cuelgan de arcadas con incrustaciones de diamante, es significativa porque solo la llevan las reinas y es propiedad de la Casa Real, no del Estado. Su madre la llevó hasta 1972, cuando murió su marido, Federico IX, y entonces se la entregó a su hija, que la lució desde su primer retrato oficial hasta el final de su reinado, apostando por ella en los retratos oficiales más destacados. ¿Qué ocurrirá con ella a partir de ahora? Es un conjunto reservado a reinas pero tanto Margarita como Mary van a tener ese título a partir del 14 de enero, sin embargo, la reina en "activo" será la mujer del todavía heredero Federico
El conjunto se conoce como el Perle poire y fue el elegido por la reina Margarita para su última recepción de Año Nuevo como soberana
En su colección privada se encuentran algunas joyas heredadas de su padre o de su madre, es decir, de la rama danesa o sueca. Una de sus favoritas es esta guirnalda floral fue una de las joyas que más llevó su madre. El origen es incierto, algunos apuntan a que pudo ser un un regalo de su marido y otras que recibió este legado de un emigrante danés en Estados Unidos. La primera vez que su madre la llevó en público fue precisamente para la boda de su hija
Al estar formada por tres piezas flexibles, la reina Margarita -que también la recibió de manos de su madre cuando murió su padre y accedió al trono- la ha llevado en un sinfín de formas distintas, todas juntas formando una tiara o por separado
Esta tiara de hojas de palma con forma de corazón era de la colección privada de la reina Ingrid de Dinamarca, la madre de Margarita, y por eso tiene un tratamiento distinto. Margarita la llevó siendo princesa, también la ha llevado su hermana la princesa Benedicta e incluso la hija de esta, la princesa Alexandra of Sayn-Wittgenstein-Berleburg. Se cree que fue un regalo del emperador Guillermo I de Prusia para su hija, la princesa Luisa, al casarse con el gran duque Federico I de Baden, por eso se le conoce como la tiara Baden. La reina Ingrid la recibió en herencia de su abuela, Victoria de Baden que fue reina de Suecia al casarse con Gustavo V
Quizá sea la más llamativa de todas y la única que no tiene paralelismo en otros joyeros europeos. Es relativamente nueva, ya que fue un regalo del gobierno de Groenlandia a la reina Margarita cumplió los cuarenta años en el trono, está inspirada en la flora de Groenlandia y el oro también proviene de ese territorio danés autónomo entre los océanos Atlántico Norte y Ártico. Fue un diseño de Nicolai Appel y se llama diadema Naasut, que significa flores en groenlandés
Otra joya original con el sello inconfundible de reina Margarita son estas ocho flores de oro que contienen gotas de rocío, estambres e insectos hechos con perlas, diamantes, ópalos y piedras lunares, además de una peineta que cuelga con lágrimas de ámbar danés. Tiene los pendientes a juego y fue un regalo de su marido, el príncipe Henrik. Es una pieza peculiar que solo ha llevado ella, se dice que ella misma la diseñó y encargó la pieza, pero nunca se ha confirmado.
Esta tiara de turquesas, que forma parte de un conjunto que incluye pendientes y varios broches, se cree que pudo pertenecer a Catalina la Grande y pasó de generación en generación hasta que fue un regalo de boda para la abuela materna de la reina Margarita, la princesa británica Margaret de Connaught, nieta de la reina Victoria del Reino Unido y que más tarde casaría con el príncipe Gustavo Adolfo de Suecia. Por este origen familiar ligado a su madre, la reina Margarita se la ha prestado a hermanas y sobrinas, de hecho, la princesa Teodora de Grecia, hija de su hermana pequeña, la reina Ana María de Grecia, la ha llevado
La tiara que escapó de su colección
La reina Margarita pecó de suegra novata cuando se casó por primera vez un hijo suyo, fue el príncipe Joaquín en 1995 con Alexandra Manley. Todos pensaban que era un amor para toda la vida y que ella pasaría el resto de sus días como princesa danesa, pero el matrimonio se rompió diez años después de la boda y desembocó en un divorcio que se conoce como la Guerra de Diamantes. El acuerdo prematrimonial no contemplaba qué hacer en caso de divorcio con la valiosa tiara de diamantes que llevaba en la Casa Real danesa desde hace siglos y que la reina Margarita le "regaló" con motivo de su boda
Con el divorcio comenzó una proceso legal que dirimió si era una cesión o un regalo y finalmente ganó Alexandra, que se quedó con la tiara que llevaba siglos dentro de la Familia Real y que a Margarita le legó su abuela paterna, la reina consorte Alejandrina de Dinamarca, al alcanzar la mayoría de edad. Paradójicamente a esta pieza se le conoce como la tiara de lágrimas y por ella la reina Margarita –que la llevó mucho durante su juventud- derramó unas cuantas
La soberana aprendió la lección y a sus siguientes nueras, Mary, la nueva reina consorte, y a la princesa Marie, les dejó claro que son solo préstamos. Es más, la tiara más valiosa que ha tenido la Mary desde que se casó con el príncipe heredero Federico es la de rubíes, una joya que la reina Ingrid directamente dejó en herencia a su nieto para su futura mujer
Al margen de las tiaras, que siempre son lo más llamativo, la reina Margarita tiene un joyero privado espectacular del que no tiene porque desprenderse. Algunas piezas ya las legó en su día, como el zafiro de Connaught que le legó a Mary cuando nació Christian, el nuevo príncipe heredero, o el broche de perlas que le regaló a la princesa Isabella (su primera nieta) por su bautizo, el mismo que le regalaron a ella ese día
En esa colección privada hay dos broches que tienen un enorme valor sentimental, la margarita de diamantes que tanto ella como su madre llevaron a su boda y que la reina Margarita lucía durante el discurso de Año Nuevo en el que anunció su abdicación; y la herradura de rubíes y brillantes que su padre le regaló el día que el parlamento aprobó la enmienda que la convirtió en princesa heredera, una pieza que, según ella, siempre le ha traído suerte
En el aire está el futuro de la tiara de bodas
La abuela materna de la reina Margarita, Margaret de Connaught, nieta de la célebre reina Victoria, se enamoró del futuro rey de Suecia durante una cena en El Cairo, así que el gobernador les regaló a los novios una tirara nupcial que heredó la única hija del matrimonio, la princesa Ingrid de Suecia, madre de la reina Margarita. Las tres hermanas se casaron con ella, Margarita, Benedicta y Ana María, y también la princesa Alexia de Grecia y las dos hijas de Benedicta. De esta forma se convirtió en la tiara de nupcial de las princesas de cuna danesas. Cuando la reina Ingrid murió, ya convertida en reina madre de Dinamarca en el año 2000, dejó la pieza a su hija pequeña, la reina Ana María de Grecia que ha lucido en numerosas ocasiones. Es un misterio el rumbo que tomará en el futuro, pero Isabella o Josephine de Dinamarca pueden reclamar su derecho a casarse con ellas