Han pasado cinco días desde que Margarita de Dinamarca comunicara por sorpresa que el próximo domingo 14 de enero dejaría la Corona danesa en manos de su hijo Federico y su esposa coincidiendo con la efemérides de su llegada al trono. Un inesperado anuncio de sucesión tras el que ha continuado atendiendo sus compromisos y cumpliendo con las tradicionales reuniones que tienen lugar en estas fechas con las máximas instituciones del país escandinavo, citas en las que ha deslumbrado con algunas de las más exclusivas piezas del joyero real y prestigiosas condecoraciones. A continuación, analizamos el significado y valor que cada una de ellas tiene para la todavía jefa de Estado, que mantendrá el título de Reina tras la sucesión de su hijo, distinción que compartirá de forma simultánea con Mary Donaldson.
El broche Daisy, presente en fechas señaladas
La reina Margarita, de 83 años, anunció durante el clásico discurso de Año Nuevo su intención de dar un paso atrás, dejando a su primogénito al frente del país. Más allá del absoluto asombro que sus palabras propiciaron entre el pueblo, la soberana escogió para lanzar tal mensaje unos complementos de excepción: unos pendientes a juego con un pasador que tiene gran valor sentimental para ella. Se trata del broche Daisy, una de sus alhajas favoritas que formó parte del cofre de su madre y que la soberana lució en la zona frontal de su vestido de novia confeccionado por Jorgen Bender en su boda con el príncipe Henrik en junio de 1967. De diamantes y con forma de margarita, la fabulosa y discreta pieza, que combinaba entonces con su ramo de flores, volvía, así, a formar parte de un histórico día para su dueña, gran amante de las joyas y de su recorrido.
El parure de perlas, un clásico con historia familiar
El primer acto institucional de Margarita de Dinamarca tras su anuncio de abdicación llegó horas después. Casi sin tiempo para digerir la impactante noticia, el primer lunes del año, el 1 de enero, se festejó uno de esos eventos que están marcados a fuego en el calendario de la Familia Real danesa: la gran gala que ofrece la Reina para el Gobierno y los representantes del país. Como parte de los festejos de Año Nuevo, la soberana se convirtió en anfitriona de lo que es la antesala de la recepción del miércoles 3 de enero, que engloba a los Royal Life Guards, el Cuerpo de Oficiales, las Fuerzas Armadas, el Cuerpo Diplomático y la Agencia de Emergencias, así como el encuentro con los responsables de las principales organizaciones nacionales y patrocinios reales.
Para la solemne y multitudinaria ocasión que tuvo el Palacio Real de Amalienborg como escenario, la madre de Federico impactó con un sensacional look de Reina. Enfundada en un vibrante vestido rojo, una de sus tonalidades predilectas, que cubrió con un abrigo de pelo fino marrón, acaparó todas las miradas a su entrada al banquete. Y no es para menos, pues eligió para la velada un opulento parure de perlas colgantes y diamantes del Jedive de Egipto a juego con la tiara que fue propiedad de la princesa Luisa de los Países Bajos, su tatarabuela. Una impresionante corona que esta recibió como obsequio de bodas de manos de su padre junto al broche de diamantes con cinco perlas y que heredó su hija Luisa, mujer de Federico VIII de Dinamarca. En cuanto a las sortijas, llevó un anillo de diamantes y perlas en su mano derecha y su imponente anillo de compromiso de diamantes en la izquierda.
Las condecoraciones de la reina Margarita en sus últimos compromisos
Si bien el conjunto fue el indiscutible protagonista en términos estilísticos, también llamaron poderosamente la atención sus condecoraciones y medallas, las mismas que ha lucido en las dos posteriores recepciones y durante el recorrido en carruaje que realizó este jueves 4 de enero escoltada por cuarenta y ocho miembros del Regimiento de Húsares a caballo desde el palacio de Christian IX en Amalienborg hasta el de Christiansborg. En lo referido a estas, destacaron las más valiosas y relavantes de la Casa Real danesa: la 'family order', que lleva su rostro, la Cruz de la Orden de Dannebrog y la Orden del Elefante, la más alta orden caballeresca de la nación. Su estrella, de ocho puntas en plata con una cruz que descansa sobre un gran centro rojo, deslumbra entre una corona de hojas de laurel.
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El broche de Pearl Poiré, su mejor aliado
La recepción de Año Nuevo al cuerpo diplomático en el palacio de Christiansborg volvió a tener a la Reina como protagonista el 3 de enero. Arropada por su hijo y su nuera, acudió a las audiencias a los jueces del Tribunal Supremo, la Guardia Real y el Cuerpo de Oficiales del Regimiento de Húsares de la Guardia, acto oficial que tuvo lugar en el palacio de Christian VII, en Amaliemborg, y a la recepción al cuerpo diplomático en el palacio de Christiansborg. En dicho encuentro volvió a ponerse unos pendientes de perlas, piedra que simboliza la pureza, la sabiduría y la integridad además de la atracción de la buena fortuna y la felicidad, pero menos llamativos y de tamaño más reducido que en la noche de Año Nuevo. También escogió el mencionado broche de perlas en lágrima, perteneciente al conjunto Pearl Poiré, una valiosa reliquia fabricada en Alemania que data de 1825 y que ha pasado de Reina a Reina desde entonces. Su estilismo y joyas fueron las mismas por las que se decantó para su majestuoso paseo en carruaje dorado veinticuatro horas más tarde, la ocasión perfecta para despedirse del pueblo danés después de 52 años de reinado, que le brindó el calor y entusiasmo más admirable a su paso por las calles de Copenhague.
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