Aunque sea una tradición que se repite cada año, este 3 enero no es uno cualquiera. La reina Margarita ha presidido las que han sido sus últimas recepciones sin separarse de quienes serán, en apenas once días, los reyes de Dinamarca. Los actos tradicionales de este mes cobran no obstante este año una especial relevancia pues no suponen solo la despedida de Margarita, sino los primeros pasos de Federico y Mary hacia el trono. Así los tres han acudido a las audiencias a los jueces del Tribunal Supremo, la Guardia Real y el Cuerpo de Oficiales del Regimiento de Húsares de la Guardia, cita que ha tenido lugar a primera hora de este miércoles en el palacio de Christian VII, en Amaliemborg, y a la recepción al cuerpo diplomático en el palacio de Christiansborg, ocasión en la que de nuevo Mary ha acaparado buena parte de los flashes. La futura reina ha escogido un vestido azul oscuro, un traje que ha lucido ya en otras ocasiones (lo llevó ya por ejemplo en estas mismas fechas en el año 2012) y que contrastó con el rojo escogido por la reina Margarita.
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Llevaba Mary como condecoraciones la orden del Elefante y la de la "family order", que tiene un retrato de la reina Margarita, además de joyas de rubíes, entre ellas un gran broche que forma parte de la parure que le fue cedida tras su compromiso matrimonial. Será esta la última vez que la reina Margarita participe en este encuentro como reinante pues, de manera inesperada y por sorpresa, anunciaba el pasado 31 de diciembre que deja el trono. Han sido 52 años de reinado en los que la soberana ha cumplido con su deber para con el país desde un cargo que deja ahora en manos de su hijo, el príncipe Federico. Este ha acompañado a su madre en esta última vez de las tantas que están por venir en estos días junto a la que será reina consorte, la princesa Mary, que forma parte de esta foto de futuro que ya esboza la monarquía danesa.
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Los de hoy han sido solo los primeros compromisos de esta semana que marca la recta final del reinado de Margarita, unos días en los que todas las miradas estarán puestas en sus pasos. El jueves tiene otro importante compromiso: será escoltada por el Regimiento de Húsares en un recorrido en carruaje desde el palacio de Christian IX en Amalienborg hasta el de Christiansborg, donde recibirá a varios miembros de las Fuerzas Armadas y de la Agencia Nacional de Emergencias, así como representantes invitados de las principales organizaciones nacionales y los patrocinios reales. Una vez finalizada la reunión hará el trayecto inverso de la misma manera, lo que la permitirá encontrarse con los daneses que salgan al paso de la comitiva. Dado que es una monarca muy querida escuchará sin duda el entusiasmo de la gente que quiera verla pasar.
La misma emoción que animó los vítores a Federico y Mary en la entrada a la cena que la soberana ofreció el día 1 de enero al Gobierno y a los representantes de las instituciones del país. El Palacio Real de Amalienborg, en Copenhague, acogía este primer y tradicional banquete en el que nadie quería faltar al conocerse el nuevo panorama que se presenta. Así estaban los futuros reyes y también Joaquín de Dinamarca y su esposa Marie. El hijo menor de la reina, que vive en Estados Unidos y estaba de vacaciones con su familia en su país natal, vivió la noticia de la abdicación muy cerca del palacio donde vive su madre. Al parecer, el hijo menor de la todavía monarca estuvo el domingo en una fiesta de Nochevieja en el centro de la capital con un grupo de amigos.
La inesperada sorpresa en el discurso de fin de año
El resto del mundo estaba celebrando también la última tarde del 2023 cuando la reina Margarita dio la sorpresa. "En dos semanas, habré sido la reina de Dinamarca durante 52 años. El tiempo no pasa sin dejar huella en nadie, ni siquiera en mí. El tiempo desgasta, y los 'infortunios' se acumulan. Ya no superamos las mismas cosas que solíamos hacer. En febrero de este año, me sometí a una extensa operación de espalda. Todo salió bien, gracias al personal de salud competente que cuidó de mí. La operación, naturalmente, también dio lugar a reflexiones sobre el futuro, sobre si era el momento de pasar la responsabilidad a la siguiente generación. He decidido que ahora es el momento adecuado. El 14 de enero de 2024, 52 años después de suceder a mi amado padre, renunciaré como reina de Dinamarca. Cederé el trono a mi hijo, el príncipe heredero Federico" dijo, recordando que es precisamente el 14 de enero cuando se marca la efemérides de su llegada al trono danés.
La soberana de 83 años cerrará una etapa en la que se ha erigido como figura indispensable y muy querida por su pueblo en favor de Federico X de Dinamarca. La reina Margarita conservará su título de Alteza Real y provocará con esta renuncia movimientos en la línea de sucesión al trono. El príncipe Christian, que en 2023 alcanzó la mayoría de edad, será el nuevo heredero. A sus 18 años, y al igual que lo hizo la princesa Leonor, el primogénito de Federico y Mary de Dinamarca juró en noviembre la Constitución danesa para en un futuro poder ser monarca. Tras él se situarán sus hermanos menores: Isabella (16) y los mellizos Josephine y Vicent (12).
Dos reinas en Dinamarca
La propia Casa Real ha confirmado ya el título que recibirá la esposa de Federico en el momento en que este se convierta en Federico X, rey de Dinamarca. El matrimonio, que en primavera celebrará sus dos décadas de vida conyugal (se casaron el 14 de mayo de 2004), llevará del 14 de enero de 2024 en adelante los títulos de rey y reina de Dinamarca respectivamente, mientras que su hijo Christian, de 18 años, será el príncipe heredero. En lo referido a la actual jefa de Estado, conservará su título de reina, distinción que, si bien se había adelantado que seguiría ostentando, ya ha sido confirmada por el gabinete de comunicación de la institución.
La monarquía contará así con dos reinas de forma simultánea: Margarita y Mary de Dinamarca, algo similar a lo que ocurrió con la abuela del nuevo soberano, la reina Ingrid, tras el fallecimiento en 1972 de su marido Federico IX, pérdida tras la que mantuvo la denominación de reina. Se trata de la más alta distinción en el marco de la institución y algo que ha dado mucho que hablar dentro de la Familia Real danesa, pues, en el caso de Henrik de Dinamarca, esposo de la reina Margarita, jamás se le reconoció como rey. Pese a que expresó en múltiples ocasiones su insatisfacción con sus títulos, que le distinguieron como príncipe, después como príncipe consorte y, en último lugar, de nuevo como príncipe, nunca fue registrado como rey.