Desde que era una niña la princesa Margarita se convirtió en una persona popular en Dinamarca porque sus padres, el príncipe heredero Federico y la princesa Ingrid lo eran, sobre todo desde que la Familia Real danesa se convirtió en un símbolo de resistencia y soberanía nacional durante los cinco años que la Alemania nazi tomó el país. Coincidiendo con el endurecimiento de la ocupación, el rey Christian, el abuelo de Margarita, se cayó de su caballo en uno de los paseos diarios por las calles de Copenhague y quedó prácticamente inválido. Su hijo, el príncipe Federico, se vio obligado a asumir cada vez más periodos de regencia. En ese contexto, siguiendo los pasos de su padre, uno de los monarcas más populares de los tiempos modernos a pesar de su resistencia inicial a aceptar un sistema plenamente democrático, comenzó a ganarse el apoyo de la ciudadanía, que se completó en abril de 1947 cuando ascendió al trono tras el fallecimiento del rey Christian. Entonces el príncipe Federico se convirtió en un rey que tenía tres hijas, las princesas Margarita, Benedicta y Ana María, y lo vio claro: las reglas tenían que cambiar.
Prácticamente desde que fue proclamado rey, desde el balcón del palacio de Christiansborg por el primer ministro Knud Kristensen, Federico IX expresó su deseo de reformar la Constitución para permitir la llegada de una mujer al trono, una reforma legislativa que implicaba la aprobación por parte de dos parlamentos sucesivos y un referéndum. Tardó seis años pero lo logró a la vez que la mujer danesa avanzaba en su incorporación a la vida pública.
Fue el 27 de marzo de 1953 cuando Margarita, que tenía entonces 13 años, pasó de ser una princesa más de la corte danesa a la princesa heredera, desplazando en la línea sucesoria a su único tío paterno, el príncipe Knud, que hasta entonces había ocupado la retaguardia por la ausencia de sobrinos varones. Conviene recordar que el rey Christian (abuelo de Margarita) solo tuvo dos hijos, el que sería el rey Federico (padre de Margarita y las princesas Benedicta y Ana María) y el príncipe Knud que también tuvo tres hijos pero dos de ellos varones, los príncipes Ingolf y Christian.
Margarita de Dinamarca: 'Mi padre estaba muy orgulloso'
Cuando llevaba casi 40 años en el trono, recordando ese día de 1953 en el que el parlamento danés la designó princesa heredera y su padre le regaló un broche en forma de herradura para que le diera suerte, Margarita de Dinamarca dijo lo siguiente: "Estaba muy confusa. No hablamos mucho de ello hasta que se convirtió en un hecho. Mis padres no querían asustarme […] Mi padre estaba muy orgulloso, pensaba que lo correcto era que fuera su sucesora. Yo, sin embargo, tenía sentimientos contradictorios El día que me convirtiera en Reina, mi padre estaría muerto. No había recibido lecciones específicas para convertirme en Reina, pero mi madre me apoyó de una manera fantástica y me enseñó a ver la parte buena de mis obligaciones. Y sí, ella me hacía sentir a salvo". Cuando Margarita cumplió los 18 años, el 16 de abril de 1958, se le asignó un asiento en el Consejo de Estado y comenzó a presidir sus reuniones en ausencia del rey.
En lo que respecta a su madre, la reina Margarita siempre agradeció su labor, que fue clave durante sus primeros años de reinado y también como abuela del futuro rey, el que ascenderá al trono como Federico X el próximo 14 de enero. La madre de Margarita, la reina consorte Ingrid de Dinamarca, había nacido princesa sueca y había sido nieta, hija y mujer de rey, así que sabía perfectamente cómo guiar a su hija y la acompañó en su preparación para después volcarse con sus nietos durante los casi treinta años que sobrevivió a su marido, ya que la reina madre de Dinamarca murió en el 2000 a los noventa años.
La princesa Margarita recibió una enorme formación: estudió filosofía en la universidad de Copenhague, arqueología en la universidad de Cambridge y distintos grados sobre ciencias políticas y relaciones internacionales entre las universidades de Aarhus, la Sorbona de París y la London School of Economics. Aprendió a hablar sueco, francés, inglés y alemán y realizó el servicio militar voluntario con el Cuerpo Aéreo de Mujeres. Durante el reinado de su padre, Dinamarca experimentó una gran transformación: una mejora económica, la incorporación de la mujer al mercado laboral y el nacimiento del estado de bienestar; en definitiva, Dinamarca se convirtió en un país moderno y la monarquía se modernizó con él, comenzando por la reforma legislativa para que las mujeres pudieran acceder al trono. Esa reforma la completó la propia reina Margarita, ya que con la ley de 1953 una mujer solo podía llegar al trono ante la ausencia de hermanos varones, sin embargo, tras el referéndum del 2009, la preferencia masculina se sustituyó por la primogenitura absoluta, es decir, reina el primero que nazca con independencia del sexo.
Aunque en alguna entrevista la reina Margarita ha contado que nunca recibió una formación específica para acceder a la jefatura del Estado, lo cierto es que tanto su educación como los pasos que dieron sus padres indicaban que Margarita era la gran apuesta de su padre, para él era lo justo. Sin olvidar que en ese momento Isabel II llevaba un año reinando en el extinto Imperio británico, después de una vida como heredera legal de la Corona; mientras que en los Países Bajos reinaba Juliana de Holanda, que a su vez era hija de la reina Guillermina y sería la madre de la Beatriz de Holanda. Isabel, Margarita y Beatriz fueron las tres reinas que marcaron una era en Europa que ahora, con la abdicación de la reina danesa, se cierra del todo.