La cena de gala por el 18º cumpleaños de Christian de Dinamarca ha dejado imágenes para la historia, palabras llenas de emotividad y divertidas anécdotas. Una de las más destacadas es que el castillo de Christiansborg se ha convertido sin esperarlo en un nuevo escenario del cuento de la Cenicienta. Al igual que en la película de Disney, una de las invitadas a la celebración perdió su zapato al volver a casa, pero en esta ocasión el príncipe no va a buscar a su dueña sino que la Casa Real ha facilitado la manera de poder recuperarlo.
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"¿Es Cenicienta la que olvidó su zapato anoche? Cuando los invitados ayer a la mesa de gala de Su Majestad la Reina se habían ido a casa, este solitario zapato de tacón fue dejado en el Castillo de Christiansborg. El propietario puede contactar para recuperarlo", han publicado en sus perfiles oficiales junto a una foto de la sandalia, dorada con glitter, dos tiras cruzadas y una pequeña hebilla en el tobillo. ¡Y la dueña ha aparecido!
La Cenicienta danesa es Anne-Sofie Tørnsø Olesen, del municipio de Stenløse, al este de Dinamarca. Forma parte de los 200 jóvenes de la generación del príncipe Christian a las que invitaron al cumpleaños y en conversación con SE og HØR ha contado qué ocurrió para que perdiera su sandalia "Se suponía que sería un cuento de hadas con un final a lo Cenicienta. Pensé que era divertido dejarla y hablé con mi familia y amigos sobre esto antes. Estuvieron de acuerdo en que debería hacerlo porque es una oportunidad que no volveré a tener", ha detallado.
Sostiene que lo hizo con buena intención, que no pretendía molestar a la Familia Real y que si la Casa Real va a tirar el zapato, que le costó unos 50 euros, le gustaría recuperarlo porque "al fin y al cabo, es un recuerdo de una gran velada". En Ekstra Bladet ha explicado además que intentó dos veces dejar la sandalia sin éxito: "La primera vez fue al bajar la escalera por la que también subimos al llegar. Entonces se me 'cayó', pero como había mucha gente tropezaban y lo recuperé. Al salir por el acceso principal vi una pequeña escalera y pensé que tenía que ser esa".
Anne-Sophie solo pudo hablar con el príncipe Christian durante los saludos iniciales, cuando le felicitó por su mayoría de edad, pero fue suficiente para llevarse una excelente imagen de él. "Tiene muchas ideas en la cabeza, se nota. Parecía abierto a preguntas, fue muy amable con los invitados y disfrutó de verdad de la velada", recalca. Y es que el discurso que dio durante la cena fue muy aplaudido por todos los asistentes y destacaron en sus palabras la madurez y el compromiso que tiene por su país.
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La joven está muy contenta de haber estado en una cita histórica rodeada de royals y autoridades: "Fue una locura. No todos los días se les ve tan cerca". En su mesa, situada en el centro, no había nadie conocido, pero en la de al lado estaban el protagonista de la jornada, la reina Margarita e Ingrid de Noruega. Además, justo tras ella estaba sentada la princesa heredera Mary. Con quien sí pudo conversar fue con Jane, la tía materna de Christian, a la que define como "muy dulce y divertida".
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