Es indudable que las monarquías europeas tienden atomizarse. Las familias reales se reducen en un claro mensaje a la ciudadanía de que solo los imprescindibles gozarán de todos los privilegios derivados de esta posición, lo que implica que alguien sale siempre damnificado. La última casa real en caminar en esta dirección ha sido la danesa. La reina Margarita ha decidido retirar los títulos de príncipe y princesa a los cuatro hijos de Joaquín de Dinamarca a partir de enero de 2023, una decisión que no ha estado exenta de polémica y que revive los fantasmas de otros royals, cuya posición secundaria en el organigrama real, ha requerido un paso al lado, a veces voluntario y a veces no. Los duques de Sussex o Magdalena de Suecia han protagonizado otros casos, cada uno con sus particularidades, pero que ilustran también el eterno conflicto del hermano del heredero.
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No es fácil ser el segundo y Joaquín de Dinamarca buscó ese encaje fuera de su país hace ya tres años. La prensa danesa ya hablaba por aquel entonces de supuestas tensiones con su hermano el príncipe Federico y su esposa, pero fue la propia princesa Marie la que pronunció las palabras más reveladoras sobre la entonces inesperada mudanza. "No siempre somos nosotros los que decidimos. Creo que es importante saberlo", dijo la esposa del príncipe Joaquín en una entrevista a un medio danés en 2020. La pareja, con sus dos hijos, Henrik y Athena -los dos mayores, Nicolás y Félix, nacidos de su matrimonio con la condesa Alexandra, se quedaron en Copenhague- se trasladó a París, un movimiento que entonces sorprendió y que más adelante Marie insinuó que no había sido absolutamente voluntario.
Este cambio de vida supuso, además, un giro profesional para el hermano del heredero. El príncipe estudió economía agraria y orientó sus estudios a la administración agrícola, por lo que con frecuencia ha recibido el sobrenombre de “príncipe agricultor”, un trabajo que desempeñaba desde Møgeltønder. En Francia, sin embargo, retomó su carrera militar y el hasta entonces coronel en la reserva volvió a vestirse de uniforme y comenzó un entrenamiento del más alto rango encaminado a convertirse en el agregado militar del Ministerio de Defensa danés en París.
La decisión de la reina Margarita busca, además de la reducción del nucleo duro 'real', "crear un marco para que sus cuatro nietos puedan moldear sus propias vidas sin verse limitados por las especiales consideraciones y obligaciones que implica una afiliación formal a la Casa Real como institución implica". Según el comunicado real, la monarca de alguna forma les 'libera', pero las palabras de la condesa Alexandra, madre de Nicolás y Félix de Dinamarca, apuntan a otra dirección al asegurar que se les ha quitado su identidad y que "se sienten excluidos".
Harry, el príncipe que perdió su sitio en busca de una nueva vida
Es inevitable que las circunstancias de Joaquín de Dinamarca y su familia recuerden a las del príncipe Harry y Meghan Markle. Ambos casos tienen muchas similitudes de fondo, pero muchas más diferencias en forma. El hijo menor de Carlos III siempre fue el verso suelto de la familia -aunque en el caso de los Windsor es difícil señalar solamente a uno- y parecía anhelar la vida fuera de los muros de Palacio. Lo demostró cuando se fue a Afganistán como piloto de combate del ejército, un destino demasiado arriesgado para un príncipe, pero donde disfrutó del sentimiento de camaradería en un ámbito en el que no es más que sus compañeros. "Soy demasiado soldado y no lo suficientemente príncipe", estas fueron sus reveladoras palabras en una entrevista posterior.
Con su matrimonio, Harry introdujo a Meghan en la realeza británica cuando probablemente aún no era consciente de que lo que realmente quería era que ella le llevara a él a su mundo. Eso ocurrió hace dos años cuando anunciaron su decisión de dejar de ser miembros senior de la casa real y mudarse a Norteamérica y ahí es donde empiezan todas las diferencias con la situación de Joaquín y Marie de Dinamarca. La determinación de los duques de Sussex cayó como un jarro de agua fría en Buckingham y aún se lamen las heridas. Harry, que era más soldado que príncipe, decía, acabó perdiendo sus títulos militares como consecuencia de su paso atrás.
A sus hijos, Archie y Lilibet, nadie les retiró su título de príncipes, porque sencillamente nunca se lo otorgaron, algo que Meghan lamentó en la comentadísima entrevista con Oprah Winfrey. Lo que la Duquesa obviaba era que no se trataba de una marginación si no que está estipulado que solo los hijos y los nietos del monarca puedan llevar esa distinción antes de su nombre. Ahora, tras la llegada al trono del rey Carlos, los niños serían técnicamente príncipes, pero está por ver sí se les concede finalmente ese título honorífico.
Magdalena de Suecia y el hombre que nunca quiso ser príncipe
Otra princesa europea que también ha construido su vida fuera de su país, y cuyos hijos tampoco pertenecen a la casa real por decisión del Rey es Magdalena de Suecia. Su historia también guarda ciertos paralelismos con la de Joaquín de Dinamarca y también, aunque en menor medida, con la de los duques de Sussex. La hija de Carlos Gustavo y Silvia de Suecia se enamoró de Chris O'Neill, un financiero estadounidense que ha jugado en la casa de los Bernadotte un papel similar al de Meghan Markle con los Windsor. Con notables diferencias, eso sí. El marido de Magdalena sabía que ese no era su mundo ni quiso nunca que lo fuera, por eso desde el principio quiso seguir con su carrera profesional y renunció a recibir ningún título.
¿Por qué al marido de Magdalena de Suecia siempre le rodea la polémica?
La Princesa nunca se planteó abandonar la casa real, pero sí decidió mudarse primero a Nueva York y luego a Miami, donde Chris O'Neill tenía su vida y su trabajo, y donde crecen ahora sus tres hijos. La decisión de que dejaran de formar parte de la familia real fue en este caso bien recibida por el matrimonio, pero en este caso los niños sí conservan tanto los títulos de príncipes y princesas como sus ducados. "Vemos esto muy positivo para Alexander como para Gabirel ya que tendrán opciones más libres en la vida", aseguró entonces Magdalena de Suecia.
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