La monarquía danesa ha tenido que esperar dos largos años para poder festejar un gran acontecimiento familiar de la era pospandemia. Así, la reina Margarita tuvo que dejar para más adelante los actos por su medio siglo en el trono que se conmemoró el pasado enero. Con la situación más controlada, la Familia Real al completo no ha querido perderse la Confirmación de la princesa Isabella, de 15 años, segunda hija de los príncipes herederos Federico y Mary, que se ha convertido en los últimos tiempos en la nueva estrella de Palacio y que ha protagonizado recientemente un posado donde ha demostrado que va camino de convertirse en la digna sucesora de su madre. Además, la jornada ha tenido un fuerte matiz histórico pues es la primera Confirmación de una princesa danesa en 60 años. La última ceremonia de estas características tuvo lugar el 24 de marzo cuando la reina Ana María, hermana de la monarca y, por tanto, tía abuela de Isabella, -entonces princesa de Dinamarca- recibió el sacramento en el mismo lugar.
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La ceremonia, en la que ha interpretado varias obras musicales el coro de la iglesia formado por 37 niñas, ha comenzado a mediodía de este sábado, pero desde minutos antes, los invitados han ido acercándose a la iglesia del Castillo de Fredensborg, la misma donde hace un año su hermano mayor y segundo en la línea de sucesión al trono, el príncipe Christian, confirmó su fe. Entonces, la normativa sanitaria impidió una celebración multitudinaria, pero pese a ello contó con la compañía de sus padres, de sus tres hermanos, sus primos, los príncipes Nicolás y Félix -hijos del príncipe Joaquín y la condesa Alexandra- y como no, de su abuela, la Reina. Este lugar fue el mismo en el que la Princesa fue bautizada en 2007.
Bajo un sol radiante, a las puertas del castillo se encontraba la Reina Margarita, que ha elegido para la ocasion un primaveral conjunto compuesto de vestido estampado y chaqueta en azul klein con tocado a juego. La soberana ha recibido a los miembros de su familia. En primer lugar, a su segundo hijo, el príncipe Joaquín, acompañado por su esposa, la princesa Marie, que ha elegido un favorcedor traje pantalón en color rosa con una diadema a juego. Han llegado acompañados por los hijos que tienen en común, los príncipes Henrik y Athena, y por los príncipes Nicolás y Félix, fruto del matrimonio anterior de Joaquín de Dinamarca con la condesa Alexandra. El segundo hijo de la monarca vive con su familia en París, donde trabaja como agregado de Defensa, pero han regresado a casa para estar en este gran acontecimiento familiar.
Posteriormente ha llegado la homenajeada. Isabella ha estado acompañada por sus padres y sus tres hermanos y todos juntos se han detenido para ser fotografiados por los reporeteros gráficos. La Princesa, con gran soltura y seguridad, ha posado como una profesional y de lo más sonriente. Ha elegido un total look blanco compuesto por traje de pantalón y un chaleco. Un conjunto que es de su madre y que esta ha usado en varias ocasiones. Un bonito homenaje para una Princesa que ha roto las reglas a la hora de vestir en este acto ya que es tradición que las damas de la realeza usen vestidos para su Confirmación. También ha llevado el pelo recogido por dos pasadores, zapatos de tacón alto de Jimmy Choo y un bolso oscuro. Como joyas, además de unos pendientes de perlas, Isabella ha lucido sobre la solpa de su chaqueta un broche de perlas y diamantes de la reina Alexandrine, su tatarabuela, que le regaló su abuela, la reina Margarita el día de su nacimiento.
Su madre, la princesa Mary, que no podía esconder su orgullo, ha optado por un vestido de manga larga en color anaranjado y diadema en color claro con redecilla. Con gran decisión, Isabella ha sido la primera en subir la escalinata para fundirse en un gran abrazo con su abuela, la Reina. No ha faltado en el posado la mascota de Palacio, un perro de raza dachshund, el más fiel compañero de la jefa del Estado que es uno más en las actividades reales.
En el desfile de invitados también se ha visto a las madrinas de bautismo de Isabella. Una de ellas es la reina Matilde de Bélgica, que según Billed Bladet no se quedó al almuerzo posterior. La esposa del rey Felipe se contagió de coronavirus hace una semana, pero ha logrado recuperarse para acompañar a su ahijada en este momento. Además, la Princesa tiene a otra royal como madrina, Alexia de Grecia, que es prima carnal de su padre y estaba hoy presente. El resto de sus guardianes espirituales, que tampoco han querido perderse la cita de este sábado, son la doctora Nadine Johnston, investigadora en la Universidad de Cambridge y amiga ínitma de la princesa Mary; Christian Buchwald, doctor en el Hospital Universitario de Dinamarca; Peter Heering, cuya esposa, Caroline, fue dama de honor en la boda de los herederos, y Marie Louise Skeel, muy amiga de la pareja.
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La Confirmación ha sido oficiada por monseñor Henrik Wigh-Poulsen, obispo de Aarhus, y ha sido estrictamente privada. La iglesia ha estado engalanada con una decoración floral en tonos pastel, violeta claro, rosa y crema para "evocar las sensaciones primaverales", según ha informado la Casa Real. Los arreglos estaban compuestos por hortensias -de la variedad conocida como Princesa de la Pasión ya que Mary de Dinamarca es patrona del Festival de las Flores de Odense-, paeon, lathyrus y ranunkel.
Según la prensa del país, tras el acto religioso, todos los invitados acudirán a una fiesta privada en honor de Isabella, donde está previsto que actúe en directo la banda Danseorkestret, un grupo muy conocido en el país. Antes, Isabella ha vuelto a pasar con su familia y ha contestado a las preguntas de los periodistas. Respecto a las sensaciones que ha tenido ha manifestado que "Es muy agradable, lo he estado esperando durante mucho tiempo y el servicio ha sido maravilloso". También se ha referido a su futuro de la siguiente manera: "Realmente no he pensado en eso todavía, pero afortunadamente queda mucho tiempo todavía".
El palacio de Fredensborg, donde ha tenido lugar el acto central del día, es de estilo barroco. Se encuentra en el lago Esrum, en la isla de Selandia y es la residencia de primavera y otoño de la Familia Real. Es utilizado por la Reina y sus familiares para las grandes celebraciones de la Casa Real como bodas, cumpleaños y otros festejos como ha sido esta Confirmación, un sacramento que en los países del norte de Europa tiene una gran importancia y marca el camino hacia la vida adulta de los jóvenes y, en este caso, también el institucional. En él se alojan los jefes de Estado que visitan Dinamarca en visita oficial.
Como muchos otros jóvenes de su edad que dan este paso, Isabella ha estado preparándose para este día. Hace un mes se la vio acudir a una misa en la iglesia de Garrison, en Copenhague, muy cerca de Amalienborg, la residencia real en la que vive, acompañada de su abuela la Reina, como parte de los preparativos para poder ser confirmada. Allí se encontró con el sacerdote Erik Norman Svendesen, que hasta el año 2018 fue confesor real y que la bautizó el 1 de julio de 2007.
En este día, donde ha estado rodeada de sus seres queridos, la princesa Isabella seguramente ha echado mucho de menos a su abuelo materno, John Donaldosn, de 80 años. La propia princesa Mary confirmó durante su reciente viaje por Bangladesh la notable ausencia. “Lamentablemente mi padre no puede venir. Acabo de volar a Asutralia con él y ya es una persona mayor que no está en las condiciones como para hacer un viaje largo hasta Dinamarca, pero estará con nosotros en nuestros corazones”, dijo a la revista danesa Billed Bladet. El padre de la princesa ha regresado a Oceanía donde viven sus otros hijos John, Patricia y Jane.
Sigue los pasos de otros royals adolescentes
Con el paso que acaba de dar, Isabella de Dinamarca se suma así a los príncipes de la nueva generación que también han recibido este sacramento. Además de su hermano, la princesa Leonor se confirmó mayo del año pasado, en 2020 lo hizo Sverre Magnus de Noruega y en 2019 la hermana de este, la princesa Ingrid Alexandra, futura reina noruega y primogénita de los príncipes Haakon y Mette-Marit.
Para la princesa Isabella, su Confirmación ha significado su debut, pero lleva siendo protagonista desde hace tiempo. Durante este último año y coincidiendo con la marcha del príncipe Christian a un internado del país, la segunda hija de los príncipes herederos se ha convertido en una especie de hermana mayor para los pequeños de la casa, los mellizos Vincent y Josephine, de 11 años. El mundo ha descubierto a una royal de gran belleza, que destaca por sus intensos ojos azules, que ha dado un paso al frente, que ya ha vestido de largo en Palacio, que posa como una modelo, a la que le encanta llevar anillos, pendientes grandes y gargantillas y que, al igual que ocurre con otras princesas de su generación, no duda en coger prestado del vestidor de su madre algunas prendas. A pesar de su juventud, cumplió 15 años el pasado 21 de marzo, tan solo unos días antes que la infanta Sofía,ya es toda una prescriptora de estilo, con sus primeros maquillajes adolescentes y sus sofisticados peinados con ondas y coletas tirantes.
Tras este paso, Isabella de Dinamarca tiene en el horizonte un nuevo reto. El próximo curso experimentará un gran cambio. Siguiendo los pasos académicos de la princesa Leonor, ella también dejará el nido y estudiará en un internado. Será alumna del Herlufsholm Gymnasium, situado en Naestved, a 120 kilómetros de la residencia en la que vive con su familia. En este colegio coincidirá con su hermano Christian que ya lleva un año matriculado.