Margarita de Dinamarca y toda su familia han vivido esta pasada noche un gran susto después de que unos ladrones accedieran al castillo de Marselis, la residencia de verano de la reina danesa. Aunque finalmente no ha habido que lamentar que el suceso haya ido a más, el incidente ha alertado no solo a la Casa Real, sino también a la policía y a las autoridades de la zona, tal y como han informado hace apenas unas horas varios medios de comunicación locales.
Según estos periódicos, el incidente se produjo de madrugada, concretamente pasada la una. Fue entonces cuando sonaron las alarmas del castillo, ubicado en Aarhus, y se avisó a la policía, que rápidamente acudió al lugar de los hechos. Allí descubrieron que varias personas habían accedido al interior de la residencia y que durante unos minutos habían permanecido ahí, aunque por el momento no ha trascendido si sustrajeron alguno de los objetos que se encontraban dentro de las numerosas estancias que forman parte de la propiedad. La policía no acudió sola, sino que se hizo acompañar por varios perros que rastrearon sin éxito.
Lo cierto es que ninguno de los miembros de la Familia Real danesa se encontraba en ese momento en el interior del castillo de Marselis, a diferencia de lo que sucedió hace ahora año y medio, cuando el príncipe Christian, el hijo mayor de Federico y Mary de Dinamarca, sorprendió a dos intrusos deambulando por los jardines del castillo de Gråsten, el lugar de veraneo de la pareja de herederos.
Ocurrió una noche del mes de julio, cuando el primogénito de los príncipes reparó en algo que le llamó poderosamente la atención: dos personas que no pertenecían al equipo de seguridad ni a la plantilla de empleados de la Casa Real se habían colado en la propiedad. Rápidamente avisó a los guardias del castillo que localizaron a los dos intrusos y les redujeron.
No es la primera vez que una Casa Real se ve afectada por una intromisión o un intento de robo. En el verano de 2018 -el mismo en el que ocurrió el episodio del castillo de Gråsten anteriormente relatado-, dos personas se llevaron varias piezas pertenecientes a la Corona Real sueca de la catedral de Strängnäs. La huida, por muy sorprendente que pueda parecer, tuvo lugar en barco, según relató la policía poco después a través de un comunicado que incluia las fotos de las joyas sustraídas.