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Los pandas, que se encuentran en peligro de extinción, siempre cuentan con una mano amiga en la realeza. La reina Sofía les tendió la suya por primera vez allá en 1978, cuando los osos se instalaron en el zoo de Madrid y encontraron en ella a su madrina histórica. Con el paso de los años y de las décadas estrecharon lazos protagonizando memorables escenas de cariño mutuo en cada encuentro. Y, como dicen que los amigos de mis amigos son también mis amigos, la reina Margarita, la princesa Mary y sus mellizos, los príncipes Vincent y Josephine, han entablado también amistad con ellos con ocasión de la inauguración del nuevo hogar para los pandas en el zoológico de Copenhague.
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Mary de Dinamarca se frotaba las manos, más que por frío (llevaba abrigo tipo batín y jersey de cuello alto) por emoción, a la entrada del parque al que regresaba para compartir como madre junto a sus hijos pequeños en la apertura pública de la nueva casa del panda lo ya vivido como princesa junto a la reina Margarita en la apertura oficial. La princesa Mary estaba ansiosa por presentarles a la pareja Mao Sun y Xing Er en sus nuevos aposentos de 1.300 metros cuadrados.
Margarita y Mary de Dinamarca, suegra y nuera, habían sido las encargadas de dar la bienvenida oficial a los dos nuevos residentes del parque zoológico recién llegados de China. Después de cortar la cinta roja con un aparatoso lazo, que parecía burlarse de Su Majestad y que arrancó a la soberana un gesto de qué le vamos a hacer con los brazos en alto, la reina Margarita pronunció un sentido discurso con menciones tanto a la princesa heredera Mary como al siempre recordado príncipe Henrik, que falleció el 13 de febrero del año pasado.
Con su marido, que pasó parte de su vida en Hong Kong, la reina Margarita visitó China en 2014. Fue durante esos cinco días de visita de Estado en los que la soberana danesa llegó a un acuerdo formal con el Presidente de China, Xi Jinping, sobre los dos pandas que ahora han llegado a Dinamarca para quedarse. Y hacer nuevos amigos.
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