Ha llegado la hora definitiva de la despedida a Henrik de Dinamarca. Ya no hay más ocasión para la reserva y todo el reino llora por última vez su pérdida: hoy las nubes cubren Copenhague en señal de duelo, hoy las coronas de flores evocan su excelencia por doquier, hoy la pena difícilmente contenida durante toda la semana desborda a la Familia Real de Dinamarca, que no puede aguantarse ni un sollozo más, ni disimular un gesto de consuelo más. Y cede a la tristeza en un íntimo funeral por el eterno descanso del alma del Príncipe en la capilla del palacio de Christiansborg, tal y como había sido su última voluntad.
La Familia Real de Dinamarca despide al príncipe Henrik en un funeral de carácter privado
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Largas colas en Dinamarca para dar el último adiós al príncipe Henrik
Seres queridos, amigos íntimos y miembros del Gobierno y autoridades, un total de sesenta asistentes, todos de riguroso luto, arropan esta mañana a la familia del príncipe Henrik antes de la ceremonia de cremación, pero durante el fin de semana fueron miles de daneses -cerca de los veinte mil, 19.356 cifra exactamente TV2 Lorry- los que expresaron su cariño al Príncipe haciendo colas infinitas para rendirle personal tributo en el tradicional Castrum Doloris. Todos se han despedido de Henrik de Dinamarca, incluso sus queridas mascotas. Como él hubiera querido.
Los perros salchicha del príncipe Henrik, que en vida compartieron foco en las distendidas vacaciones en Caix, en los señalados aniversarios de la reina Margarita y hasta en uno de los tapices Gobelinos del palacio de Christianborg, no han faltado a su amo en el momento final, como nunca él les faltó a ninguno de ellos en tantos años. La reina Margarita permitió asistir a Nelly, Tilla y Helike, los últimos tres fieles amigos del matrimonio, a una ceremonia en honor del Príncipe, según anunció la Casa Real danesa en su página oficial de Facebook, un Castrum Doloris para 200 invitados especiales.
Amigos, colaboradores y protegidos del príncipe Henrik tiñeron de negro el salón rojo de terciopelo del palacio de Christiansborg. Las personas especialmente invitadas visitaron por última vez a su amigo, colaborador y patrón en tantas causas antes de dar el más sincero pésame a sus hijos, los príncipes Federico y Joaquín, ambos de luto y con el semblante abatido, pero con la mano pronta y la sonrisa hospitalaria. Habían llegado al palacio en el automóvil de su padre, Krone 101, reviviendo el trayecto de su vida juntos. Porque Henrik de Dinamarca permanece vivo en el recuerdo.