Henrik de Dinamarca falleció a las 11:18 de la noche del martes en el Palacio Fredensborg de Copenhague acompañado por su esposa, la reina Margarita, y sus dos hijos, los príncipes Joaquín y Federico. Ahora la Casa Real danesa -que ha decretado luto hasta el 14 de marzo- ha comunicado a la prensa del país cómo será su último adiós, una despedida, como él, fuera de lo común: será incinerado, no recibirá un funeral de Estado y no descansará en el mausoleo real.
Los medios daneses informan que los restos mortales del Príncipe, por expreso deseo suyo, serán cremados en una ceremonia íntima y que a su funeral, que tendrá lugar el 20 de febrero a las 11 a.m. en la iglesia del Palacio de Christiansborg asistirán su familia y amigos más cercanos. Sus cenizas se esparcirán a partes iguales: una mitad en el mar danés y la otra mitad será depositada en los jardines privados del Palacio Fredensborg. En la rueda de prensa celebrada en la mañana del martes no se ha especificado quién estará presente en la ceremonia de cremación, ni si al funeral acudirán miembros de casas reales extranjeras. No se ha decidido aún si posteriormente se celebrara un funeral público.
En la mañana del jueves -momento en el que también se dispararán salvas en honor del Príncipe desde la isleta de Holmen- el cuerpo de Henrik de Dinamarca será trasladado del Palacio Fredensborg al Castillo de Amalienborg, residencia oficial de la Reina en Copenhague, un recorrido que acompañará la Familia Real. El viernes a las seis de la tarde el féretro será instalado en Christiansborg y desde el sábado hasta el lunes los daneses, que ya han estado depositando flores en la residencia real, podrán despedirse de él.
“De este modo queda descartado que el Príncipe sea enterrado en la catedral de Roskilde, tal y como es tradición entre los miembros de la Casa Real danesa”, publican los medios del país poniendo fin a un debate que comenzó el verano pasado, cuando el propio Henrik dijo públicamente que no deseaba ser enterrado al lado de su esposa. "Si la Reina quiere que me sepulten junto a ella, debe hacerme rey consorte, eso es todo”, advirtió en una entrevista plagada de frases polémicas que provocó que la Familia Real revelara el pasado septiembre que sufría demencia. En ese momento comenzaron las especulaciones sobre el deseo de Henrik de ser enterrado en su Francia natal, unos rumores que la Familia Real cortó por completo: “Se ha sugerido en diversos medios que el Príncipe podría ser enterrado en Francia, esto no es cierto. El Príncipe ha trabajado más de 50 años para Dinamarca y será enterrado en Dinamarca, aunque las circunstancias están por determinar”, se advirtió desde el canal oficial el pasado agosto.
Ahora, que tristemente se conocen los últimos deseos de Henrik, parece que ambos estaban en lo cierto: él no será enterrado en el mausoleo de la Familia Real danesa, para lo que ya se había encargado un sarcófago doble al escultor Bjørn Nørgaard, pero parte de sus restos sí descansarán en tierras danesas, concretamente en su querido hogar, ese al que se trasladó en sus últimas horas de vida. La otra parte de las cenizas del conde de Monpezat viajarán por el mar, igual que hizo el marido de la Reina durante toda su vida entre Francia, Vietnam, Argelia, Dinamarca o Egipto, lugar en el que pasó las que fueron sus últimas vacaciones el pasado enero y de las que ahora la Casa Real ha publicado una instantánea.
Estos deseos están siendo de lo más comentados en Dinamarca. El medio BT habla de una “llamativa elección sin precedentes en la historia de la Familia Real” en una noticia en la que Søren Jakobsen, autor de varios libros sobre la casa real, afirma que es “sorprendente” y ve “influencias de las religiones orientales en el hecho de sus cenizas sean esparcidas al mar, mientras que la decisión de que una parte permanezcan en Fredensborg es una señal de que pertenece a la familia y a Dinamarca”. “Sería muy diferente, por ejemplo, si hubiera querido ser enterrado en Francia”, añade.
Paralelamente se ha abierto el debate de si lo apropiado para el marido de la Reina no hubiera sido hacer un funeral de Estado en vez de la ceremonia más pequeña, privada y familiar que se está organizando. El citado experto señala en Ekstra Bladet que esta sería una forma de cumplir los últimos deseos de Henrik de forma diplomática. “Probablemente con esto quería decir que se merecía algo más”, señala Jakobsen que ve en este gesto una reclamación “silenciosa”. En definitiva, Henrik de Dinamarca se marcha como vivió.