Las maravillosas fotos de una cena real, pero sobre todo de una cena de amigos
Federico y Mary de Dinamarca cerraron su primer día de visita con una velada junto a Victoria y Daniel de Suecia en el Eric Ericson Hall, en la isla de Skeppsholmen, de Estocolmo
Federico y Mary de Dinamarca cerraron la primera jornada de su visita oficial a Suecia como se debe. Esto es, con la ineludible cena real, que anoche fue también una cena de amigos. Una maravillosa velada, en la que no faltó por supuesto la idiosincrasia de la realeza, las sedas, los encajes y los brillantes, pero que, por encima de tales majestuosidades, se distinguió por el derroche de afectos en la buena compañía de los príncipes Victoria y Daniel en la sala de conciertos del Eric Ericson Hall, en la isla de Skeppsholmen, de Estocolmo.
No se molestaron en disimular la ilusión que les hacía encontrarse de nuevo, aunque fuera dentro del marco de su actividad oficial, y más allá de una buena amistad trascendía, con verdadero sentimiento, la familiaridad en cada gesto, en cada palabra. Lo dejaron patente por pasiva y por activa: “Hemos venido mucho y de buena gana”. No se puede decir ni más alto, ni más claro.
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La buena sintonía se percibió también en el esmero de sus atuendos. El príncipe Federico y el príncipe Daniel parecían hermanos gemelos separados al nacer vestidos para la ocasión con trajes de color azul eléctrico prácticamente idénticos, a excepción por la botonadura simple de uno y cruzada de otro, que combinaron con corbatas estrechas en marino y zapatos negros de cordones, y posando para los reporteros gráficos en la misma posición de brazos.
Las damas dieron a la noche la variedad que, en las citas de etiqueta, a los caballeros les está negada. La princesa Mary dio una lección de elegancia con la exquisitez de los encajes de un vestido gris azulado, con el minimalismo de unos zapatos salón a tono y de un bolso de mano más azul cielo que gris nube, sin olvidar la distinción de sus pendientes Lotus, creados expresamente para ella por la diseñadora de joyas Marianne Dulong, mientras que la princesa Victoria vistió el encuentro real de alegría, con la alegoría de la primavera de un vestido estampado de motivos florales, confeccionado con el frescor de la seda y realzado con el vuelo de la falda plisada. Galas para una cena real, pero que era sobre todo una cena de amigos.
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