Doña Letizia debutó como futura Princesa de Asturias en la boda de Federico y Mary de Dinamarca siendo una de las pocas invitadas que no lució tiara, sin embargo, once años despues, la Reina debuta como soberana (y de nuevo en Copenhague) estrenando una pieza muy especial, la diadema 'Princesa' que le regaló el Rey Felipe. Un aderezo que ha esperado desde el año 2006 en el joyero real a que se diera un cita histórica: el 75 cumpleaños de la Reina Margarita de Dinamarca.
Así que el debut de la reina Letizia ante la realeza europea, ha tenido una protagonista largamente esperada. La tiara fue realizada en oro blanco con pequeños roleos en media luna, lleva engastados cuatrocientos cincuenta diamantes talla brillante y cinco pares de perlas australianas, que van en disminución de tamaño, pero que se distinguen por su forma exacta y perfecta al haber sido elegidas entre 3.000 gemas.
“La tiara de doña Letizia es importante, pero no llamativa. El diseño es sencillo y moderno y las perlas y los diamantes pueden usarse siempre. Son un complemento perfecto para las grandes ocasiones. En nuestra opinión, podrá llevar esta diadema en cualquier celebración de gala”, añadió en su momento Elena Mato Ansorena, directora de la joyería que creó la pieza.
Como complemento a esta pieza -cuya parte central, que es desmontable y ha usado con frecuencia como broche para la sujeción de su banda, recrea el emblema heráldico de la dinastía Borbón- la Reina ha lucido un par de pendientes, también compuestos por oro blanco, diamantes talla brillante -uno de ellos montado en doble chatón- y perlas australianas, que se alargan o acortan según el acto al que asista.
Continuando por la apuesta de oro blanco y diamantes, doña Letizia lució el brazalete 'Art-deco'. Un diseño de Cartier inspirado en las columnas griegas, que se trata de un modelo antiguo —fuera de catálogo— que, se dice, pertenece a doña Sofía. También ha llevado su anillo de Bvlgari de oro blanco y diamantes.
La Reina ha lucido un vestido de Felipe Varela -cuya falda estaba compuesta por capas terminadas en ondas- blanco y negro con motivos florales. Tanto para los zapatos, tipo peep toes como nos tiene acostumbrados, como para el bolso doña Letizia apostó por el color negro, igual que el mantón de Manila que colgaba en su brazo, listo para protegerse del frío en una noche en el que el termómetro no alcanzó los trece grados en la capital de Dinamarca. La única nota de color este look bicolor, lo pusieron los ojos de doña Letizia también, maquillados en violeta y dejando que los labios lucieran en un tono más natural.
En la mesa presidencial dispuesta en el Gran Salón del Palacio de Christianborg, doña Letizia se sentó al lado del Gran Duque Enrique de Luxemburgo y de Felipe de Bélgica, dos soberanos que estaban celebración por doble motivo ya que el Rey de los Belgas ha cumplido los 55 años el 15 de abril, miemtras que el monarca de Luxemburgo -que acudió sin su esposa- cumple los 60 años el 16 de abril, el mismo día que la anfitriona de la noche.
Los pasos de doña Letizia en Copenhague nunca pasan inadvertidos ya que la capital danesa se ha convertido para ella en un sinónimo de estreno. Si en la boda de los Príncipes Herederos fue el Teatro Real el escenario de su debut ante el resto de Casas Reales europeas como futura Princesa, en esta ocasión ha sido el Palacio de Christianborg el que la ha recibido como Reina de España estrenando una pieza única.