Con la llegada de la Navidad, los reyes Felipe y Matilde van a lograr reunir a sus cuatro hijos. Ha sido un año en el que la princesa Eléonore, la pequeña de Palacio de 16 años, se ha quedado sola en Palacio con sus padres. Sus tres hermanos mayores, la princesa Elisabeth, heredera al trono, el príncipe Gabriel y el príncipe Emmanuel, han seguido o comenzado con sus estudios en el extranjero. Siguiendo la costumbre, los tres mayores regresarán a Bélgica para participar de las tradiciones que huelen a canela y saben a pan brioche y donde el país se inunda de mercadillos, pistas de patinaje sobre hielo, iluminación, abetos y gastronomía típica.
La princesa Elisabeth, duquesa de Brabante, (23) es las que se encuentra más lejos de casa. Arrancó el pasado septiembre un máster en Políticas Públicas en la prestigiosa universidad de Harvard (Estados Unidos), después de haber hecho la carrera en Oxford (Reino Unido). Su hermano Gabriel, de 21 años, ha iniciado su formación en el Ejército y está realizando un Erasmus en la Academia Militar de Saint-Cyr Coëtquidan de Francia. Por su parte, Emmanuel, de 19 años, se encuentra formándose lingüística y deportivamente en una academia en el extranjero. Éleonore estudia en la Escuela Internacional de Bruselas.
Cabe esperar que, como es costumbre, el pistoletazo de salida de las celebraciones más entrañables del año tengan lugar en el Palacio de Laeken, la residencia del monarca. También suele suponer la difusión un nuevo retrato familiar, a través del cual, año tras año, vemos la evolución de la familia, en especial, la de los más jóvenes a los que hace meses que no vemos. Los Reyes acaban de cumplir sus bodas de plata (se casaron el 4 de diciembre de 1999) y ya son once los que Felipe lleva ejerciendo como monarca de los belgas.
El árbol de 20 metros
La Navidad da comienzo en Bélgica con el gran abeto iluminado frente al Palacio Real. Un pino natural de considerable altura (puede llegar a medir hasta 20 metros) y gran envergadura. En años pasados provenia de la aldea de Küchelscheid, en el municipio de Butgenbach, y fue un regalo de la provincia de Luik. El fabuloso ejemplar se ilumina cada noche con miles de pequeñas luces.
El concierto con Belén a tamaño natural
Como decíamos, la Familia Real belga oficializa la llegada de la Navidad con el gran concierto que nos sirve para ver cómo han cambiado los hijos del monarca. No solo supone el regreso de la heredera al trono, sino volver a ver en casa a sus hermanos Gabriel y Emmanuel. Si siguen el programa de otros años, los seis posarán junto al gran Belén a tamaño natural y los árboles de Navidad, en una imagen que ha ido cambiado con el paso de los años, pues antes, además del Rey, la Reina y sus hijos, también estaban los reyes Alberto y Paola así como los príncipes Laurent y Astrid, hermanos del monarca, acompañados por sus consortes y algunos de sus hijos.
Las actuaciones de los pequeños de Palacio
En 2020, un año que quedará para siempre grabado en la memoria por los estragos de la pandemia por coronavirus, los hijos pequeños del Rey, los príncipes Emmanuel y Eléonore demostraron sus dotes con el saxofón y el violín, respectivamente. La benjamina de Felipe y Matilde de los belgas ya destaca por su estilo elegante y sofisticado y ha acompañado a sus padres a actos públicos como el de julio de 2023, cuando se trasladó a Motril (Granada) para rendir un homenaje al rey Balduino, al que también acudió la reina Sofía.
La visita a un comedor social
Algunos años, en las vísperas de Nochebuena, los Reyes solían acudir a comedores sociales para compartir mesa y mantel con personas en riesgo de exclusión social. En 2019 acudieron al centro Sauverdias en Jambes, una ciudad valona del sur del país, para tomar una reconfortante crema de calabaza con los usuarios que se ven abocados a usar este servicio. Además de tomar el almuerzo, se adentraron hasta las cocinas para saludar personalmente a los cocineros y asistentes.
Mercadillos e iluminaciones de lo más evocadoras
Bélgica en Navidad se transforma con sus famosos mercadillos. Además de los de Bruselas, con los puestos en la Grand-Place, son famosos los de la hermosa ciudad de Brujas, donde destaca el chocolate y la cerveza de Navidad, el de Gante, con 150 puestos de madera que dotan a la ciudad medieval de un encanto especial. La pista de hielo, los árboles de Navidad, los tiovivos y una iluminación de lo más cuidada, son parte del encanto de este país en esta época.
La familiar felicitación y el discurso del Rey
La Casa Real belga apuesta por felicitar las Fiestas con tarjetas con imágenes de lo más familiares. Los Reyes suelen aparecer con sus cuatro hijos y en la instantánea también hay hueco para sus mascotas. Días más tarde, el día 25 a mediodía, Felipe de los belgas ofrece su tradicional discurso a la nación, en una intervención que es emitida a las televisiones belgas. Año a año, el monarca suele hablar a sus ciudadanos desde la misma sala de Palacio, ante un gran árbol ricamente decorado con bolas doradas y junto a una espectacular chimenea.
Los banquetes y el ‘cougnou’
La Navidad en Bélgica no difiere demasiado de las costumbres españolas. Nochebuena y Navidad se celebran a lo grande con un banquete que suele tener entrantes y un plato principal que puede ser faisán, pavo, pescado o marisco. Como postre, crema de mantequilla y el chocolate que tan famoso han hecho al país a lo largo y ancho del mundo en forma de árbol de Navidad. Año Nuevo se celebra de manera más festiva y callejera y deseando Feliz Año y dando tres besos en la mejilla. Si en España el Roscón de Reyes es el dulce estrella, en Bélgica es el cougnou, un bollo que se desayuna el día 25 que tiene forma de Niño Jesús o de una cuna sobre la que reposa una figurita del Mesías recién nacido. Suele tomarse con una buena taza de chocolate caliente para coger fuerzas antes de abrir los regalos.
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