Cristóbal Balenciaga es la serie que Disney + acaba de estrenar y que se centra en el diseñador de moda nacido en Getaria (Guipuzcoa) considerado como el creador más importante de la alta costura. Una personalidad tan enigmática como creativa, celoso de su intimidad, perfeccionista y exigente a partes iguales y un personaje que pese a su gran influencia en la moda sigue siendo un gran desconocido. El actor Alberto San Juan dan vida al modista vasco que triunfó en París y que en 1960 recibió el encargo más mediático de su vida: hacer el vestido de novia de una Reina.
El capítulo 5 de la ficción se centra en como Fabiola de Mora y Aragón acude a la masion para que le haga el traje con el que se casaría con el rey Balduino de los belgas. La elección del couturiére español no fue fruto del azar ni de las modas. Cristóbal Balenciaga ya triunfaba con sus diseños, pero en casa de la futura reina Fabiola era un viejo conocido y fue una forma de cerrar el círculo pues, la abuela de la Reina, la VII marquesa de Casa Torres, quien veraneaba en Getaria y la vecina Zarautz, como muchos de los aristócratas de la época, vio las dotes para la aguja del hijo de un pescador y de una de sus costureras.
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El Cristóbal adolescente soñaba con dedicarse a la moda y hacía dibujos de prendas de vestir. La marquesa le puso a prueba y le mandó que copiara uno de sus mejores vestidos. El resultado fue tan impactante que ejerció de mecenas y la marquesa se convirtió en una de sus mejores clientas. No hay duda que la abuela de Fabiola de Bélgica vio en él su gran potencial, así que el nombre de Cristóbal Balenciaga nunca dejó de sonar en casa de la futura Reina, interpretada por Belén Cuesta. Caprichos del destino, el actual Museo Balenciaga se encuentra en el Palacio Aldamar, la residencia de los abuelos de Fabiola en Getaria.
Fabiola era la novia del siglo. España estaba entusiasmada con su boda y para evitar a la prensa y más revuelo mediático del necesario, las pruebas del vestido se hicieron en el domicilio de Balenciaga en lugar de en su taller de Madrid para que el secreto mejor guardado de toda novia no fuera desvelado antes de tiempo. Fabiola acudía desde el Palacio de Zurbano de Madrid, entonces residencia de sus padres los marqueses de Casa Riera, Gonzalo de Mora y Fernández Riera y Blanca de Aragón y Carrillo de Albornoz Barroeta-Aldamar y Elío. En la actualidad, la propiedad de estilo clásico fue vendida por la familia en 1986 al Estado español y es propiedad del Ministerio de Fomento.
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En la serie se muestra parte del proceso de confección de un diseño en satén de color marfil y visón blanco, con cuerpo ajustado, escote barco y manga japonesa, tan del gusto del genial creador. El traje va guarnecido con una aplicación de piel perfilando el escote, la cadera y la cola, que arranca de la línea de los hombres por la espalda para mostrar toda su extensión. Hay que recordar que los reyes belgas se casaron en Bruselas en diciembre, lo que seguramente hizo a Balenciaga poner los apliques de piel.
Para elaborar el icónico diseño, que no ha pasado de moda pese a tener ya 64 años, se usaron 24 metros de seda de Jorge Fábregas de Barcelona. En la confección colaboraron las costureras Felisa Irigoyen y las hermanas Carriches Urías. La reina donó su vestido a la Fundación Balenciaga, quien en 2003 inauguró el Museo del mismo nombre.
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