Después de ocho días ingresado, Alberto de Bélgica ha sido dado de alta. A los 89 años, el que fue monarca del país europeo durante una década (entre 1993 y 2013), ha salido a primera hora de la tarde de la clínica universitaria de Saint-Luc (Bruselas) para continuar con la recuperación ya en la tranquilidad del castillo de Belvédère y bajo la mirada de sus médicos, según han confirmado fuentes de Palacio. Poco antes de que el reloj marcara las 16h se ha producido la primera imagen del padre del rey Felipe de los belgas tras su último problema de salud.
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Alberto II se ha mostrado muy animado a las puertas de la clínica. Con pantalón marrón, chaqueta azul marino, camisa de rayas y un bolso cruzado, ha salido caminando con ayuda de un bastón hasta el coche, en el que se ha subido mientras saludaba con la mano a los allí presentes. Ha estado acompañado por varios médicos y por la reina Paola, quien no se ha separado de su lado durante la convalecencia. También muy pendientes han estado sus hijos, que lo han visitado en el hospital. El Rey incluso canceló los compromisos que tenía el día del ingreso para estar junto a su progenitor.
El sexto monarca belga acudió al hospital el 27 de junio después de encontrarse mal. Desde el Palacio Real explicaron que presentaba "signos de deshidratación" y que estaba siendo sometido a varias pruebas. Según indicaron los portavoces reales en las primeras horas de ingreso, estaba "consciente" y las noticias eran "tranquilizadoras", pero optaron por la precaución dada la avanzada edad de Alberto II. "En consulta con los médicos, se decidió no correr ningún riesgo y extender la estancia en el hospital", aseguraban. Más tarde se conoció que el ingreso tenía que prolongarse por una infección en la sangre.
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La última aparición pública de Alberto de Bélgica se produjo el 3 de junio, cuando acompañó a su esposa a entregar un diploma a los jóvenes artistas que finalizaban su formación en la Queen Elisabeth Music Chapel, fundada en 1939 por la abuela de Alberto II, que era, como él, gran amante de la música. La institución tiene como presidenta de honor a la reina, que se mostró emocionada por lo mucho que el organismo está creciendo y el impulso que da a los jóvenes talentos. "Mi mayor deseo es que el nivel de excelencia de la Capilla de la Música ayude a los jóvenes talentos a dar lo mejor de sí mismos y a crear una élite musical internacional, más allá de fronteras y culturas", aseguraba