Cuando Delphine Sajonia-Coburgo y Gotha tenía diecisiete años, soñaba con ser diseñadora de ropa. La aristócrata entró al Chelsea College of Arts, en Londres, con la idea de aprender el oficio de la moda. “El primer proyecto que me encargaron en la universidad fue diseñar sujetadores y ropa interior. Lo hice fatal. Yo quería crear vestidos bonitos, no bragas”, recuerda Delphine, que en 2020 fue reconocida como hija legítima del Rey Alberto II de Bélgica y recibió el título de princesa y el tratamiento de alteza real. “Diseñé unas prendas metálicas, al estilo de Madonna, y fue un absoluto desastre. Me di cuenta de que era muy difícil trabajar con el cuerpo humano y que la moda no era para mí. Así que me dediqué al arte”.
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Hoy, la princesa Delphine tiene cincuenta y tres años y es una artista consagrada en su país: escultora, artista plástica… Y, ‘gracias’ a la pandemia, se ha animado a volver a su primer amor: la moda. Durante los meses del confinamiento, creó una colección de vestidos, pintados a mano y elaborados artesanalmente en talleres belgas, que tienen mensajes de optimismo y esperanza para hacer frente a estos tiempos tan difíciles. “Nunca te rindas”, “Amor”… Cada traje tiene un sentido. “Me encanta la idea de que la gente pueda vestir mi arte, y que les sirva para sentirse cómodos y protegidos para enfrentarse a los desafíos de la vida”, explica la hermana del Rey Felipe de los Belgas en conversación con ¡HOLA!
-Delphine, ¿cómo tuvo la idea de diseñar estos vestidos?
-Cuando estalló la pandemia y se declaró el confinamiento, me costó mucho. Básicamente, entré en pánico. Mis hijos tuvieron que volver a casa, sin clases, y yo soy una pésima maestra. Me cuesta mucho leer y escribir, así que entré en pánico. Creo que nos pasó a todos. No podía ir a mi taller, así que me puse a hacer todo tipo de cosas. Tenía tanto miedo e incertidumbre que decidí empezar a diseñar vestidos con la idea de usarlos cuando terminara la pandemia. Me dije a mí misma: “Voy a crear ropa para cuando pueda volver a salir a la calle”. La ropa te da energía, te hace sentir bien, te da confianza. Así que me puse manos a la obra. Todo está fabricado en talleres belgas. Y está funcionando muy bien. No es una producción masiva, son piezas de arte que vienen con su certificado. Son bienes de lujo, son caros, pero porque hacerlos cuesta tiempo y dinero. Cada vestido está hecho a mano y cada uno es único. Son simples y están disponibles en todas las tallas, para todos los cuerpos femeninos.
“Yo creo mucho en el humor y en no tomarse demasiado en serio nada, ni siquiera a uno mismo”
-Y cada vestido viene con un mensaje…
-Un vestido es sobre la vida y sobre no rendirse. Otro es sobre el humor, yo creo mucho en el humor y en no tomarse demasiado en serio nada, ni siquiera a uno mismo. La risa es una gran medicina. Y otro se llama “Blah Blah” y es sobre hablar, comunicarse. Las mujeres disfrutamos mucho hablando. La idea es hacer más vestidos, con nuevos mensajes.
-Las palabras son muy importantes para usted. ¿Por qué?
-Porque las palabras y las frases tienen un enorme poder. Cuando alguien te dice algo bonito, te sientes genial. Y cuando alguien te dice algo horrible, te puede romper. Un insulto o una palabra desagradable te puede marcar y se puede quedar en tu cabeza por el resto de tu vida. Por eso me parece tan interesante el poder de la palabra. Además, soy disléxica, así que cuando veo una palabra o una frase, primero reparo en su diseño. Cuando veo una letra, no veo el significado, sino su belleza. Veo cosas en ellas que otros no ven.
-¿A qué mujer le gustaría ver llevando sus diseños?
-A mujeres que lleven mi ropa porque les gusta, porque les parece interesante, y no porque es lo que se supone que deben hacer o por estatus. Hay mujeres que llevan algo porque ven que otras lo llevan. A mí me gustan las que se visten con lo que realmente quieren.
-¿Y a qué mujeres admira?
-No les puedo poner nombre, pero me gustan las mujeres que son fuertes y femeninas, que tienen fuerza pero también empatía y amabilidad.
-¿Cómo se siente ahora que puede llevar su verdadero apellido?
-Me siento cómoda porque es quien soy y de donde vengo. Lo siento como algo natural. Se siente extremadamente natural porque ese es mi apellido y siempre lo ha sido. La única diferencia es que ahora es legal y público.
“Yo me siento exactamente igual, soy la misma persona, pero me doy cuenta de que ahora la gente se comporta diferente conmigo”
-¿Cómo ha cambiado su vida ahora que es princesa?
-Yo me siento exactamente igual, soy la misma persona, pero me doy cuenta de que ahora la gente se comporta diferente conmigo. Dedico mucha energía a intentar que nadie se sienta incómoda cuando está conmigo.
-Entonces la gente ha cambiado más que usted…
-Sí. Yo sigo siendo la misma, pero la gente me ve de manera diferente.
-Este año participará por primera vez en el Día Nacional de Bélgica, junto al resto de miembros de la Familia Real. ¿Llevará uno de sus vestidos?
-No, no creo que sea apropiado. Me encantaría, porque es importante que la ropa hable sobre mí, pero mis vestidos no son apropiados para una ceremonia como la del Día Nacional. No llevaré una prenda mía, pero sí de jóvenes diseñadores que merecen nuestra atención. Son belgas, naturalmente. Mi vestido y mi sombrero serán de la firma Erratum fashion. La diseñadora, Siré Kaba, es una joven de origen africano que vive en Bruselas y es muy talentosa. Mi hija la ama. Las mujeres que la ayudan en su taller son personas con necesidades, que no encontraban trabajo. Ella les da trabajo para incorporarse al mercado laboral. No solo produce ropa, hace algo más. Llevar una prenda de ella será un orgullo porque detrás de sus diseños hay una misión muy importante. Mis zapatos serán de Morobé y mi bolso, de Awardt/Weis&Else. Todos son diseñadores jóvenes y belgas.
Los vestidos de la princesa Delphine de Bélgica están disponibles en www.delphinedesaxecobourg.com