A principios del pasado mes de octubre, un juez del Tribunal de Apelación de Bruselas decidió que Delphine Boël debía ser tratada como Alteza Real y recibir el título de princesa. También sus hijos, Joséphine, de 16 años, y Oscar, de 12, tenían derecho a ello. Era una aspiración de la artista que había confiado a su abogado, Marc Uyttendaele, con la esperanza de poder llegar a asumir el apellido de su padre, Alberto de Bélgica, así como aquellos derechos que consideraba que le pertenecían.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Delphine Boël rompe a llorar al pronunciar sus primeras palabras como princesa de Bélgica
Pues bien, Delphine Boël no ha tardado en hacer efectivos sus títulos y ha empezado con sus seguidores. Ahora se presenta en sus redes sociales como Delphine de Sajonia-Coburgo en lugar de Delphine Boël. Su denominación, la forma de dirigirse a ella, ha cambiado, pero no así el contenido de su perfil, en el que sus obras, sus exposiciones y, cómo no, las instantáneas que se hizo con su hermano Felipe durante el encuentro que mantuvieron por primera vez a mediados de octubre, siguen siendo la tónica dominante.
Cabe recordar que el monarca belga conoció a su hermana dos semanas después de que esta obtuviera su título de princesa. Ambos posaron y emitieron un comunicado juntos que se encargó de distribuir la Casa Real de Bélgica. "El viernes 9 de octubre nos encontramos por primera vez en el Castillo de Laeken. Fue una reunión cálida. Esta extensa y especial conversación nos dio la oportunidad de conocernos. Hablamos de nuestras propias vidas y nuestros intereses comunes. Este vínculo seguirá desarrollándose en un contexto familiar", rezaba el texto, rubricado por el rey Felipe y por Delphine.
Días más tarde llegaba otro encuentro esperado: el de Delphine Boël con su padre, Alberto de Bélgica, y la mujer de este, Paola. El castillo de Belvédère fue en esta ocasión el escenario elegido para la reunión, que también originó el correspondiente mensaje institucional desde palacio. "Se ha abierto un nuevo capítulo, lleno de emociones, tranquilidad, comprensión e, igualmente, esperanza. Cada uno de nosotros ha podido expresar con serenidad y empatía sus sentimientos y vivencias. Después de las polémicas, las heridas y el sufrimiento vienen tiempos para el perdón, la curación y la reconciliación. Este es el camino, paciente y a veces difícil, que hemos decidido tomar juntos. Estos primeros pasos allanan el camino que a partir de ahora nos corresponde continuar", firmaron entonces.
Fue el pasado mes de enero cuando Alberto de Bélgica admitió, a través de su abogado, que Delphine Boël era su hija biológica. Un reconocimiento que llegaba después de años de lucha legal por parte de la artista belga y que ponía fin a una reclamación que se inició a finales de los años 90. "Su Majestad el rey Alberto II tiene constancia de los resultados de la muestra de ADN a la que se prestó a petición del Tribunal de Apelaciones de Bruselas. Las conclusiones científicas indican que él es el padre biológico de la señora Delphine Boël", comenzaba diciendo un comunicado que marcó un antes y un después en la historia de la monarquía del país.