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El rey Felipe de Bélgica no para quieto. Lejos de conformarse con gobernar, el hijo de Alberto II no ha dudado en practicar varias aficiones a lo largo de su vida. En 2014, poco después de ser proclamado rey, comenzó con la pintura. Consiguió dominar con tanta maestría el arte, que ha podido dibujar un fiel retrato de su hija Elisabeth. Pero esta actividad casi parece demasiado pasiva comparado con el resto de hobbies que practica: también es un gran deportista que participa en carreras solidarias, ¡y hasta es capaz de hacer kitesurf! Aunque como padre de familia, como más le gusta emplear su tiempo es junto a sus hijos y su mujer, Matilde de Bélgica, haciendo actividades al aire libre, como realizar el Camino de Santiago. Por su sesenta cumpleaños tuvo la genial idea de invitar a otros cien sexuagenarios belgas a celebrarlo con él en mayo, pero dadas las circunstancias quizás se deba posponer la singular fiesta.